Bogotá octubre 9 de 2022 Chocontá se nos hizo cerquitica Estamos desayunando en Chocontá, henos recorrimos 52 kmts desde que salimos a las 8 de la mañana de La Caro, todos coincidimos en que fue muy corto el recorrido, habíamos parado en el puente del Sisga mientras Fernando despinchaba de allí a Chocontá fue un pasito. Se nos hizo corto el camino por varias circunstancias, el actual nivel de preparación de nuestros ciclistas, el hermoso y soleado día y la carretera de doble calzada y en perfecto estado.
Para la próxima podríamos ir sin problemas a Villapinzón población ubicada 13,5 kmts más adelante o de pronto a Ventaquemada, para que Nobile, Chinazo, Alberto Otálora y O. Carrillo recuerden los buenos tiempos de infancia en esa región. ¿Sabían que no visitamos la Leal y Noble Villa de Santiago de Chocontá desde el 7 de agosto de 2016 con el grupo?, es decir seis largos años si parar en la llamada “Ciudad Satélite de Colombia", debido a las antenas satelitales que hoy adornan el verde paisaje, la primera de las cuales se inauguró en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo en 1972.
Hoy 50 años después, esos gigantescos platos metálicos de más de 30 metros de diámetro están en su ocaso, las personas ya no se detienen a mirarlas y el paisaje pareciera haberlas absorbido o mimetizado. En su época de gloria, cuando no existían el internet de banda ancha, ni el wifi, ni Google ni los celulares, esas antenas eran las encargadas de la transmisión vía microondas de telefonía, radio y TV, pero, con el paso del tiempo y la llegada de la fibra óptica, el uso de las antenas fue decayendo hasta que quedaron relegadas. Tras unos años de servir como repetidoras para enviar la señal satelital a zonas apartadas, las dos antenas más grandes fueron desconectadas por la extinta Telecom. Hace unos años propusieron darles un uso productivo a los abandonados platos, para convertirlas en un telescopio de radioastronomía, una rama de la astronomía que se vale de este tipo de herramientas para explorar el cosmos a partir de luz en la frecuencia de radio, la misma con la que funcionaban. Quien quita que desde Chocontá algún día podamos conversar con extraterrestres, pero me temo que las antenas van a terminar consumidas por el óxido, antes de que algún platillo volador se enamore de ellas. Marcolino, no aceptó el desayunito en Chocontá, apenas recargó líquido dio la vuelta y decidió emprender en solitario el viaje de regreso, pese a que sus compañeros le pedían que esperar para salir en grupo. “No eso que Uds. me dejan tirado, mejor me voy solo”, afirmó muy serio. Terminamos el desayuno y salimos de Chocontá con destino La Caro. Iniciamos con un falso plano y repechos que suman de 8 kmts aproximadamente hasta llegar al puente del Sisga donde inicia el terreno de subida el alto. Luego del descenso nos reagrupamos pasando el peaje como de costumbre.
Así, en un disciplinado grupo transitamos todo el tramo hasta Tocancipá. Pachito perdió la rueda en el primer repechito y vio como el lote se le alejaba cada vez más hasta que decidió hacer uso del carro acompañante. Fernando y Gustavo nos tomaron una distancia que fue iba ampliando, Pulga le pidió al acompañante de la moto que se pusiera adelante y partió raudo en pos de los dos escapados, cuando reaccionamos ya nos había sacado una luz. Wilfran se quedó acompañando a Nobile, Javier fue el primero en partir para tratar de alcanzar a Pulga y recortarle diferencia Fernando y a Gustavo, luego salieron en fila los dos Orlandos. Pulga logró alcanzar los dos fugitivos, pero el cansancio de la bajada a Choachí del sábado anterior le cobró y optó por dejarlos ir a falta de tes kmts para llegar a los Silos, justo cuando los pasaron Javier y O. Márquez, quienes estuvieron cerca pero no lograron llegarle a Gustavo y a Fernando. O. Carrillo confesaría que tampoco aguantó el paso, obvio Choachí le pasó factura. Cuando llegamos Marcolino hacía 15 minutos descansaba plácidamente en el prado del separador frente a los Silos de Almaviva. Ya en el Asadero Don José dimos apertura oficial a la tertulia, todos se veían muy contentos de haber hecho 104 kmts tan rápido y sin acusar demasiado cansancio. Pulga narraba como le pidió al señor de la moto que se pusiera delante y así levantó 55 k/hora, Javier decía que no sabía que O. Márquez venía a su rueda y que lo sorprendió en el repecho los Silos, pero sacó fuerza de donde no tenía para volverlo a pasar. O. Carrillo le decía a su tocayo que venía cerca esperando a verlo cómo se fundía moviendo el plato grande, pero, por el contrario, el apretó y no pudo llegarle. Nobile se quejaba que Wilfran quería que subiera el repecho con la relación que llevaba, plato grande y el ´penúltimo piñón pequeño, "no jodás". Todos coincidimos en que fue una etapa muy rápida, el tiempo y nosotros habíamos volado apenas era la una de la tarde. A propósito Orlando Carriilo les recordaba a Javier y a Wilfran cómo hace unos meses se creían unos berracos cuando salían hasta Chía y se aventuraban a alargar la etapa hasta Briceño, ni se imaginaban hacer recorridos de más de 100 kmts. Wilfran dice que los puyaba pra ir más lejos pero "chillaban" mucho Al comienzo de esta nota les había contado que a las 8 am habíamos partido. Javier Fernández llegó animado con su camioneta cargada de Chocolatinas Jet, bananos, bocadillos y Pony maltas, hacía su debut como conductor elegido, para no perderse el fondito contrató un conductor con Staff Cycling, empresa con la cual nosotros también contratamos un escolta en moto.
Muchas gracias Javier. Hoy asistimos en total 10 ciclistas: Nobile, Marcolino, Pulga, O. Carillo, Javier, Wilfran Gustavo, Pacho, Fernando y O. Márquez y tuvimos carro, moto y comida a la lata.
Recordamos en la tertulia cómo al inicio los primeros en partir hacia el Sisga fueron Nobile, Pacho, Marcolino y Wilfran, les dimos unos minutos, luego partió Orlando Carillo y Gustavo que le dieron con todo hasta llegarles.
Pulga, Fernando, Javier y O. Márquez tuvieron que pisar el acelerador y se vinieron a agrupar pasando Gachancipá. Curiosamente Fernando hoy no apretó el paso a la ida y tampoco en las subidas al Roble ni al Sisga. En la tertulia recordaron cómo en el repecho del Roble Wilfran salió como un bólido, quería probar la bici Fuji y ver qué tanto le había afectado el descanso de una semana por su reciente viaje a Alemania, veamos acá ese dramático momento>>. En la bajada a Sesquilé disminuyó para esperar al grupo.
Contaron que en la subida al Sisga la batalla la dieron Gustavo, Omárquez y Javier que los sorprendió en el remate final.
Luego arribó Pacho que sorpresivamente le ganó a Nobile en el Sisga, estaba que no se cambiaba por nadie.
Marcolino pinchó y se quedaron Pulga y Carrillo para auxiliarlo. Siendo las 2 pm, se levantó la sesión de comentarios. Fue una tertulia litro al igual que el refresco que el dieron a este sediento colega:
PD: A veces no podemos dirigir el viento, pero podemos ajustar las velas. ¿Sabes la cantidad de veces que tendrás que ajustar la velas en tu destino? ¿La cantidad de veces que arreciarán tormentas o que el viento querrá llevarte a donde tú no quieres ir? Pero el barco es tuyo, lo tienes que llevar tú, debe seguir tus órdenes, tú eres el que le diriges y no tienes que permitirle que te lleve donde él quiera. Tú eres el que manda, tú tienes que marcar el destino y controlar el timón y las velas.
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