Crónica anterior.
   
Programación noviembre/2017

 

Bogotá, noviembre 19 de 2017.

Nuestra tercera visita a La Victoria, ¿un pueblo que no existe?.

Hoy los ciclistas desaparecían mágicamente en la espesura de la densa niebla.

Las aplicaciones  satelitales como Waze y Google maps se han convertido en una ayuda de vital importancia  para ubicarnos o para encontrar algún sitio en el mapa del mundo. Nuestra ruta para hoy nos llevaría a un pueblito llamado La Victoria al cual habíamos llegado en nuestras bicicletas en junio de 2013 y en septiembre de 2014, sin embargo no habíamos podido ubicarlo en el mapa; si Uds.intentan buscar en Google maps “La Victoria” fracasarán, en esa aplicación no existe esa población. ¿Entonces las dos veces anteriores fuimos a un pueblo fantasma?.

Pese a Google les podemos jurar que La Victoria SI EXISTE. Es un poblado que no alcanza la categoría de municipio, ni tampoco clasifica como vereda  ni como corregimiento, por lo cual está  catalogada como una Inspección Municipal y pertenece a la Alcaldía del Municipio de El Colegio (Mesitas del Colegio). Su autoridad es el Inspector de Policía. Si aún tienen dudas sobre su existencia en los siguientes renglones aportaremos pruebas fehacientes sobre la existencia de la Victoria Cundinamarca, población que borraron del mapa los amigos de Google Maps.

El sitio de encuentro definido para hoy era en la estación Mobil de Chusacá cerca al desvío para Sibaté por la vía a Melgar. Como quiera que llegar a ese punto, aún en un fin de semana sin puente, es bastante complicado por el tráfico entre La Sevillana y Soacha, tenemos que salir de Bogotá en los vehículos entre 6 y 15 a.m. para llegar a las 7:15 al sitio de parqueo.

Ayer fue un día pasado por agua  pero hoy los dioses de la lluvia volvieron a ser nuestros fieles aliados dominicales. Al llegar a Soacha algunos nubarrones amenazaban pero estábamos seguros de que solo “chicaneaban”. Como no fue posible el parqueo en la estación Mobil, don Guillermo nos consiguió un pequeño parqueadero ubicado a 50 mts en donde nos acomodamos.

Hasta allí llegaron nuestro conductor elegido de la fecha Rafael Ángel y su esposa, con la camioneta cargada de refrigerios para 25 pedalistas por si las moscas. Rafa trajo bananos, galletas, bocadillos chocolatines para todos y para repetir.

Con un grupo grupo conformado por 18 ciclistas salimos en busca de “La Victoria”, llegó la hora de demostrarles que si existe. Dos kilómetros adelante tomamos la vía al Salto de Tequendama y comenzamos el descenso, por la vía recién repavimentada. Durante la primera parte del descenso, hasta encontrar el antiguo hotel del salto y la otrora cascada que atraía a poetas y a suicidas, nos acompaña el “rio Bogotá”, un pozo de aguas negras que hiede. Era aquel mismo rio Funza que nace en el Municipio de Villapinzón en el páramo de Guachene y que después de hacer un apacible recorrido de más de 100 km,  durante siglos llevó vida a los verdes campos del altiplano cundinamarqués.


Qué tristeza  hoy es un rio muerto que arrastra su cadáver plagado de desechos hasta las poblaciones de la zona del Tequendama. A su paso entre Chocontá, Bogotá y Soacha lo asesinamos con los desechos de las curtiembres y las basuras y alcantarillados; el represamiento en el Muña y la planta del Charquito lo acabaron de rematar. Ver video contaminación Rio Bogotá>>

Pasando el salto el olor nauseabundo desaparece, no porque el rio se oxigene con la caída de más de 150 metros, sino porque afortunadamente para nosotros toma un rumbo diferente a la carretera por la que continuamos descendiendo, hoy poblada de ciclistas.

Aproximadamente en el kilómetro 17 encontramos el desvío para tomar la vía a La Victoria, al lado del parador de arepas y viandas llamado El Pin. Ese sitio si aparece en el mapa e igualmente la carretera secundaria que tomamos. Aunque no llueve la vía está mojada y la neblina justo comienza a aparecer. Nobile, Marcolino, Guillermo y Alberto paran en el Pin para degustar las arepas, mientras Giaco toma la iniciativa  para iniciar el camino en vista de que nos estamos demorando. Nos esperan 13 kmts larguitos de repechos pero son casi en su totalidad en bajada no pronunciada.


Por las anteriores dos visitas a la Victoria sabemos que a mitad de camino encontraremos un tramo destapado de casi un kmt, antes de comenzar pactamos que si ese paso está muy feo por el invierno nos devolvemos y bajamos a Santandercito para compensar. La niebla comienza a dificultar la visibilidad hasta llegar al punto de que los ciclistas que van tres metros adelante desaparecen en la espesa bruma cuyas partículas de agua nos humedecen como si estuviera lloviznado. La vegetación a lado y lado se ve cargada de agua, por momentos evoco el paisaje de la subida  al páramo de Letras o de los bosques de niebla de la Aguadita camino a san Miguel. Pasamos el kmt 6 y encontramos un sector adoquinado en buen estado que pasamos sin dificultad, siempre limitados en velocidad por la niebla. Ese era el mismo tramo que hace dos años estaba destapado, los ingenieros hicieron un excelente trabajo en esa zona inestable de la vía.

En el kmt. 13.6 avistamos el aviso blanco que nos indica que hemos llegado a LA VICTORIA, amigos les dijimos que existe!!.

Claro que en el camino transitando entre la vía semi oculta por la niebla llegué a pensar que Google tenía razón y que esa población se había borrado del mapa, pero no,  acá estamos frente a su plaza central custodiada en un extremo por su santo patrón “San Isidro Labrador” y en el otro una escultura en piedra de una mora gigante en homenaje a la fruta de cuyo cultivo viven muchos campesinos de la región.


Mientras tomamos tinto llegan Nobile, Marcolino y Guillermo quienes dan la vuelta y de una emprenden el camino de regreso. Unos minutos más tarde el resto de pedalistas sigue sus pasos.

La neblina, el piso mojado y la humedad persisten, pero realmente no llueve.  Ahora si se siente que el regreso es en subida, con pendientes que no pasan del 6%. Me  quedé atrás con Alberto R. y subimos a paso lento conversando sobre la belleza del paisaje y su similitud con la Aguadita. Los primeros en llegar al Pin, encabezados por Giaco, Camilo y Fabio deciden seguir derecho hacia Santandercito, solo Pulga y Mauricio Peña nos esperan. Allí nos enteramos de que Nobile, Guillermo y Marcolino también van bajando hacia Santandercito y que Alonso el padre de Ricardo ya va camino al Salto.

Acá les pido una breve pausa en el relato para rematar el tema de La Victoria:

Mientras comenzaba la confección de este relato, decidí buscar otra prueba para demostrar  que si existe esa población. Utilizando Ekibike, una interesante aplicación especializada en planimetrías de ciclismo, tracé los puntos y eureka, a los 14 kmts del pin aparece la figura de una casita y el nombre “La Victoria Cundinamarca”. Esta es la planimetría interactiva El Pin- La Victoria.Si pasan el mouse por la gráfica verán los datos de altura y desnivel en cada pico.

Regresé a Google Maps y comparando encontré que ese punto donde está ubicada La Victoria allí se llama  “El Colegio – Tibacuy”, una falla que tendremos que reportarle a Google para reivindicar a esa población de la mora.


Además, encontré otra prueba, una página web de la Gobernación de Cundinamarca en la cual hay una reseña sobre La Victoria, un pueblo que fue azotado por la guerrilla, vale la pena que nuestro sicólogo y amigo David Bazurto lo lea pues allí se menciona que un tal Tiberio Bazurto azotó al región con su gente armada de la “Chusma”, luego nos contará si él es de otra rama de los Bazurto, si no pailas David nos tocará enviarlo a la JEP.

Terminamos así el tema y volvemos al hilo conductor de la crónica.

Cuando llegamos al PIN observamos que tanto la vía hacia el Salto como la bajada a Santandercito están completamente nubladas, la visibilidad es casi nula. Alberto decide quedarse a repetir arepa, lo vemos un poco bajo de nota, hoy no era su día: se equivocó de uniforme, olvidó su celular de poderosa cámara y la chaqueta impermeable.

Pulga, Mauricio Peña y yo bajamos en la camioneta de Rafael hasta Bellavista, la entrada a Santandercito. Cerca al zoológico nos encontramos al grupo de Nobile que ya viene de regreso.

En Bellavista ya no hay nadie, Giaco, Fabio, Camilo, Ricardo, Eduardo y Pablo bajaron hacia Pradilla, así que decidimos comenzar a subir, mientras Rafa va en su carro a buscarlos. David no aparece.

Nobile y sus acompañantes pasan por el Pin y Alberto, quien estaba distraído acariciando a un can, escucha que le gritan, toma su bici y va por ellos, los acompaña unos pocos kmts y regresa al Pin. Pulga y yo subimos al ritmo de Mauricio y nos alcanza David, venía de Santandercito, como no vio a nadie bajó hasta el pueblo y se regresó,  el pobre parecía asustado, pensó que sus compañeros lo habían abandonado.

En el Pin se nos unió Alberto, aún teníamos 17 kmts de tarea en subida, afortunadamente la niebla comienza a desaparecer. Pulga “songo sorongo” va apretando el paso y se aleja, David va tranquilo a su rueda. Alberto sube ayudando a Mauricio Peña, me toca acelerar el paso y sobrepasarlos para evitar que Pulga se escape.  Atrás quedan Mauricio y Alberto. Eduardo, Manuel y Pablito vienen subiendo de Santandercito, bajaron hasta el puente de Pradilla, mientras Giaco Fabio y Camilo descendieron 11 kmts abajo de Bellavista.


Dos kmts adelante del hotel del salto avistamos al grupo de Nobile y subimos con ellos. Aún persiste algo de  neblina, pero desaparece al pasar el Charquito. Nos quedan los 500 metros hasta el peaje un durísimo repecho en el que dejamos los restos de energía que nos quedan.  Paramos en la carretera central, para despedirnos de Rafa y su señora a quienes agradecemos por su gentileza, por el acompañamiento y los deliciosos refrigerios, hubo hasta para dar y convidar. Agradecemos a David quien nos trajo unas cajas de cereal para los ciclistas, pero en vista que el refrigerio de Rafa era abundante lo guardamos para la próxima etapa.

Guillermo nos invitó refrescos en el restaurante La parrilal del Sabor en Chusak, propiedad de un amigo ciclista, donde nos guarecimos de un ligero aguacerito que inició cuando ya habíamos llegado.


Final final, no va más terminamos, fueron 70 kmts con una alta dosis de montaña, otra consignación a nuestras piernitas que nos incrementa el saldo para intentar la subida  a Letras en un par de semanas, nos queda la oportunidad de un último depósito,  la subida al Páramo La Cuchilla de Guasca con ñapa hacia Sueva. No se la pueden perder, esto se acaba amigos.


Feliz semana. Pórtense bien.

 

 

 

 

 
Contador de visitas y estadísticas

¿Quiere consultar si hemos escrito en esta web sobre alguna ruta ciclística?, ¿busca una crónica en especial o un tema específico?. Escriba en la siguiente casilla del buscador y consulte en la base de datos de CicloBR

Google
www.ciclobr.com