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Bogotá noviembre 15 de 2020

La bambina de la Rossetti bianco e rosa

Terminó hoy otro maravilloso día de ciclismo compartido con mis colegas del grupo CicloBR, en época de la Pandemia del Covid 19, que afortunadamente no ha afectado a ninguno pero si logró dividirnos en varios grupos: quienes con justificadas razones en razón de su edad han preferido guardar una prolongada cuarentena, quienes siguieron montando en bici por su cuenta con salidas individuales, por razones de trabajo o por temor a los grupos y finalmente, a quienes cansados del encierro y hastiados del “Indoor cycling” se han atrevido a salir a afrontar la nueva realidad, manejando la situación, dado que la esperanza de que esto termine está bastante lejos. La vacuna vendrá, no sabemos cuando, pero aún es incierta su efectividad y de serlo seguramente pasaran dos o más años para que la apliquen en Colombia a toda la población y así entonces podamos volver a la normalidad.

Pese a las duras circunstancia podemos decir que CicloBR sigue vivo. Yo mismo llegué a pensar que sería el final de nuestro amado grupo que se encamina a los 34 años, pero esta enfermedad de ciclismo no tiene vacuna. Cierto es que será difícil regresar a las salidas de 25 o 30 ciclistas de la época de gloria, pero como dice el refrán “muchos pocos hacen un mucho” o “más vale poco que nada”. Seguramente se seguirán integrando más Ciclobeeres, entre tanto, los que nos hemos atrevido a vivir la nueva realidad representaremos a quienes por ahora prefieren vivir las salidas leyendo las aburridas crónicas que seguiremos publicando los lunes.

Nuestro día comenzó en el parqueadero del Restaurante Don José en La Caro. Primera sorpresa ver a Héctor nuevamente, y fuera de su hábitat (Siberia y sus alrededores). Re bienvenido Hétor, fíjese Ud. que por acá no es tan malo, carreteras en perfecto estado, el mejor clima, que como acostumbro a citar, siempre nos regalan los Dioses Muiscas y pocos ciclistas, aunque hoy vi bastantes por la autopista.

Marcolino también ya estaba en el sitio de encuentro, hoy venía acompañado de una dama y de un señor. Cuando me acerqué a saludarlos me dijo:

- venga le presento:

La damita acompañante, pude apreciar era una rubia “pispa”, con una reluciente bicicleta italiana Rossetti rosa y blanco. Por su puesto, como corresponde a la nueva realidad, su rostro estaba cubierto por un llamativo tapabocas y una bufanda de ciclismo. Alcancé a saludarla:

- Cómo estas mucho gusto.

Al escuchar su respuesta caí en cuenta de quien se trataba, segunda sorpresa del día:

- Hola Orlandito

En una crónica anterior les habíamos anunciado que Sandrita Barrera se estaba preparando para acompañarnos, y hoy llegó el día. La pequeña niña que pasó parte de su infancia acompañando a su padre en las salidas y despedidas del ciclismo se cansó de empujar a su padre en la subida a Icononzo o a otros colegas de la casa CicloBR, el virus del ciclismo terminó contagiándola y decidió comprar su propia bici de ruta y un equipo básico. Hoy era su primera salida a carretera y ya veremos cómo le fue.

El otro caballero que venía con Marco era William Hernández un amigo de Sandrita, bueno digámoslo claramente, a fin de cuentas, estoy autorizado para revelarlo, es el novio de nuestra nueva compañera ciclista.

Los Pulgas acababan de llegar y luego apareció el Chinazo en su Audi Sprint acompañado por su sobrina Lorena, quien nos ha acompañado ya en varias salidas; luego llegó Rei, para completar un grupo de diez pedalistas.

Al momento de salir llegó el amigo Fabio Cuttica, tercera sorpresa del día.


Fabio se unía al Grupo, casi no lo reconocemos venía ataviado con su tapabocas de neopreno, doble válvula, con ajuste metálico nasal, ajuste al cuello de alta calidad, con filtro interior doble. Lo reconocimos porque llevaba la camiseta azul La Paz.

Con Fabio ya éramos once y doce con Alberto Rivera, sabíamos que venía en camino porque me había llamado para informar que por un inconveniente de última hora veía retrasado. Ayer al confirmar Alberto había escrito esto en el chat:

“Confirmo asistencia, a menos que ojalá se presente una situación de último momento”

Tuvo un inconveniente con la llave de su auto y por poco se le cumplen sus palabras. Palabras ociosas decía la abuela.

Sandrita y Marcolino partieron primero para tomar alguna ventaja, habían decidido hacer unos pocos kmts por la autopista. Cuando habíamos avanzado un par de kmts pasó Alberto “echando pito”, se adelantó para dejar su carro más adelante y luego unirse al grupo. Pulga me preguntó si sabía en dónde iba a parquear Alberto, recordé que más adelante hay una estación Brío, en donde alguna vez parqueamos con Diana Tavera y Fernando; cuando pasamos por allí Pulga paró y en efecto allí estaba Alberto tratando de alistarse, le ayudó a bajar la cicla y luego lo conectó al grupo, casi lo mata lo trajo a 40 por hora, pero le sirvió.

Pasamos Sopó, a unos dos kmts nos desviamos por una carretera veredal que nos lleva al condominio La Toscana, que ya habíamos conocido en el 2016 por sugerencia de Rei. Seguramente a Fabio le recuerda La Toscana italiana. Es una vía angosta, pero bien cuidada, tiene exactamente 7,8 kmts.

Es atractiva para los ciclistas porque tiene tres repechos cortos pero duritos muy buenos para calentar piernas. Ese conjunto y otros de zona que han denominado genéricamente La Toscana recuerdan la “pobreza absoluta” de Colombia, se aprecian “ranchos” de varias plantas con todos los servicios, gimnasio, sala de negocios, teatro y hasta caballeriza, Rei contaba que por allí viven personajes famosos como Amparo Grisales.

Salimos a la vía principal para afrontar un repechito antes de llegar al cruce del Salitre. Allí estaban Marcolino, William y Sandrita, se veía pletórica, por el logro en su primera salida a carretera. Lo logré!!, lo logre!!.

Obviamente no quería continuar, plantaba allí, porque lo que venía era montaña, insistió en que Marco y William siguieran y que ella esperaría en una cafetería y así se hizo.

En la subida al Salitre Fabio, Rei y Chinazo nos dieron una demostración de su preparación, Pulga quien seguramente podía competirles, se quedó para acompañar a Nobile. Yo seguí con Lorena que mejora en cada salida (ciclísticamente hablando mal pensados). Pasamos a Marco y a Héctor a quien la montaña le estaba cobrando por ventanilla su parón. Alberto subió regulando sus pulsaciones.

En el alto nos reagrupamos y continuamos el camino al destino final, Guatavita la nueva. Más o menos se repitió el mismo orden en la subida. Un breve descanso, llevábamos 49 kmts en las piernitas.

Al regreso bajando el Salitre vi a un ciclista, su estilo de montar inconfundible se me pareció a Fernando Flores, antes de pasarlo le grité por su nombre, pero ni se inmuto, pensé que me había equivocado, pero al sobrepasarlo comprobé que era él, entonces si nos saludó.

Al llegar al cruce del Salitre se nos unió Sandrita. Fabio el Chinazo y Rei se devolvieron por Patios. El Chinazo le encargó su nave a Lorena y se fue a terminar de vaciar la bodega de energía, no le gusta llegar a caso con sobrantes, su tanque debe marcar en el medidor "empty".

Fernando nos acompañó un rato y luego se aburrió por el ritmo que llevábamos y se despidió. Nos contó que estuvo con don Guillo en el ciclo paseo de Galli y que no pudo ganarle en la contrarreloj de 8 kmts subiendo; iba a participar en la Gran Fondo Nairo pero la aplazaron.

Acompañamos a Sandrita hasta tomar la autopista y luego le cedimos la tarea a su padre. Alberto tenía un almuerzo, así que regresó en su vehículo a Sopó.

De nuevo en el punto de partida, en el restaurante Don José, completamos 94 kmts un largo recorrido que afortunadamente se hizo a ritmo suave, pero deja huellas de cansancio, si no, que lo diga la bambina de la Rossetti blanco e rosa:

Les deseamos a todos que tengan una buena semana y a Pulga que descanse y disfrute de su chocolatico y sus huevos pericos en la cama hoy en el día de su cumpleaños, mientras Nobile le lee la crónica, hasta que pegue los ojitos y se despierte para destapar regalos y saborear la torta de cumple.