Bogotá,  septiembre 17 de 2017. 
                  CicloBR resultó contagiado con el virus de moda:  
                  “Alto  el Verjón”  
  
                  Indudablemente la llegada al país de las pruebas “Gran  Fondo”, como  La Ruta Colombia, el Gran  Fondo Cannondale y otros eventos de participación masiva para aficionados al  ciclismo de ruta han dado un nuevo aire y un gran auge a la práctica del  ciclismo de ruta, motivando a los “veteranos”, pero igualmente a jóvenes que  han encontrado en el ciclismo una forma de distracción y salud. La fiebre  afortunadamente ha llegado al sexo femenino, ahora es usual ver en los grupos a  una buena cantidad de lindas jovencitas subiendo a la par con los hombres y a  veces al revés los señores tratando de cogerles rueda.   
                     
                    El tráfico en Bogotá ha logrado que para quienes  trabajan ya casi sea imposible entrenar entre semana en lugares aledaños como  El Alto del Vino, el nueve de la Mesa.  Como  era de esperar la única posibilidad de montaña cercana, la subida al Alto de  Patios, de por si congestionada por el flujo creciente de vehículos y los miles  de ciclistas que la utilizan se ha vuelto peligrosa, lo cual ha obligado a los pedalistas  de ruta a buscar nuevos trazados montañosos alrededor de Bogotá. 
                     
                    Esta búsqueda permitió “redescubrir” el Alto del Verjón,  un hermoso páramo, el más cercano a Bogotá, ubicado al este de la capital a  espaldas de los cerros de Monserrate y Guadalupe por la vía a Choachí. Recuerdo  que ese fue durante varios años un sitio de entrenamiento ciclístico, que  utilizaban por allá en los años 2006 a 2008 entre otros ex colegas del CicloBR  como Manuel Leal y Alberto Pineda, pero desafortunadamente por falta de  atención de las autoridades se volvió un “atracadero” debido a  que los primeros kmts colindan con barrios marginados  como los Laches y Diana Turbay. Hace años incluso la vía a Choachí amanecía con  uno que otro “muertito” abandonado por delincuentes y grupos de “limpieza”,  precursores de los falsos positivos.  
                     
                                          
                    En noviembre de 2016 la Revista Mundo Ciclístico en  asocio con la fundación de nuestro campeón Esteban Chávez hicieron una  convocatoria para subir al Alto El Verjón partiendo a las 6:30 a.m. de la calle  81 con carrera 11 para hacer el recorrido: Bogotá-La Caro-Sopó -La  Calera-Bogotá-Avenida Circunvalar y concluir con el ascenso al Verjón,  obviamente con el acompañamiento de la policía. De esta forma le salieron al  ruedo al Chavito 110 ciclistas aficionados.  
                     
                    Ese fue el detonante para redescubrir la vía a  Choachí, en este año 2017 la fiebre por el Alto del Verjón se disparó,debido al  apoyo oficial del programa Rutas Seguras de la Policía Metropolitana de Bogotá.  Hace algunos meses un grupo de  ciclistas aficionados decidió convocar todos los jueves a las 5:10 de la mañana  a los ciclistas madrugadores en el CAI de la avenida circunvalar con calle 76, pronto  se ya se volvió una cita rutinaria a la cual cada vez se unen más ciclistas;  los grupos que hace cuatro meses eran de 40 ciclistas hoy fácilmente superan  los 250.  
                     
                    Recorren la circunvalar desde el barrio Rosales, suben  por la calle sexta para tomar la vía a Choachí y llegar a la cima del Alto del  Verjón. En total hacen 23 kmts de  ida y  otro tanto de regreso.  
                     
                    Estos hacen un montón de ciclistas mientras algunos  dormimos plácidamente los jueves,  
                     
                    Como era de esperarse,   el virus de esa “fiebre” empezó a contagiar a los  ciclistas “urbanos” de CicloBR como Giaco y  Fabio y últimamente a Alberto Rivera habitante, vecino de Germania quien con  sus pupilos de Ciclo -Titanes buscó la forma de salirle al encuentro a esas  caravanas y acompañarlos al kmt 11. Estos colegas utilizaron todos los  adjetivos posibles para elogiar el recorrido y convencernos de programar para  un domingo la subida al Verjón: “Un  paisaje precioso, una subida agradable, muy segura”  etc., etc. Con el apoyo del Chinazo lograron  inocular en CicloBR el virus “Verjón”, el recorrido que redescubrió El Chavito  y que con apoyo de la Policía ya no es el “atracadero” que fue hace pocos años. 
                     
                    El más entusiasta sin duda fue Alberto Rivera, quien  se ofreció para organizar la logística, pues yo les insistía en que debíamos  pensar no solo en los ciclistas “urbanos”, aquellos expertos que son capaces de  transitar entre los vehículos, y afrontar calles empinadas con tráfico sin  sacar “el pie de los pedales aún en sitios empinados con semáforos. En el grupo  tenemos unos pocos  ciclistas domingueros  poco duchos en el ciclismo urbano que a nuestra edad preferimos evitar el  estrés y llegar a los sitios de salida en auto. Yo como Presidente vitalicio de  esa especie en extinción,  pedía que  buscáramos la forma de salir desde un sitio sin riesgos ni subidas congestionadas  que terminan en un semáforo.  
                     
                    Alberto hizo su mejor esfuerzo, no le quedaba nada  fácil pues un domingo por la zona de Germania y del Santuario de Monserrate es  algo verdaderamente caótico. Le agradecemos toda excelente su colaboración. 
                     
                    Fue imposible evitar la empinada y estrecha cuesta de  la Quinta de Bolívar y como al que no quiere caldo le sirven doble y con arepa,  hoy me tocó subirla, con bus varado al comienzo, taxi parado con puerta del  conductor abierta en la mitad de la subida, buseta del SIT pitándome detrás,  penitentes que iban para el Santuario caminando abajo del andén y para completar  semáforo en rojo en el remate, afortunadamente cambió justo cuando ya pensaba  en el porrazo al intento de sacar el pie del choclo. Creo que gracias a la ayuda  de la buseta rompí el récord de tiempo en esa subida, pero logré salir ileso  que es lo importante, eso si las pulsaciones seguro doblaban las que  experimentaba Armandito. Detrás venían Edgar y Marcolino en las mismas, pero  más tranquilos. Luego le tocó a Nobile, ella contaba con las turbinas de  Camilo. 
                     
                    Antes de nosotros habían subido en su todo terreno  Héctor y J. Buitrago. En el plano adelante del semáforo muy cerca a la entrada  al Funicular, nos concentramos para esperar al combo de amarillos. Habían  confirmado 17 pedalistas y , lo que quiere decir que  la sugerencia que hicieron nuestros ciclistas “urbanos” fue todo un éxito. 
                     
                    El Chinazo, conductor elegido de hoy,  llegó “on  time” con su esposa Martha en el poderoso Sprint, cargado de bananos y  bolsitas con bocadillos, panelitas de leche y “chompcolatinas” Jet. El y Pablito querían que saliéramos de una para  castigar a quienes llegan tarde, pero les contamos que los Pulga estaban cerca,   pues las autoridades viales se la tienen  velada, hoy otra vez encontraron la calle 26 cerrada y tuvieron que hacer  maromas para llegar, no hay derecho tenemos que hacer una carta para Peñalosa  por abuso de autoridad vial. Gracias Chinazo, gracias Martha por los  refrigerios y por el acompañamiento, así es la Familia CicloBR. 
                     
                    
                    Arrancamos casi   a las 8 de la mañana, el único de los confirmados que no llegaba aún era  Mauro, pero suponíamos que venía persiguiendo. Pedraza y Buitrago aprovecharon  que nos estaban formando para la foto de rigor y se escabulleron para lograr  unos metros de ventaja en la subida, ni bobitos que fueran. De algo les sirvió. 
                     
                    Iniciamos el recorrido a altitud de 2600 metros sobre  el nivel del mar, a unos 200 metros de la salida nos aparece una subidita  brava,  nos coge sin calentar y  exige enfrentarla usando un buen piñón de  montaña que seguramente teníamos reservado para la vía a Choachí, tiene un 17%  de desnivel. Afortunadamente la situación se normaliza, el resto son leves  repechos hasta superar el Instituto Roosevelt; a los pocos metros la vía se  bifurca y a la izquierda aparece el desvío para tomar la vía a Choachí.  
                     
                    Alberto Rivera, un excelente guía me va narrando cómo  es la vía, explica que en su inicio se verá  muy deteriorada por el tráfico pesado dado que  es una vía clave para el ingreso de camiones con alimentos que vienen de la  provincia.  Cuenta que por su experiencia  en ese ascenso, ya habla con los perros para que se alejen y sirve de policía  de tráfico para indicarle con señas a los conductores cuando pueden sobrepasar  ciclistas en las curvas. Justo adelante van Fabio, Giaco, Eduardo,  Fabio y Mauro quien acaba de llegarnos.  Pasamos el CAI de la policía,  Alberto posesionado  en su papel de guía explica que más adelante hay  más presencia policial, retenes móviles y  patrullas en motos, sin duda se comprueba que tenían razón, la vigilancia es  excelente. 
                     
                    A los dos kmts alcanzamos a Jorge y a Héctor, Mauro  decide ir en pos del resto del grupo que ya no se ve ni en las curvas. Giaco le  echa una manito a Héctor para que no se desanime, de hecho es una proeza que  Geoffre él y Jorge hayan decidido medírsele a este recorrido sin mayor  entrenamiento. Buena esa muchachos!!. Fabio, Chinazo y Alberto forman el  cinturón de apoyo en la retaguardia yo aprovecho y trato de llegarle a Mauro,  dado que aún las rampas son suaves. 
                     
                    A partir del km 4 el terreno comienza a empinarse  disimuladamente pues aunque uno no encuentra las curvas duras como en la  Cuchilla de Guasca si  siente que comienzan  a exigir piñones de mayor dentadura. En el Km 5 logro alcanzar a un grupo  grande en el cual va Nobile acompañada por, Mauro quien ya encabezaba ese  pelotón y además Guillermo, Pablo, Marcolino, Edgar y Geoffre. Unos metros más  adelante ya separándose del Grupo va Pulga concentrado en darle cacería a su  compadre Otálora a quien le lleva pocos metros. 
                     
                    Manuel Leal ya había subido al km 11 y bajando se unió  durante unos minutos para apoyar a Nobile, luego esperó al grupo de Giaco y  Fabio para colaborarles con los dos todoterreno. 
                     
                    Fue un gran esfuerzo para llegarle a Pulga, aún  persistía en alcanzar a Alberto Otálora, en el  km 11 cuando lo teníamos a cerca paró unos segundos, y nos reagrupamos. 
                     
                    
                    Allí  en ese punto a 3.276 metros sobre  el nivel, frente al parador “El Marquez  del once”   termina la parte del  ascenso duro y comienza una travesía de falso plano  que nos introduce de lleno a la zona del  páramo el Verjón.  
                  Me acordé que Alberto Rivera insistía en la belleza del  paisaje y me sentí apenado, pues hasta el momento por hacer la tarea y  concentrarme en los colegas que iban adelante, no había tenido oportunidad de  apreciarlo, pero ahora si en terreno plano pude detallar las especies típicas  de los páramos, los helechos, líquenes, frailejones, pequeños arbustos y una  tiras verticales de  flores moradas que  parecen campanitas. Estando en esa labor de  exploración visual seguramente bajé el ritmo y  cuando me di cuenta ya Pulga y A. Otálora me habían sacado una luz. Pasó Mauro  y me incentivó para volverles a llegar, allí íbamos a la expectativa, pues como  no conocíamos la subida no sabíamos si seguían rampas duras o más falso plano.  
                     
                    A los seis kmts los cuatro avistamos un parador donde  había un grupo grande de ciclistas de todo terreno y  un aviso que nos indicaba que habíamos  coronado el Alto del Verjón. Aleluya lo logramos!!. 
                     
                      
                    Cuando entramos a buscar algo caliente, pues el frío  era intenso y la neblina comenzaba a tratar de desaparecer la carretera, vimos  cómodamente sentados a Jenny, Camilo, Rafa, W. Duarte y a Francisco quienes  habían arribado hacía varios minutos. La verdad no supimos cuando arrancaron. 
                     
                    A los pocos minutos llegó el grupo de Nobile y  pisándole los talones, el grupo de Héctor, Jorge, y sus escoltas, Geoffre se  había descolgado del grupo pero por fortuna fue recibido por los integrantes del  cinturón de apoyo en la retaguardia conformado por Giaco, Fabio, Eduardo y A.  Rivera, cuyo trabajo fue duro pero vital para que nadie quedara solo en la  carretera. “Hétor” llegó felíz, “Juepucha  casi los alcanzamos”, como dicen las señoras, tan bonito. 
                     
                    Igualmente Vale la pena resaltar el apoyo que le prestaron  a Nobile sus soldados, tampoco la desampararon, Edgar, Guillermo, Pablito y  Marco. 
                     
                    El pequeño parador casi agota su existencia de “aguapanela”  con queso, el elíxir que nos devolvió las calorías perdidas y logró  estabilizarnos la temperatura. Alberto Rivera y Francisco quienes se  autodenominaron “los anfitriones” nos invitaron una tandita de ese calientico  líquido servido en vaso plástico desechable (peligro para el páramo) con el  queso fundido adentro.  
                     
                    Fueron prácticamente 17 kmts desde  el Funicular de Monserrate, hasta el Alto del  Verjón, un puerto de segunda Categoría con tramos bien exigentes especialmente  desde  el km cuatro al once  y en algunos sectores de los  dos kilómetros finales, que nos dejan finalmente  a 3372 metros de altitud. 
                     
                    Una bonita experiencia, haber conocido este precioso y  clásico puerto montañoso que la inseguridad había hecho caer en el olvido pero  que en buena hora fue recuperado por el Chavito y sus seguidores; con la ayuda  de la Policía y su programa Rutas Seguras hoy se ha convertido en una  alternativa para Patios. Me cuentan que según Strava el mejor tiempo en los 16  kmts del ascenso al Verjón es  de 25  minutos con 33 segundos, en la categoría de los hombres y 31 minutos con 16  segundos, en el caso de las damas, Camilo, Fabio o Rei expertos en Strava nos  pueden informar si es cierto ese récord,   en mi caso ni me preocupa pues hoy creo que lo tripliqué. 
                     
                    El ascenso tiene un tramo de unos 200 mts, antes del  kmt 11 con severas fallas Geológicas al que la Gobernación de Cundinamarca le  debe poner bolas. Aunque el tráfico  por  momentos es intenso, dado que Choachí es una zona turística por sus termales, los  conductores en general son respetuosos con los ciclistas. 
                     
                      
                    El 50% de los asistentes, es decir 13 pedalistas  quedaron con ganas, así que descendieron 7 kmts hacia Choachí: Giaco, Fabio,  Guillermo, Camilo, Eduardo, Jenny, William, Manuel, Alfredo, Pablo, Mauro,  Alberto R.  y Francisco. 
                     
                      
                     
                    Los restantes 13 bajamos y paramos en el mirador que  hay al comienzo  de la subida, desde donde  se aprecia una parte del sector sur de Bogotá, la verdad en la subida no lo vi.   
                     
                    Nobile y Pulga aprovecharon para renovar votos en el día del amor y amistad. 
                     
                      
                    Reitero mis agradecimientos al conductor elegido  y  a su esposa Martha, a los integrantes  del grupo de apoyo en la retaguardia, vaya labor de equipo y solidaridad. A quienes  nos inocularon el Virus de moda “Altus Verjonis”, especialmente a nuestro  abogado de cabecera Alberto Rivera por la información que nos permitió planear  la primera subida, la verdad salió muy bien, seguramente para la segunda  podremos hacer un mayor esfuerzo para planificar la salida, pero hoy valió la  pena la contagiada. Ahora entendemos perfectamente a toda esa muchachada que  anda enferma de Verjón, es una enfermedad deliciosa, comprobamos que escalar  ese hermoso páramo es perfectamente posible para cualquier CicloBR. 
                  Feliz semana. 
                     
                    PD1: El Tigre no es como lo pintan: 
                     
                    La  gráfica de  la subida en altimetrías de Colombia es algo intimidante, se ve así: 
                     
                                      
                  La subida de los jueves desde el CAI, la grafican en  así: 
                     
                                      
                  Con la herramienta que usamos () en CicloBR la  pintamos así. 
                     
                                      
                  Ud. que la vivió, mire cual se le parece más. 
                  PD: En el alto aprovechamos la masiva asistencia para  efectuar la consulta sobre el sitio y fecha de la despedida del calendario  ciclístico 2017. Planteamos dos opciones Boyacá y Tolima y casi por unanimidad  prefirieron Tolima, para hacer el recorrido a Falan y de postre Mariquita -  Letras, del 1 al 3 de diciembre. Así que vayan solicitando los respectivos  permisos por que esta vez todos saldremos en la foto del Alto de Letras, el más largo del Mundo. 
                   
  
   
  Vuelta al Llano 2017  
  
    Crónica por Orlando Molano 
      
      
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      Ando buscando un camino 
        Pa’ rodar con mis hermanos 
        Ciclistas de CicloBR 
        Y recorrer nuestro llano. 
        Viendo llanuras 
        Y los garzales 
        Cruzando ríos 
        Y matorrales 
        Y subir algunas cuestas 
        Con paisajes naturales.  | 
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Con esta idea y parafraseando la canción  que identifica a nuestro llanero Marcolino, fuimos dándole vida a un proyecto  que nació en una charla de ciclistas que quisimos emprender una aventura. 
Aunque se socializó como invitación para  todos, por cuestión de tiempo, solamente cinco ciclistas de la vieja guardia  dijimos presente al momento de partir: Guillermo Durán, Marcolino Barrera,  William Trejos, William Duarte y Orlando Molano. Don Guillermo nos facilitó el  transporte de acompañamiento con un conductor que se ganó nuestra mistad por su  don de gentes. Para no extenderme tanto, quiero resumir a grandes rasgos  nuestra travesía que llamamos “Vuelta al llano 2017”. 
Sábado 2: salida en carro hasta  Villavicencio. Primera etapa: Villavicencio-Paratebueno, (61km.) Pasando por  Cumaral y Restrepo, con aguacero incluido al finalizar. Práctica de turmequé e  hidratación por el calor. 
Domingo 3: Paratebueno-Monterrey (93km.)  Degustación de deliciosa piña. Llegada a la casa de Marcolino, donde nos  esperaba su querida esposa Margarita, quien se sobró en el recibimiento. El  mono Trejos se chupaba los dedos saboreando la carne de armadillo en el  almuerzo. Gran zambullida en el rio. Guillermo se hizo muy amigo del cuñado de  Marco, e hicieron proyectos para un futuro cercano. Hospedaje en casa de  Marcolino. 
Lunes 3: Monterrey-Aguazul (71km.).  después de tremendo desayuno preparado por Marco, salida para Aguazul.  Atravesando caños y anchos ríos disfrutamos de los hermosos paisajes sabaneros  y de un clima como todos lo deseábamos, calorcito y fresca brisa.) Marcolino  nos condujo por unas bonitas montañas (uff) para pasar por Tauramena. Otra  degustación de piña, tan rica que los compañeros querían asociarse con las  bonitas vendedoras de esta fruta tropical. 
Martes 4: Aguazul- Yopal-Aguazul (60km.)  terreno totalmente plano. En Yopal nos esperaba don Reinaldo Barrera, primo de  Marcolino, fuimos objeto de grandes atenciones de comida y bebida. Una bonita y  amable familia. El regreso fue rápido, debido a la motivación existente previa  al partido Colombia-Brasil. Llegamos justo a tiempo y después de baño y  descanso buscamos acomodación de primera en una buena venta de refrescos.  Queríamos apoyar el patrocinio de Águila con nuestra selección y disfrutamos  mucho del empate de Colombia con los pentacampeones. William Duarte no estuvo  tan a gusto, pues seguramente por los nervios manifestaba que estaba un poco  flojo… 
Miércoles 5:  Aguazul-Pajarito-Corinto.(51km.) Se cambió el itinerario de común acuerdo.  Inicialmente recorreríamos Aguazul-Maní. Fue una buena decisión. Hasta aquí  todo había sido paseo, pues el terreno poco se había inclinado. Iniciamos el  ascenso con poca pendiente, pero a medida que avanzábamos se hacía más difícil.  A los 35 km. Llegamos a Pajarito, una población que durante muchos años fue  blanco de la violencia. Saliendo del pueblo había muchos carros represados,  pues desde hacía días la vía había sido cerrada por el hundimiento del puente.  Nos reabastecimos de bebidas hidratantes y el paso se veía muy difícil de  realizar, tanto que yo me perdí, convencido que mis compañeros habían partido  adelante, y pasando sobre lodo, agua y piedras pude empezar a pedalear  literalmente cuesta arriba. Estando sin celular, avancé angustiado 16 km, solo,  tratando de alcanzar a mis compañeros, pero nunca lo logré, llegando a un  caserío llamado Corinto, donde por fin supe que ellos habías partido después de  mí. Ellos también se angustiaron, hasta el punto de que el mono Trejos movió  sus influencias para que la policía me buscara, pues cada uno se formaba su  propia película. Todo terminó bien, cuando los compañeros llegaron al sitio  donde yo me encontraba y mucho mejor cuando supimos que el carro había podido  pasar y llegó con ropita limpia a Corinto, donde lo esperábamos. El monito  Trejos quien había pedaleado a la par con todos, por fin se había subido al  carro durante la última parte de este recorrido. Mandamos prepara gran cena en  uno de los pocos sitios de hospedaje de aquel montañoso lugar. Se realizó el  segundo match de tejo, donde William Duarte dio cátedra, dejando perplejos a  todos, especialmente a su orientador Guillermo Durán, gran campeón en este  colombiano deporte. 
Aquí los organismos empezaron a  resentirse como si fuera la tercera semana de un gran tour. Quejidos con  diferentes orígenes, pero no lograban minar nuestro coraje. Esa noche trancamos  muy bien las puertas, pues Marcolino nos había puesto nerviosos al manifestar  que durante la noche podrían pasar osos por esos parajes. 
Jueves 7. Corinto-El Crucero (53km.) La  montaña seguía en todo su esplendor. Nos esperaban muchos kilómetros de  ascenso, y el cambio de clima se iba notando en contra de nuestras pocas  fuerzas. Por fin llegamos a Toquilla, un páramo helado, donde nos reconfortamos  con la famosa aguadepanelacaliente con queso y mogolla. Marco y Trejos avanzaban  adelante con el ánimo de alcanzar la meta del día. Guillermo corajeaba para no  subirse al carro, pues sus fuerzas querían abandonarlo, pero no se rindió.  Después de un pequeño valle y otro fuerte ascenso, por fin empezamos a divisar  las azules aguas del lago de Tota, señal de que El Crucero estaba cerca. Nos  reagrupamos en este alto y emprendimos la bajada hacia Sogamoso, todos en la  camioneta. Trejos se lució dando muestras de mucho pundonor. Como el destino  del día era Firavitoba, avanzamos hacia esta población, no sin antes almorzar  por el camino. Llegamos a mi querido pueblo y nos fuimos ubicando en la casa.  Allí se cambió el tejo por el dominó, juego con el cual nos divertimos, aunque  algunos salimos “pelados”. 
Viernes 8: Firavitoba-Tunja (72km.)  Después de una noche fría en Firavitoba, Marcolino y Guillermo nos  sorprendieron con tremenda pericada y doble chocolate, pan y queso, que  consumimos con el ánimo de salir pronto a nuestro recorrido. Con lo que no  contábamos era con la lluvia incesante desde muy temprano y sin ganas de parar,  pues tuvimos que dedicarnos al turismo, visitando cafeterías y otros centros  comerciales de la población. Solo hacia las 12:15 pm. Pudimos emprender la  pedaleada dirigiéndonos por una cuesta de ocho kilómetros hacia el Pantano de  Vargas, lugar histórico de nuestra independencia. El trayecto fue difícil hasta  Paipa, pues en tramos destapados el barro imposibilitaba nuestro accionar. Al  salir a la vía principal, el tiempo mejoró y pudimos enfrentar las famosas  “gemelas”, dos repechos prolongados que van mermando nuestras carnitas. Casi  nos coge la noche llegando a la capital de Boyacá, donde pasamos algunas  peripecias buscando hospedaje, pero bueno logramos acomodarnos en un buen sitio  con el ánimo de descansar la última noche fuera de casa. Por la noche visitamos  la plaza de Bolívar y degustamos algún café escuchando interesantes anécdotas  entre los relatos de la vida de algunos de nosotros. 
Sábado 9: Tunja-Briceño (74km.) como  habría parada obligada en Ventaquemada para degustar las famosas arepas,  decidimos avanzar en carro hacia esa población, pues una llovizna amenazaba con  retrasarnos la salida. Así que iniciamos nuestra última etapa en Ventaquemada  con buen clima y tal cual repecho prolongado. En Villapinzón, el monito Trejos  que tanto había aguantado se tuvo que subir al carro, pues sus esfuerzos le  pasaron factura. Allí tuvimos otra alegre sorpresa: Margarita y Sandrita  salieron a recibirnos llenas de orgullo por la hazaña de su esposo y padre  Marcolino. Con los últimos alientos coronamos el alto del Sisga y paramos a  tomar alguito caliente. El clima quería amedrentarnos con amago de lluvia, pero  retomamos nuestros caballitos de acero para terminar hasta el destino  propuesto. Ya en la sabana a todos se nos alegraba el corazón, pues veíamos  cerca el culmen de nuestra travesía. En Briceño pusimos punto final a esta  interesante jornada, que no solo nos permitió pedalear sobre diferentes  topografías de nuestra geografía, sino que nos enriqueció por el compartir con  excelentes seres humanos. 
Para toda la familia CicloBR un gran  abrazo. 
 
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