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ROGRAMACION PARA EL MES

 

   
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Bogotá agosto 8 de 2020

Homenaje a los ausentes

A lo largo de la historia de la humanidad las enfermedades infecciosas y las pandemias nos han acompañado, incluso en esta era moderna en donde el hombre ha hecho gigantescos avances en la medicina; hoy estamos a punto de llegar a Marte, pero curiosamente la humanidad aún no ha podido controlar a los virus infecciosos terrícolas que siguen cobrando vidas.

Si al comienzo de este año 2020, cuando iniciamos la pretemporada ciclística CicloBR, alguien nos hubiera dicho que íbamos a tener que hacer frente a una pandemia, muchos de nosotros probablemente hubiésemos dicho que eso era imposible, una locura. A veces creo que esto que estamos viviendo se trata solo de una pesadilla, de un mal sueño del que pronto voy a despertar y que cuando amanezca le contaré a mi esposa: imagínate lo que me acabo de soñar...

Pero, es cierto sucedió lo que nunca esperábamos que ocurriera. Sin duda el primer efecto sicológico de la pandemia es el miedo al contagio y la muerte que nos sobrecoge a todos, me imagino que fue igual con la gripe española en 1918 y 1919, la gripe asiática en 1957 y 1958. Confieso que ahora si le temo a morir, siento que aún tengo muchas cosas que hacer y sueños que cumplir. 

Pero igual que ese surgen otros temores como, el miedo a perder nuestra autonomía y el control de nuestras vidas. Vivimos con la sensación de un futuro incierto. El aislamiento ha incrementado la nostalgia por nuestros familiares y amigos pues se han restringido las relaciones interpersonales (distanciamiento social, uso de mascarillas, menor contacto físico, etcétera). Esta nueva e imprevista realidad ha despertado en muchos de nosotros sorpresa, incredulidad, incertidumbre, desasosiego, ansiedad, tristeza por no poder hacer lo que nos gusta como salir a montar en bicicleta, y reitero miedo al contagio y a desaparecer, especialmente en quienes por nuestra edad estamos en el rango de los más vulnerables.

Paradójicamente mientras clamamos por libertad para salir a las calles de nuevo sin restricciones, nos paraliza el miedo al agente patógeno que tanto daño ha hecho en estos meses en Colombia y en el mundo.

Pero hay algo que me consuela y me llena de esperanza, saber que nuestros familiares están bien y que todos los integrantes de CicloBR han estado ajenos al virus, gracias a que se han sabido cuidar.

Como dijo alguien, cada quien es dueño de su propio miedo y aunque en esta situación el miedo nos lleva a priorizar la cautela, un buen grupo de nuestros ciclistas ha sabido manejar sus miedos y ya han salido a carretera a prácticas de bici entre semana y algunos fines de semana, en la medida en que las autoridades se los ha permitido. Con quienes he hablado por teléfono los percibo felices. Sabemos que Fernando, Guillermo, Pulga, Alberto Otálora Pablito, Eduardo, Henry, Fabio, Mao y no sé si Ricardo o alguien más, ya han efectuado recorridos a Patios, al Nueve de la Mesa, a Albán, al Verjón, a Chía, Chía, o etapas de largo aliento como las que ha realizado Fernando quien se ha aplicado recorridos hasta de 180 kmts, al estilo Egan, en los llanos orientales y otras localidades.

Siento alegría por ellos porque han tenido espacio para reencontrarse con la bici y las carreteras, y envidia de la buena.  Solo les recomiendo que sean muy estrictos con el cuidado y la aplicación de protocolos de bioseguridad y el distanciamiento, por su bien y el de sus familiares.

Mientras ellos disfrutan de la bici en carretera casi con normalidad, otros entre los que me cuento, como Edgard, Héctor, Armando, Marcolino, Alvarito, Jacinto, y entiendo que Melki Hermes y el Tocayo, apenas si nos conformamos con el Indoor Cycling   y las transmisiones en TV, mientras llegue el día, ojalá no muy lejano, en que ya podamos compartir todos esas salidas y tertulias que añoramos, ese día saldrá el sol para todos.

Toda esta cruel anormalidad o "nueva normalidad" que estamos viviendo, inevitablemente nos lleva a sentir nostalgia por los amigos con quienes no nos vemos desde hace casi medio año. Justo hace una semana escuché en la radio una vieja canción, que seguramente todos conocemos, la verdad no le había parado bolas a la letra, pero viene a cuento para ilustrar el mensaje implícito en esta nota, dice así:

   


“No importa el lugar, el sol es siempre igual, no importa si es recuerdo
o es algo que vendrá, no importa cuánto hay en tus bolsillos hoy, sin nada hemos venido y nos iremos igual. Pero siempre estarán en mí esos buenos momentos, que pasamos sin saber, no importa dónde estás, si vienes o si vas, la vida es un camino, un camino para andar.
Si hay algo que esconder, o hay algo que decir, siempre será un amigo, el primero en saber, porque siempre estarán en mí, esos buenos momentos, que pasamos sin saber, que un amigo es una luz brillando en la oscuridad.
Siempre serás mi amigo, no importa nada más…”

Canción Amigos- Enanitos verdes.

Les decía al comienzo que uno no deja de sentir el temor de desaparecer por causa de la pandemia. En medio del aislamiento también he pensado en el incierto futuro de CicloBR como grupo, entonces pasan imágenes por mi cabeza de todos los momentos felices que hemos compartido como colectivo de Ciclismo, las historias vividas, las montañas coronadas y los miles de anécdotas y eso me da fe para pensar que hay un futuro bueno para nuestro grupo.

Afortunadamente como la memoria es frágil basta con ingresar a la web de CicloBR y escribir allí en este buscador del sitio:

un nombre de un compañero, un lugar, una etapa, una fecha, un año, etc. y de inmediato el tiempo se devuelve por arte de magia y nos aparecen crónicas, artículos que nos hablan de tiempos alegres e inolvidables, que refrescan nuestra memoria y muchas veces nos traen recuerdos que ya estaban a punto de borrarse, o no los teníamos presentes.

Ese ejercicio me llevó en estos días a buscar en esa funcionalidad de nuestra web, información sobre amigos que lamentablemente fallecieron pero que dejaron huella durante su paso por CicloBR, por lo cual me decidí a escribir algunos párrafos sobre ellos, especialmente dirigidos a quienes no tuvieron la oportunidad de conocerlos, porque la gente solo muere cuando la olvidamos.

Todo un personaje

En los inicios del Grupo tuvimos como compañero a un gran personaje, de origen humilde, bohemio, amante de la guitarra, un verdadero superdotado de las bielas. Delgado en extremo, su apariencia no era algo que lo trasnochara, su prioridad no era la vanidad, ni la moda, por eso llegaba siempre los domingos con un viejo suéter de lana encrespado por las motas; tampoco el tener la última versión o la mejor marca de bicicleta fue su pasión, así que su máquina era modesta y pesada, pues a él le bastaba la potencia que tenía en sus delgadas piernas, no recuerdo haberle visto un Cateye. 

Era capaz de tomarse un aguardiente doble antes de emprender por ejemplo la subida desde la Aguadita y esto parecía no afectarle. Sus métodos de entrenamiento era sui géneris y basados en la fuerza. Subía a Monserrate al trote cargando a una hijita y con pesas en sus pies. Nos decía que el mejor entrenamiento era empujar, con toda la fuerza una pared como si tratáramos de moverla.  Le gustaba enseñarnos a montar y la técnica para subir, decía que debíamos practicar tan duro como si el entrenamiento fuese una guerra y la competencia un descanso.

Buen amigo, sincero rebelde, con un toque de loquito a decir de quienes no lo conocían.
Así era en síntesis Gustavo Aldemar Herrera, falleció el 13 de mayo de 1994.

Ver más sobre Gustavo>>

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De a mil, de a mil

Esa frase se inmortalizó, la repetía nuestro segundo personaje. Al final de cada etapa dominical acostumbrábamos a sentarnos en el prado de un lote que quedaba ubicado en la esquina suroriental de lo que hoy es la rotonda de Puente Piedra. Allí había un pequeño Kiosko de lata, lo recuerdo pintado de azul, alguien pedía “un petaco” de pola y él era el encargado de recoger para pagar la cuenta con la frase de a mil de a mil, al final no sabíamos si le sobraba, pero le gustaba hacer caja. Como verán, éramos unos jóvenes irresponsables.

Rafael Caicedo, era algo así como el Gaviria del pelotón, un embalador al estilo Marcolino, pasista y más bien regulimbis para la montaña; cuando la carretera picaba hacia arriba, buscaba afanoso el primer camión que pasara y se le colgaba, a veces ni lo pillábamos, nos sorprendía al verlo en la cumbre.

Ingresó al Banco como aseador y terminó de auxiliar de contabilidad, fue un autodidacta, inteligente, aficionado al basquetbol que descubrió tarde su potencia en la bici. Un conversador genial, y un mamagallista que le sacaba pelos a una calavera. No tenía pelos en la lengua para cantarle la tabla a alguien cuando no le caía bien.

Tenía su palito para las conquistas, un Don Juan completico.

Rafael nos abandonó  el 12 de noviembre de 2012.

Acá su historia>>.

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 El Maestro

Como todos habrán leído CicloBR nació con un pequeño grupo de ciclistas empleados del Banco de la República que un día decidieron, hacer deporte para bajar barriga y algunos para desenguayabar los domingos. El recorrido que hacíamos era Salir de Puente Piedra y llegar hasta el inicio de la subida a la virgen. Ese recorrido lo hacíamos cada domingo, hasta que un señor alto, fornido con inconfundible acento caleño, empleado del Banco, nos acompañó un domingo y nos dijo:

¿mirá vé y Uds., porque no intentan hacer recorridos más largos para que progresen.?

De esta manera inicialmente logramos subir la dura cumbre de “La Virgen”, nos fue tan bien que aceptamos llegar al parque de Subachoque y medirnos a esa terrible cuesta. La primera vez que la hice, me dejé caer en un prado que había al lado derecho al culminar la subida, todo lo veía del color del pasto. Luego nos llevó a la Pradera y unos meses después nos retó a que subiéramos a Patios, esa etapa fue un filtro pues de inmediato renunció un buen porcentaje del incipiente grupo pues para ellos ya nos habíamos vuelto profesionales.

Adolfo Vinasco Medina, fue el pionero del Ciclismo Indoor en CicloBR y comercializó los primeros ciclosimulador que tanto nos han servido en la cuarentena. Un excelso bailarín de salsa como buen caleño y bailarín de Tango en sus últimos años. Asesor y duro crítico de las competencias que organizábamos.

Pese a su gran contextura le rendía en el plano y en la montaña.

Partió el 26 de enero de 2005.

Ese era el Maestro Vinasco>>

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El Embajador en Boyacá

CicloBR tuvo un representante y promotor de ciclismo en Tunja, primero como Secretario del Banco de la República y luego como Gerente regional. Futbolista, basquetbolista y un gran nadador.

Cuando creamos los Nacionales de Ciclismo, decidió conformar una potente escuadra con miras a pelearle la hegemonía a los Bogotanos. Cada día se llevaba a entrenar a todos, desde vigilantes hasta funcionarios, pocos se salvaban de la “invitación”.

Descubrió excelentes pedalistas de estirpe Boyacense que realmente nos dieron Guerra como Ricardo Correa (QEPD) y Eduardo Amézquita.

Era muy buen ciclista, pero con tal de que su grupo ganara en las competencias que organizaba en Tunja a las cuales asistimos muchas veces, era capaz de trucos cual Bilardo en el fútbol. Nos hacían perder a los Bogotanos modificando la ruta, o de vez en cuando se trepaba a su camioneta Van de puerta corrediza con bici y todo y luego aparecía campante en el último kilómetro.

Antonio María Munar Forero fue un gran amigo, un excelente funcionario, completo deportista, y un Gourmet de la cocina típica Boyacense. Compartió con nosotros muchas pruebas en Bogotá y gracias a él conocimos muchos bellos pueblitos de la tierrita Boyacense con su familia como anfitriona, siempre nos atendían a cuerpo de rey, en intercambios de ciclismo, fútbol y Tejo. Falleció el 26 de octubre de 2011.

Ver nota para Antonio>>,

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El Ciclista Decano

No podría faltar en estos recuerdos, nuestro apreciado JORGE ENRIQUE PEÑA RODRÍGUEZ, Jorgito, maestro de la elegancia en el vestir y caballero a carta cabal, de los últimos que quedaban y un leal amigo, con quien tuvieron la oportunidad de departir todos los actuales integrantes de CicloBR, tal vez no lo conoció Mauricio Peña, pese a que alguien supondría que eran de la misma familia Peña de toda la vida ala.

Vivió y disfrutó la vida como debe ser, pedaleó hasta el final de sus días, fue nuestro ejemplo, por eso lo llamábamos el Ciclista Decano, el Pote Peña para sus amigos.

Así celebramos sus 80 años>>. Jorgito falleció el 18 de septiembre de 2017, pero su memoria sigue viva en todos nosotros y sus huellas en la carretera están aún frescas

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Hasta acá los recuerdos que reposan en nuestra mente y que como corren el riesgo de irse nublando con el paso de los años, quedaron consignados en la historia escrita del Grupo.

Un saludo y un fuerte abrazo para los siguientes amigos y compañeros que aprecio y que extraño, con quienes quisiera reanudar rápido esa rutina sabatina y dominical sobre la bicicleta ascender montañas, recordar y reírnos en una de aquellas tertulias, que nos cercenó el Covid 19:


Hermes Alvarado, Marcolino Barrera, William Bolaños, Álvaro Cuervo, Jacinto         Cuta, Fabio Cuttica, José Edgard  Dimían, William Duarte, Guillermo Durán, Nicolás Durán, Fernando Flores, Carlos Galindo, Ildefonso García, Manuel García, Germán. Eduardo González, Nobile González, Geoffre Mateus, Jorge Eberto Martínez, Orlando Molano, Víctor Molano, Francisco    Morales, Ana Niño, Mauricio    Ordoñez, Alberto Otálora, Manuel Panesso, Héctor Pedraza, Mauricio Peña, Luis E.       Pulgarín, Camilo A. Pulgarín, Melquisedec Reina, Alberto Rivera, Ricardo Rodríguez, Henry Rojas, Laura Campos, Reinaldo Pulido, Armando Torres, Pablo Gilberto Torres y William Trejos. Y un caluroso saludo para Hugo y Jorge Gutiérrez. 

Ya pronto.

omarquez