Bogotá, junio 23 de 2013
La Victoria gran experiencia, pero produce calambres.

- Aló?...Hola amor. Te llamo desde La Victoria.
- Cómo estás ¡Pasó algo? ¿de dónde me llamas?.
- De La Victoria.
- Dónde diablos queda eso?.
- Del Pin hacia la izquierda a 14 kilómetros.
- ¿El Pin?. ¿y dónde queda el tal Pin?
- Bueno.. mejor hablamos después. Chao, me demoro un poco, todo bien!
Si uno dice que está en la Victoria, podría estar en Bolívar, en Cundinamarca, en Norte de Santander, en el Amazonas, en el Valle o en Boyacá, pues con ese nombre en Colombia existen muchas poblaciones, es usual en nuestro país, repetir nombres como es el caso de Rioseco, Rionegro, Santa Rosa, Aguas Claras, etc.
Pero hoy domingo 23 de junio, nosotros nos encontramos en el Corregimiento La Victoria, Municipio de El Colegio, Departamento de Cundinamarca. La verdad no sabíamos que existía este pueblito, pero hasta acá llegamos.

Son las 11:40 a.m. es temprano, pero paradójicamente también es tarde como verán más adelante. Esta fue la delegación comisionada para saludar a los Victorianos: Esther Rueda, Orlando Molano, William y Diego Duarte, Luis E. Pulgarín, Reynaldo Pulido y Orlando Márquez. Otros diez ciclistas (Nobile, Ana, W. Trejos, Alejo, Marcolino, Pedraza, Camilo, Gabriel, A. Otálora, Nelson, para ese momento debían estar en pleno ascenso hacia el Salto del Tequendama, o en la vía Mondoñedo - Funza Siberia, pues decidieron regresar en diferentes puntos del recorrido. ()
Nos acompaña también María José Molano, quien sacrificó su descanso dominical para colaborarle a su papi y a sus compañeros ciclistas como conductora elegida; qué lindo detalle, de los “Molanitos”. Los bananos gigantes, deliciosos, las galletas un manjar en este largo recorrido, Dios les pague.

Para llegar hasta acá recorrimos 64.5 kilómetros desde la salida en Siberia y tardamos 2 horas 30 minutos. Tomamos un breve descanso, nos aprovisionamos de líquido y aprovechamos para dejar un poco. Nos esperaban otros 64.5 kmts, pero lo grave es que serán muchos de montaña.
La verdad hoy la programación señalaba como destino Santandercito, pero alguien propuso la semana pasada que fuéramos a conocer el pueblito La Victoria, para lo cual debíamos desviar en la curva de la Herradura, para tomar una carretera secundaria. "Es planito", "son solo 10 kmts", "es todo pavimentado", nos dijeron y ninguno acertó. Son 14 kmts llenos de repechos, entre el kilómetro 6 y el 7 el terreno es destapado y en bajada de poca pendiente; el resto de la vía está en muy buen estado de mantenimiento. Pero acá estamos.
Dado que el cielo comienza a encapotarse, decidimos despedirnos de La Victoria y partir en busca de nuestra lejana meta en Siberia. La salida de la Victoria es trepandito, son repechos aunque no muy duros si continuos, pero como hay bajadas, logramos algo de alivio para nuestras piernas, a las que les espera buena dosis de montaña y de la dura.
Pasamos el destapado, un kilómetro adelante habían decidido regresar: Ana, Nobile, Camilo, Trejos, Alejandro, Marcolino, Pedraza, muy buena decisión 13 kilómetros menos sin duda podían ayudar en algo, aunque la verdad habían podido regresarse antes, lo discutieron pero no se pusieron de acuerdo..
Salimos a la vía principal y en tierra derecha, nada que hacer, de una la montaña; allí estaban amenazando los 7 largos kilómetros de un duro ascenso. William y Molanito pusieron un paso durito, que apenas podíamos seguir de lejitos Pulga, Reynaldo, Diego y Esthercita, quien se emocionó y pasó de largo a Pulga con Diego a su rueda. Pulga reaccionó y apretó a la monita, que quedó flotando; el paganini de este jalonazo fui yo, no tenía como cogerle el paso a ninguno y a regularse se dijo.
Antes de iniciar la parte final de la subida, a los Tubos, encontré a Reynaldo, se había quedado a completarle el aire a una de sus ruedas, pero el pobre no descifró el manual del inflador y terminó de acompañante de María José en el carro.
Al pasar por La Virgen, referencia que nos indica que estamos cerca de concluir con la cuesta, recordé que cuando bajábamos iba subiendo Pacho Morales, seguramente salió solo y bajó hasta El Pin.
Recuerdo también que unos kmts antes de avistar a Pacho el pobre Gabrielito Uribe había quedado todo “pinchado”, lo dejamos cambiando neumático, pues no quiso bajar más, regresó con la esperanza de cazar a su partner Alberto Otálora y a Nelson quienes se habían regresado arriba en la Autopista antes de bajar Al salto, ( a propósito, qué buena decisión tomaron estos jovencitos, se salvaron de una bien dura). Pero Gabriel estaba de malas, volvió a pinchar y no tenía más recambios. No obstante se le apareció la virgen en forma de Pachito Morales quien lo auxilió.
Pulga y Diego pillaron a William echando pata antes de llegar a Tubos, de la pena se subió y salió disparado. Molanito iba adelante en solitario, no tenía con quien.
Finalmente llegamos al Salto, una travesía con falso plano y repechos duros, que el cansancio transforma en pendientes infintas, con el desgaste que ya traen nuestros adoloridos cuerpos hasta el plano parece en subida.
Todos coronaron, a mi los calambres no me dejaron completar la subida dura del Charquito, María José y Reynaldo me acogieron amablemente en el carro acompañante. Arriba en la autopista Reynaldo recibió apoyo técnico de Molanito con lo de la inflada de llanta y se incorporó a la lucha.
En plena subida de Mondoñedo iba Alejo tirando infantería, víctima de los calambres, le cedí el puesto en el carro y me reincorporé al lote, yo venía cansado, pero pudo más la envidia de la buena, no soporté verlos desde el carro en esas bicis rodando tan delicioso (desde el carro todo se ve tan fácil), entonces me volví a unir al grupo de puro rin rin renacuajo.
Esthercita acusó dolores de cabeza, en el alto de Mondoñedo, María José le validó la incapacidad y la acogió para que le hiciera compañía a Alejo, el pobre trataba de recuperarse en la mullida cojinería del Nissan y no le caía nada mal una enfermera.
No se cómo pero llegamos a Siberia, eran las 3:15 de la tarde, seis larguísimas horas de pedaleo para cubrir 129.5 kmts.
Allí, desde las 2 y 28 p.m. estaban esperando Ana y Pedraza, esta parejita había logrado completar 115 Kmts superando a sus compañeros. Excelente trabajo.
Unos minuticos después llegaron Nobile, Camilo y Marcolino, completaron igualmente 115 kmts, otra gran hazaña para destacar. William Trejos los sorprendió al alcanzarlos antes de la meta, se había quedado despinchando, ¿ voló?. Luego confesó que tuvo que acudir a su tarjeta del Sistema Integrado de Transporte, de todas formas una gran actuación del monito.

Nelson igualmente estaba en Siberia atento a la llegada de sus compañeros, satisfecho pues con Alberto hizo 72 kmts, una buena dosis de cicla. De Gabrielito y Pacho no supimos, pero llegaron bien.. bien cansados.
Conclusión: Una excelente experiencia, pero este es un recorrido que definitivamente, no podemos volver a programar desde Siberia y menos agregándole el paso por La Victoria, es mucho kilometraje para estos cuerpecitos, algunos deberámos haber retornado antes para un menor recorrido, pero no lo hablamos. Evaluaremos alternativas para dejar los carros en Mosquera, o antes del salto, pues de todas formas toda esa lomita es un "Bocatto Di Cardinale", por ahora el recorrido queda “chuliado”.
La Victoria, gran experiencia, pero produce calambres:

Felicitaciones a los 17 valientes que hicieron, todos, un trabajo excelente, cada uno en la medida de sus capacidades.
Un reconocimiento especial a la "Molanita" María José y a su padre, su apoyo logístico y de alimentación fue invaluable. Molanito paraba, tomaba fotos, se reintegraba al lote y volvía a parar, su esfuerzo se duplicó, pero logró una magníficas imágenes que nos complace exhibir
Mil perdones a los esposos, esposas, que hoy se preocuparon por nuestra tardanza. No volverá a ocurrir.
Hasta la próxima aventura
Feliz semana
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