Vuelta al Norte



Bogotá, septiembre 12 de 2010

El menú ciclístico para hoy: “La Vuelta al Norte”. Debemos salir de Makro en la autopista con calle 193, doblar a la derecha en  Briceño, pasar por Sopó y terminar en el Alto de Patios, para recorrer en total 64 kilómetros.

Este es uno de recorridos clásicos, contiene la combinación y la dosis perfecta entre terreno llano y montañoso. Un inicio totalmente llano, el paso por la autopista Norte, repechitos entre Sopó y Salitre, un premio de montaña de tercera en el Alto de las Arepas, bajada hasta la Calera y montaña la que quieran hasta coronar en Patios.

A la mayoría de la gente le gusta este recorrido debido a que como es un circuito, se sale y se llega a casa en bici. Esto implica unos buenos kilómetros adicionales con lo cual se completan, según el caso de 70 a 90 kmts.

Pero igualmente muchos le temen pues en la autopista el ritmo es fuerte y cuando inicia la montaña lo toma a uno "restiado".

Cuando salimos de la casa, pasadas las 7 de la mañana en Bogotá el día era gris, prácticamente nublado, pero curiosamente durante todo el recorrido tuvimos un agradable clima, incluso con sol que por momentos picaba fuerte.

Como por lo general en este recorrido el carro acompañante llega lleno, para hoy se programaron dos conductores elegidos, Orlando Molano y Orlando Márquez, quienes llegaron muy de tempranito cargados de refrigerios, para sus amigos, vimos bananos, bocadillos, cocadas, masmelos, brevas, de tal forma que hoy nadie podría quejarse de que le dio la “pálida por hambre” .



En la práctica tuvimos cuatro carros acompañantes pues adicionalmente Jacinto llevó su vehículo, conducido por su hijo  y nos acompañó Florencia.

Un total de veintinueve ciclistas, incluidos los dos conductores se hicieron presentes para correr esta etapa:

Alberto Pineda, Eduardo Bedoya, Jacinto Cuta, Pedro Gómez, Carlos Reina, Ildefonso García, Miguel Granados, Luis Pulgarín, Francisco Morales, Melquisedec Reina, Alberto Rivera, William Trejos, Edgar Damián, Anita Niño, Frank Munar, Álvaro Villarreal, Jesús Reyes, Luis E. Zapata,  Hugo Gutiérrez, Mauricio Ordóñez, Marcolino Barrera, William Bolaños, Carlos Galindo, Armando Torres, Orlando Pinillos, Luis Munar, y Luis el cuñado de Pulga.

A las 8 y 3 minutos partió un primer grupo que decidió salir a la vanguardia para ganar distancia: Anita Niño, William Trejos, Carlos Galindo, Edgar Dimián e  Ildefonso García. A las 8:17 a.m. salieron los otros 21 pedalistas, pues Álvaro Villarreal que  hacía poco había salido en solitario.

Al paso por la Hacienda Hato Grande, el grupo los "adelantados" le llevaba al lote 14 minutos, y ya habían perdido la rueda Zapata, Marcolino, Mauricio, Armando y Frank que se había quedado atrás para empujar a Luis su padre; como diría Piero: “es un buen tipo ese hijo… “.

En Briceño, a los 25 kilómetros el lote había descontado al lote puntero  casi la mitad de la ventaja. Hugo ya venía “haciendo agua” y Chucho “pataleaba” para no despegarse del grupo.

Atrás seguían Zapata, Marcolino, Armando, Mauricio y Frank que había convenido con su viejo que era hora de partir solitario en busca de su destino, esa es la Ley de la vida, al final los hijos parten y los padres quedamos solos.

Adelante Pineda y un pato venían apretando y traían a Bedoya y al resto de la lengua. Unos pocos metros antes del peaje le dieron cacería a la mayoría del grupo de los adelantados, solo quedaban Dimián y Anita que sucumbieron en Cabañas, antes de que se insinuara la subida a las Arepas. William Trejos aprovechó el “túnel de viento” y logró pegarse  a los duros y así tomarle una ventajita al inicio de la cuesta a Anita y a sus amigos adelantados.

Antes del peaje Pulga y Pachito se despidieron del grupo de la A e hicieron tolda aparte, pues el ritmo ya no era para ellos.



Tan pronto empezó la cuesta el grupo se transformó en una larga fila. Miguelito apretó el paso y se llevó a su rueda al cuñado de Pulga, seguidos de Bedoya y Pineda que parecía  ceder terreno, mientras más atrás Jacinto se esforzaba por conectar. Carlos Reina y Pedro Gómez ya veían de lejitos a los punteros.

A mitad de la cuesta de la Arepas William Trejos mantenía la ventaja, lo seguía Ildefonso  y Pulga que empezaba a superar contendores. Anita venía escoltada por Dimián, tratando de descontarle al atrevido del William  pero su paso no presagiaba que lo pudiera alcanzar.



En el mismo punto de referencia vimos pasar a Pachito seguido de Melki y más atrás a Alberto Rivera que venía añorando su mullido sillón de su bufete de abogado. Lo seguía Carlos Galindo quien al ver parqueado uno de los  carros acompañantes no resistió la tentación de poner pie en tierra y dejar viendo un chispero a los calambres que traía a cuestas.

Muy bien relacionado con su nuevo kit de piñonería de Campagnolo  pasó Alvarito Villarreal y bien atrás Zapatica, nuestro tesorero que parece que no pudo volver a conseguir sus famosas y mágicas semillitas.

Florencia nos reportó vía celular que más atrás venían Hugo, Bolaños, Marcolino, Mauricio Luis y Armando que había pinchado. Pinillos se había regresado a Bogotá desandando el camino,  pues no le gusta ni cinco la subida a patios y menos la bajada.

En el kilómetro 60, en el Alto del Sapo, a un poco menos de cuatro kmts de la meta,  hicimos una parada y en ese punto, la situación de carrera era la siguiente:

Adelante, Pineda y Bedoya se daban cachucha, no pasó Miguel, suponemos que paró en la Calera a “echar caldito”. Muy cerca pasó Jacinto que había reducido la ventaja sustancialmente y ya tenía a la vista a sus contendores. Detrás de él, Pedro y Carlos Reina cerraban el grupo de la A.

Al rato vimos en la distancia a Ildefonso que ya había superado a varios en la cuesta y llevaba muy buen paso. Miguelito venía encabezando un pequeño lote que habían conformado con Pulga, Pachito y Melki. Alberto Rivera venía un poco más atrás y hacía esfuerzos para llegarle a ese lotecito.

William Trejos venía  a buen ritmo y le llevaba más de dos minutos a Anita y a Dimián. Este último optó por acompañar a Galindo en el vehículo para no “torerar” más a su rodilla que lo aqueja de cuando en vez. Anita paró a refrescarse, pero al saber que adelante tenía a William decidió seguir para tratar de cazar a ese bandido.

Frank Munar, a quien declaramos el hijo del año, pasó veloz con la esperanza de llegarles a sus amigos de la A, pero ya era mucho el terreno que había cedido por su sacrificio familiar. Villarreal pasó en pos de los delanteros de su grupo (huy eso sonó como de narrador de fútbol). Chucho pasó sonriente, pues después de treparse la línea esa vaina de hoy es un chiste flojo para el.

Zapatica pasó muy serio, seguido de Hugo a quien esperábamos en el carro, pero esta vez siguió de largo y despreció la comodidad del auto. Vimos luego a Mauricio Ordóñez que iba por Frank, pero ese muchacho no espera al Jefe si no el día de pagos en Avantel. Lo seguía Marcolino y un poco más atrás William Bolaños.

Armando venía escoltado por el carro de Jacinto y Molano venía cuidando a Luis Munar.

Una vez pasaron todos decidimos retomar el camino en el carro acompañante pero obvio nos perdimos la llegada a la meta fue casi en el mismo orden que hemos narrado.

Nos tocó ver como a menos de un kilómetro de la meta Villa cazó a Anita, al comienzo su caballerosidad no le permitía pasarla, pero luego desinhibió y la superó sin ninguna contemplación.

Armandito Torres, gracias a su fundida en la autopista y al pinchazo llegó portando el letrero de Fin Y Orlando Molano llegó con un pasajero a bordo: Luis Munar.



Arriba, en la meta, muchas caras de felicidad y satisfacción por haber agregado a su hoja de vida ciclística otra “Vuelta al Norte”. Pero había alguien que celebraba más que nadie, pues en su bitácora quedaría anotado que por segundo domingo consecutivo había superado a Anita, esta vez en terreno montañoso, por supuesto hablamos de William Trejos. Para aguarle la fiesta Anita nos dijo: “pregúntenle quien lo atendió ayer en tenis 6-2, 6-0 y 6-0”. Huy eso sonó como a desquite…

La verdad no solo William, Anita también merece un reconocimiento pues esos 64 kmts recorridos son duros y aún así superó a varios de los “varones”.

Nos vemos la próxima semana, esperamos ver ya al equipo femenino completico para que apoyen a la pobre Anita, y la defiendan del William, pues Anilsa se voló a montar con unos amigos Venezolanos y Esther anda por San Gil entrenando; dicen que se llevó el diccionario Italiano-español  pues está empeñada en traducir la nota que apareció en la crónica de la salida a Chocontá.