
Bogotá, noviembre 6 de 2011.
LA TERCERA FUE EN GUASCA

Son las 11:15 de una mañana soleada, estamos a la entrada de la población de Guasca en Cundinamarca, tierra natal de nuestro pedalista decano Jorgito Peña. Un nutrido grupo de 41 personas sonríen, comentan, se abrazan, se toman fotos. Allí reina la alegría y la satisfacción, todos parecen estar felices por la labor que desempeñaron en este evento ciclístico: La tercera Etapa de la Clásica de la Amistad 2011, 13 kmts de subida al Alto de Guasca, que acaba de concluir con total éxito, gracias a Dios llegamos todos bien, que es lo más importante.
Cuatro de esas personas cumplieron una destacada labor como Jueces oficiales de la prueba: Maríangela, Ángela María, su novio Enrique Nieto y Sandrita Barrera.

Dos conformaron el equipo de reportería gráfica: Consuelo Alonso y su esposo Jorge Gutiérrez. Cuatro acompañantes, Edna la esposa de Mauricio Ordóñez y su hijo Felipe y dos amigos.
Los protagonistas de la jornada, 31 pedalistas de los cinco equipos participantes, llegaron cargados de puntos para sus equipos. Cada uno comentaba orgulloso sobre su desempeño y la forma como obtuvo con su pareja las preseas para su escuadra. Todos perseguían a las jueces para que les entregara su tarjeta de puntos y les explicara porqué no ganaron la tarjeta más alta, si yo pasé a fulanito y luego a fulanita. Afortunadamente este año la FICA envió jueces serias, dedicadas y de mucha personalidad.

A los futbolistas les gusta jugar sus partidos, once contra once, cada uno debe meter el balón en una portería, gana el que más la meta, así de simple. A los ciclistas les gusta pararse en la raya de salida, escuchar el pitazo y dar pedalazos a morir para pasar a sus rivales o dejarlos lo más atrás posible, así de simple.
Pero extrañamente acá, en la Clásica de la Amistad, las cosas no son tan simples, nada es normal, nada es tan simple, nada es tan evidente. No es una competencia normal, a veces los organizadores ponemos a pensar a los ciclistas, a diseñar estrategias, a leer reglas que se pueden interpretar, para que no necesariamente gane el más fuerte, esa es la idea. A veces se logra a veces no se logra, así de simple.
Hoy era uno de esos días, era una etapa por equipos, subdivididos en parejas; arrancaban completos y cada dos kmts podían dejar parejas ciclistas en el camino y acelerar el paso hasta que quedara solo una pareja la única que debía coronar la cima de la montaña. Así de simple.
Cada líder decidía libremente el orden en que dejaba sus parejas en el camino. Así de simple
Las parejas "abandonadas en el camino", debían seguir en competencia unos kmts más, si hacían el esfuerzo obtenían puntos valiosos para su Divisa en la medida en que lograran avanzar más hacia la meta en el alto de Guasca. Así de simple.
Lo más complejo quedaba en manos de las jueces y lo tenían cuidadosamente calculado y bien estudiado para que saliera bien y de hecho les salió muy bien. Ese no era problema de los competidores, afortunadamente. Para ellas una sincera felicitación y nuestros agradecimientos, no es fácil asumir esa difícil tarea de enfrentar y ponerle la cara a 35 temperamentos diferentes, cada uno con su propio puntaje y una versión diferente de lo que pasó en la prueba.
Una semana antes publicamos las normas y hasta dibujitos didácticos, incluso a la salida las jueces repartieron un volante para quienes no habían tenido tiempo de leer, o no les gusta o no saben cómo ingresar a la “gueb”.
Los líderes la tenían clara, pero como verán más adelante, algunos pocos de sus pupilos no entendieron ni pío, incluso una parejita de despistados se llevó cero pollito en puntaje, no leyeron, no preguntaron, no cumplieron no puntuaron, así de simple.
El primero en partir fue...
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