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La lluvia nos frustró la salida del 6 de septiembre

El intenso aguacero que sufrió Bogotá desde tempranas horas del domingo nos obligó a aplazar la salida ciclística al Alto del Sisga y la competencia de chequeo por equipos que habíamos programado.
No obstante tres ciclistas decidieron enfrentar el mal tiempo y se unieron para hacer el recorrido: Molanito Reinaldo y Guillermo a quienes felicitamos por su tenacidad.
Importante:
La misma Etapa al Alto del Sisga (prueba por equipos) se efectuará el próximo dimingo 13 de septiembre de 2015, de acuerdo con la modalidad anunciada:
HISTORIAS CURIOSAS DEL TOUR DE FRANCIAEl ciclista argelino Abdel Kader Zaaf participó en el Tour de Francia de 1950. Era conocido por su devoción hacia la cultura musulmana y rezaba durante las salidas de etapa.
Zaaf buscaba un día de calor para poder triunfar durante el TdF ya que sus cualidades no daban para ganar una etapa de manera normal. Ese día llegó y en la salida de Perpiñan el calor apretaba intensamente.
La salida comenzó tranquila y a falta de 100 km para meta Zaaf atacó con Molines a su rueda. Los dos corredores se marcharon en solitario y el musulmán no se preocupó porque no dudaba que el Francés acabaría fundido por el calor.
Un espectador ofreció a los escapados una botella y Zaaf le pego un trago ansioso. El Argelino sintió un sabor muy fuerte pero para cuando quiso escupirlo ya había bebido suficiente. Era vino y Zaaf como buen musulmán, nunca había probado el Alcohol.
¡Estaba completamente borracho! Alcohol, insolación y esfuerzo se juntaron para acabar de rematar a Zaaf.
Pedaleaba de lado a lado dando bandazos hasta que finalmente se desplomó. En una intentona se levantó completamente borracho y volvió a arrancar en dirección contraria al pelotón hasta que se desmayó y una ambulancia lo recogió.
Los médicos decidieron que Zaaf debía pasar un día en observación pero él se negó y huyó del hospital en busca de la salida, donde sus compañeros de pelotón le recibieron entre aplausos y risas.
Jacques Goddet, director del Tour de Francia le anunció que estaba descalificado al no completar los 19 últimos kilómetros de la etapa anterior. Zaaf se negó, agarro la bici y grito:
" Si ese es el problema volveré hasta allí para completar esos malditos kilómetros". Se montó en la bici para cumplirlos y los ciclistas volvieron a aplaudir a el Argelino que marchó entre lágrimas.
Allí terminó su participación en aquella edición del Tour que no sería la última ya que al año siguiente regresó a Francia para correr y pudo cumplir entonces su sueño de llegar a París.
De todos modos, su accidentada experiencia de 1950 le convirtió en un personaje muy popular e incluso hizo varias campañas de publicidad anunciando marcas de licor.
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Fuentes: www,farodevifgo.es
Plomo en los Bolsillos- Ander Iaguirre
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Bogotá septiembre 6 de 2015
De las maravillosas crónicas radiales a la TV.
A nuestra generación el ciclismo nos entró por los oídos

Mientras que a las actuales generaciones el ciclismo les llegó gracias a la televisión por las transmisiones del Clásico RCN y el Tour de Francia, la nuestra conoció el ciclismo a través de los aparatos de radio portátiles de “transistores” que funcionaban con cuatro baterías D y la magia que transmitían narradores radiales como Carlos Arturo Rueda C, y Julio Arrastía Bricca, ellos nos enseñaron a imaginar las ciudades y poblaciones de Colombia que no conocíamos y que nos describían al paso de la caravana ciclística de la Vuelta a Colombia. Gracias a esas transmisiones radiales de la Vuelta a Colombia muchos colombianos supimos que existían lugares como el alto de la Línea, el alto del Trigo, el alto de Minas, La Tribuna, el Páramo de Letras y otros premios de montaña; conocimos sin haberlas visitado nunca poblaciones como Supía, Cajamarca, Calarcá, Buga y muchos más bellas ciudades de nuestra patria, pues mientras ellos hablaban nosotros transformábamos mentalmente sus palabras en fotografías.
En aquellas épocas tres grandes cadenas radiales, Caracol, Todelar y RCN se disputaban la audiencia de toda Colombia, pues la Vuelta llegaba a todos los rincones del país. Cada una tenía por lo general tres camionetas, bautizadas como Transmóviles, con una escotilla en el techo con visera transparente desde donde transmitían en vivo y en directo las incidencias de la competencia. Un transmóvil lo ubicaban en la punta de la competencia otro en la mitad y otro se quedaba con los pedalistas rezagados, para poder cubrir lo que ocurría con los coleros, no se perdían de nada.
“Caracol Celeste conecte, accione, … aaal aire; En el aire la parabólica de su Caracol Rojo”; Caracol Habano conecte…accione al aire. En RCN el locutor decía: Ahí donde hay deporte......, quien recibía el cambio respondía: ahí estamos, recibiendo el cambio e informando desde la carretera ... que es lo importante”. Ellos hicieron famoso el: “haga el cambio…Ya lo hice! Con Rimula que protege y el motor le dura mas!

Locutores como Carlos Arturo Rueda, Julio Arrastia Bricca, Alberto Piedrahita Pacheco, Joaquín Marino López, Armando Moncada Campuzano, Gabriel Muñoz López nos hacían vibrar de emoción con las transmisiones contando el desarrollo de las competencias y muchas veces inventando un poco para que no se perdiera la emoción y para mantener atenta a su audiencia, luego confesarían que se inventaban fugas y caídas que nunca existieron.
Gracias a esos magos de la radio y a su maravillosa imaginación desbordada, conocimos a Colombia o mejor dicho la pudimos imaginar. Todos los niños soñábamos con participar y ganar la Vuelta a Colombia algún día con la bici que aún no teníamos, pero mientras esperábamos que llegara en alguna navidad, disputamos muchas vueltas a Colombia con las tapas de gaseosa que rellenábamos con cera; les colocábamos un número recortado del almanaque de casa y lo cubríamos con un pedazo de vidrio; la carretera que pintábamos con tiza o con una piedra en el piso tenía “peligrosas” curvas y grandes rectas. No nos cansábamos tanto como Pajarito Buitrago, o Cochise, porque no pedaleábamos, en esas competencias, el impulso de nuestras máquinas lo daban los dedos pulgar e índice que impulsaban las adornadas laticas, habían de manejarse con certera puntería el tiro para no salirnos de la vía, pues la penalización implicaba volver a iniciar la “Vuelta a Colombia”.
Cuando se corría la Vuelta a Colombia, pocos trabajaban, oficinistas, políticos, mecánicos, estudiantes todos vivían con el transistor en su oreja, era como ver hoy a la gente pegada o chateando en el cleular. Por lo general la Vuelta a Colombia partía desde y llegaba a Bogotá, la ilusión era que nuestros padres nos llevaran a ver pasar a los pedalistas; miles de personas se agolpaban a lo largo de las vías, todos con su transistor, con su cajita de pilas de refuerzo externas, no se podía perder ni un instante de la emocionante transmisión radial. Esperaban con ansias el paso de la caravana, incluso aguantaban hasta ver a Jesús María Lucumí un negrito caucano, patrocinado por Maizena, que siempre llegaba de último, pero eso no importaba, el público lo esperaba lo que fuera después del paso de los punteros, para aplaudirlo.
Recuerdo que los ciclistas bajaban por la calle 57 y terminaban en el estadio Nemesio Camacho el Campín, ingresaban por una gran puerta ubicada en el costado Norte y tenían que rodar difícilmente por la pista de carboncillo y piedra. Allí en la tribuna de “gorriones” vi la entrada de Roberto “Pajarito” Buitrago y de Martín “Cochise” Rodríguez.
“Llegamos a Bogotá con gasolina suficiente para seguir la batalla. Los dos pegados a la rueda, el espectáculo éramos nosotros. El ganador de la fracción había llegado a El Campín hacía rato, pero todo el mundo esperaba nuestro ingreso triunfal. Entré primero, el éxito era no despegarme de su rueda, eran 10 segundos de diferencia y tenía que mantenerlos. Luego la bicicleta se me resbaló un poco y él me ganó, pero yo me llevé el gran botín”, relató Pajarito 50 años después al diario El Espectador.
Sus ojos se humedecen y su voz se entrecorta y así el campeón sigue: “Ganar fue la felicidad más grande de mi vida como ciclista. Vencer a un paisa fue lo máximo. Esa rivalidad fue la que justamente hizo grande la Vuelta a Colombia en esa ápoca. Hoy todavía recuerdo el estadio lleno, coreando mi nombre y yo subido en hombros”, agrega Pajarito, quien en ese mismo año, en el 62, decidió retirarse del ciclismo porque estaba muy cansado.
En esa época Colombia era un país de regiones, la lucha en el ciclismo entre Cundinamarca, Boyacá y Antioquia era a muerte, pero también entre estos y Tolima y el Valle del Cauca. Por supuesto participaban ciclistas de Nariño, Santander y otros departamentos, la verdad no recuerdo pedalistas costeños.
Sin duda los narradores de la vuelta contribuyeron a que se incentivara esa sana disputa regional, contando las proezas de los ciclistas a quienes le ponían apodos curiosos Efraín Forero, “el indomable Zipa”, el Águila Negra” Ramón Hoyos Vallejo, "La bala colombiana" Luis H. Díaz, "La Brujita" Carlos Montoya, Ruben Darío Gómez el "tigrillo de Pereira", El "Príncipe estudiante" Hernán Medina, Humberto Parra "el indio de acero", Martín Emilio “Cochise” Rodríguez, Javier “el Nato” Suárez, Pedro J. Sánchez, "el León del Tolima", “El Ferreterito” Gustavo Rincón, Roberto “Pajarito” Buitrago, Alfonso "el Pollo" López,"Escobita" Morales, " El Zorro" Hernández, Rafael Antonio Niño “El Niño de Cucaita”, Argemiro "El Polaco" Bohorquez, Luis Herrera, “el Jardinerito” de Fusagasugá, Edgar “El Cóndorito" Corredor, Alvaro Pachón "el Cóndor de cundinamarca", Henry "El Cebollita" Cárdenas. "El Cometa" Mejía y muchos más pues nadie se les escapaba para el sobre nombre.
Lamentablemente las cadenas radiales perdieron interés en la Vuelta a Colombia y ni siquiera RCN transmite su Clásico por TV. Tal vez desde que los ciclistas colombianos comenzaron a triunfar en Europa. Hasta la década de 1980 la Vuelta a Colombia se consideraba como la más importante de América y una de las más importantes del mundo, hoy es más conocido por ejemplo el Tour de San Luis en Argentina.
Ganar o participar la vuelta a Colombia ya no es importante para los ciclistas, su sueño es el Tour el Giro o la Vuelta a España; con excepción de Santiago Botero, ninguno de los “ases” colombianos que sobresalen en Europa ha participado en vueltas a Colombia, será difícil o casi imposible ver a Nairo, Rigo y el Chavito disputando una Vuelta a Colombia.
Sin duda, el éxito y penetración de la Vuelta a Colombia que llegó a todos los pueblos de Colombia y paralizaba al país durante tres semanas, se debió al carisma e imaginación de los locutores radiales, hoy da pesar decirlo pero la Vuelta a Colombia no tiene audiencia y ya no cautiva el interés del público, a pesar de que los corredores colombianos son exitosos en el exterior. ¿Cuántos saben por ejemplo que que José Castelblanco ha ganado las versiones 1997, 1998, 2002 y 2006, o que Libardo Niño ganó las Vueltas de 2003, 2004 y 2005?. Se volvió tan aburrida y falta de atractivo para los nuevos ciclistas que le han dejado esos triunfos al Español Oscar Sevilla quien ha ganado seguido desde el 2013.
Con el declive de la Vuelta a Colombia y la aparición de la TV y la tecnología en cámaras aéreas los narradores de ciclismo fueron siendo más escasos y se ha ido acabando esa magia en el relato que nos transmitían los locutores de antaño incluidas sus imaginarias narraciones.
Cuánto daría hoy por poder escuchar un audio de una de las transmisiones ciclísticas de Carlos Arturo Rueda C, pero no la he podido conseguir. De ese grandioso narrador de origen Costarricense solo obtuve este audio con su voz en una entrevista::
Carlos Arturo fue el pionero en Colombia de la locución deportiva, fue el arquitecto de las primeras transmisiones a remoto, de poste en poste telefónico, de cable en cable, de carro en carro, de pueblo en pueblo. Como fuera, así abusara de la imaginación, nunca dejó a sus oyentes sin saber que pasaba al final de una etapa ciclística Inauguró los Transmóviles de los que hablamos al comienzo de este artículo. Para no perderse detalle de las carreras, a falta de moto y cámaras inventó este curioso Carrito jalado por un lazo, así transmitía desde la cabeza del pelotón

El nos transmitía los testimonios de los héroes de la carrera, los escarabajos como el los bautizó. Con él nacieron los famosos saludos de los pedalistas que a duras penas se expresaban, “saludos a mi “apá, a mi amá y a mis patrocinadores y a mi noviecita que cuide a mi hijo” . Su voz se apagó en 1995 a los 77 años de edad.
Gracias a Carlos Arturo surgieron figuras como, Julio Arrastía Bricca un ciclista argentino que vino a Colombia, pasado un tiempo quedó cesante por falta de presupuesto de su patrocinador. En 1958 se vinculó a la Cadena Radial RCN y empezó a transmitir carreras de caballos, luego con gran éxito la Vuelta a Colombia y posteriormente el Clásico RCN.
Pronto se convirtió en la Biblia del ciclismo y fue conocido cariñosamente como “El viejo macanudo”. Con sus buenos años encima Arrastía alcanzó a actuar como comentarista por TV en el triunfo de Lucho Herrera la etapa 12 a Morzine en el Tour de Francia el 10 de julio de 1985.
Falleció en el 2003 a los 85 años de edad. Cuenta Edgar Artunduaga en su libro “Finales tristes”:
“La Biblia del Ciclismo’, perdió la memoria y terminó narrando competencias imaginarias en su casa. O siguiendo a un mensajero de cicla, para contar en directo sus esfuerzos ‘en la competencia”.
La labor de esos dos maravillosos narradores la siguieron entre otros, Héctor Urrego, uno de los más ilustrados comentaristas de ciclismo y Alberto Piedrahíta el Padrino, fallecido en octubre del 2014 pasado. Ellos bebieron de la fuente original.
Piedrahita narró durante muchos años la Vuelta a Colombia desde los Transmóviles de varias emisoras. El año pasado en una de las últimas entrevistas le preguntaron ¿Cuál es el mejor narrador de ciclismo del momento?, esto respondió:
“Yo diría más bien LA MEJOR. En ciclismo, la GOGA está sola en el parque. Lo disfruta al máximo y conoce cada ciclista, intuye sus victorias y va segura en los embalajes y en la montaña. A su lado, yo me limitaría a poner el verso. Y punto”.
Recuerdo a otro destacado narrador de ciclismo de RCN Radio, una excelente voz, Alberto Martínez Prader, murió el miércoles 8 de Abril del año 2005, diríamos que en su ley, cuando el transmóvil en que transmitía la tercera etapa de la Vuelta a Colombia con Héctor Urrego se accidentó a pocos kilómetros de Armenia. Lamentablemente narró así su propia muerte
En Colombia otros muchos comentaristas y locutores continuaron el legado de estos grandes de la narración radial, como Armando Moncada Campuzano, Eucario Bermúdez, Pastor Londoño, Antonio Gaviria, Marcos Pérez, Héctor “Trapito Restrepo”, son solo ejemplos.
Para mi concepto el más destacado es Ruben Darío Arcila, “Rubencho”, llamado el poeta de la radio, ciclista aficionado que pasará a la historia como uno de los mejores narradores de ciclismo. Vive en Antioquia ya retirado de la locución. Es una especie de enlace entre la vieja generación de ciclistas y los nuevos que han surgido
Sin duda todos hemos escuchado, si no lo recuerdan acá su voz, un timbre similar al de Carlos Arturo Rueda C, narrando en 1987 para la radio:
En junio de 2014, este poeta de la narrativa ciclística nos emocionó con el triunfo de Nairo en el Giro de Italia.
Así contaba Rubencho su experiencia y trayectoria
Desafortunadamente la TV y las transmisiones de video de alta tecnología con helicópteros, motos y drones nos mataron la imaginación que cultivamos con las transmisiones radiales. En Colombia ya son escasas.
Para el cubrimiento de las gestas en el exterior de los colombianos, por ahora tenemos a una reportera mexicana de ESPN quien pasó de narrar partidos de fútbol americano al ciclismo, es considerada la mejor narradora y comentarista de ciclismo en la actualidad.
Su pasión por los ciclistas colombianos se evidencia en sus emotivas narraciones, trabajaba de la mano del popular Trapito
Desafortunadamente la Goga ha cedido su puesto a un comentarista argentino, Mario Sabato, (“como una moto” y "Nairo Man) con el acompañamiento de Victor Hugo Peña han logrado mantener informados a los colombianos, a falta del interés de las cadenas Caracol y RCN en las transmisiones de ciclismo.
En cuanto a crónicas escritas no podemos dejar de destacar y recordar los maravillosos relatos que escribió para el periódico el Tiempo José Clopatofsky ente 1983 y 1987 con ocasión de las primeras participaciones de los colombianos en el Tour de Francia.
Ildefonso comentaba sobre las crónicas de Juan Gossain en el clásico RCN, la verdad lamentablente no las encontré, pero conociendo la pluma de Juan, debieron ser maravillosas.
Únicamente obtuve
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Nota: Agradezco a mis colegas de CicloBR que participaron en el Chat aportando recuerdos sobre la hitoria del ciclosmo en Colombia, me sirvió de inspiración para esta pequeña reseña. Presento excusas a los lectores por los personajes de la radio que seguramente olvidé, pero quienes han vivido la historia del cilismo en Colombia podrán complementarla y hacer sus aportes en .
Omarquez
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