Esto ocurrió en la visita a la Villa del señor Pinzón
Mayo 22 de 2011.
Estoy frente al computador, mi tarea es escribir esta noche la crónica, voy a intentarlo, pero es posible que no termine, de antemano les ofrezco mil disculpas, pues la jornada ciclística de hoy fue bastante dura y el cansancio esta empecinado en vencerme. Si en algún momento el texto queda incompleto y aparecen las famosas ZZZZZ, es que finalmente no lo logré, pues me cogió el sueño.
Hoy, hicimos la decimosegunda salida dominical del año y por segunda vez visitamos la población de Villapinzón, bueno, digamos que el restaurante La Almendra, ubicado a la entrada, sobre la vía central, pues la verdad muchos de nosotros no conocemos la Villa del señor Pinzón, esperamos en la próxima visita convencerlos para que vayamos al parque principal y nos demos un “vuelto” de turismo para conocer esta bella plaza.
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La odisea comenzó a las 8 de la mañana. Cumpliendo con la programación de mayo y aprovechando que San Pedro descansó y hoy y nos regaló un precioso día, aparecieron 26 ciclistas decididos a enfrentar el reto de hoy: ciento ocho kilómetros ().

Eduardo Bedoya, recuperado completamente del bajonazo de azuquita que casi mata a Gálvis del susto el pasado domingo, llevó a su hijo John Anderson quien amablemente nos colaboró como reportero gráfico y conductor elegido, reemplazando a su padre en el sagrado deber. Además los Bedoya nos llevaron bocadillos y galletas, para evitar que nadie sufriera por la dichosa hipoglucemia. Muchas gracias, que Dios les pague, porque a nosotros no nos llega quincena.
De los 26 participantes de hoy solo partimos 24, pues Pachito Morales no llegó a tiempo debido a un pinchazo cerca a su casa que lo retrasó más de una hora y tuvo que perseguir en solitario. Su oportuna frase para la colección fue: "Hoy amanecí como pañal de chino recién nacido". Al final fue solo hasta Chocontá y regresó con Nobile y Nelson.
Antes de la salida Alfredo nos anunció que hoy asistiría Sandra Milena Sarmiento, una enfermera y dentro de poco tiempo fonoaudióloga, ciclista recomendada por el grupo Nova. Lamentablemente no llegó a tiempo y la pobre igualmente tuvo que hacer parte del recorrido solita. Se regresó en Sesquilé. Curiosamente Pachito la pasó y ni la miró el mugroso. Al final en la tertulia tuvimos oportunidad de conocerla.

Nos acompañaron hoy como invitados Henry Gómez, el sobrino colombo-canadiense y Alberto Pineda quien nos sorprendió. Casi a las 8 y 30 de la mañana partimos en busca del objetivo. Unos minutos antes Nelson había salido tratando de tomarle una ligera ventaja al lote que como siempre absorbe sin piedad.
El grupo fue calentando motores. Cuando los cuentakilómetros marcaban 6 kilómetros de recorrido superamos la población de Tocancipá. Igual distancia recorrimos para llegar a Gachancipá. Allí el lote marchaba compacto. Alfredo Gálvis se había podido comunicar con Sandra y mientras rodaba le impartía instrucciones de cómo tomar el camino al Sisga. A los 23 kilómetros avistamos la entrada a Sesquilé, en el sitio denominado
La Playa. Atrás quedó la subidita después del peaje que siempre fracciona el lote. Esta vez el ritmo fue extrañamente pausado; los pocos que no pudieron coronar con el grupo se unieron en la bajada.
Seguían 13 kilómetros ondulados muy pedaleables que pudimos completar en grupo. Daba gusto ver la elegancia del desfile de camisetas verde fosforescente que sobresalían en la carretera llamando la atención de los habitantes de las casitas y ubicadas al lado de la carretera que circundábamos. Cuando acumulábamos 26 kilómetros, el pavimento pareció ir en busca del cielo en el horizonte. Se iniciaba la subida al alto del Sisga.
No tengo el dato exacto, pero juraría que son menos de 4 kilómetros sin descanso, pedaleables a 13 o 14 kmts hora sin problema, pero a la vez exigentes pues van minando poco a poco. El último kilómetro es más duro, pero termina en una curva amplia, al coronarla, se desciende algo menos de un kilómetro y aparece en todo su esplendor la represa del Sisga sobre la cual pasamos utilizando el nuevo puente metálico, si uno mira a los lados siente vértigo al apreciar bien abajo el agua.
Por supuesto Pineda, Miguel, Alfredo Gálvis, Bedoya y Cuta partieron al inicio de la subida y como dicen por ahí “hasta el sol de hoy”, pues solo los volvimos a ver en Villapinzón. Henry, Molano Pedro, Chucho y Rivera lograron tomar unos pocos metros de distancia al grupo de Hugo, Melki, Orlando, Anilsa, Armando, Luis Alberto y William que cerraba.
Santa Cruz venía sufriendo en la subida debido a los estragos de la gripa que recién le pasaba, por lo cual decidió quedarse para ayudar a Edgar Dimián que había decidido apiadarse y subir a Anita a quien la montaña le estaba cobraba peaje. Más atrás Pulga y Eduardo trabajaban con Nobile para llevarla a la cima. En el alto de Sisga Molano y Chucho colocaron su bandera como primeros de la B y más atrás Orlando y Alberto, seguidos de Hugo, Melki y Luis Alberto. Anilsa cedía terreno y fue alcanzada por Dimián y Santacruz que le traían de regalo a Anita.
Una vez superado el Sisga, los cohetes comenzaron a funcionar para aprovechar la bajada y recuperar. Al paso por Chocontá, Melki y Henry declinaron la invitación a Villapinzón. Igual decisión tomaron Nobile y Nelson. El resto, es decir, 21 pedalistas se arriesgaron a completar los 14 kilómetros que separan a Chocontá de Villapinzón.
Cerca a Villapinzón Chucho quien iba decidido a no dejarse distanciar mucho de la A, vio con desagrado que una de sus ruedas no quiso colaborarle más y allí lo dejó todo pinchado. Afortunadamente su ángel de la guarda Pedrito se quedó para "echarle una manito".
El trabajo de Edgar Dimián y Alfredo Sancruz con Anita y Anilsa fue tan efectivo que sorprendieron al grupito de la B que iba camino a VillaPinzón al dejarles a su lado a las pupilas. William fue el más sorprendido pues cuando vio pasar a su eterna rival preguntó: "y eso cómo fue?"

Cincuenta y cuatro kilómetros de plano, repechos y montaña, hicimos hasta Villapinzón, nos merecíamos un descanso y nos lo tomamos. Caldito, deliciosos envueltos de maíz, tinto y gaseosa ayudaron a que la gente recuperara fuerzas.
Allí comentamos sobre el estado de la vía. La famosa doble calzada Briceño Tunja, anunciada en el 2007, para entregar en el 2010 con bombos y platillos (r), sigue algo cruda por lo menos en el trayecto que hoy recorrimos. Exceptuando el tramo Sesquilé Sisga, que es un tapete, el resto son pedazos cortos en doble calzada, algunos ya muy remendados, con pasos estrechos; realmente es poco el avance que se aprecia desde el mes de marzo cuando hicimos el mismo recorrido. Para completar, se aprecia el efecto del invierno pues en un par de tramos hubo derrumbes como el que oportunamente captó nuestro conductor elegido de hoy.

Si una de éstas piedrecitas le cae a uno en un ojito probablemente nos deje viendo borroso.
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Como vivimos lejos, tuvimos que partir y retomar la vía de regreso; a la salida una nubecita que nos trató de espantar al llegar a Villapinzón, quiso hacerse la graciosa y nos alcanzó a rociar levemente, afortunadamente el viento la llevaba en sentido contrario. La gente salió con todo, parece que el caldito y los envueltos ayudaron pues querían llegar pronto al Sisga, para salir rápido de esa tortura.
Pasando el puente sobre la represa la vía se empinó y el lote se comenzó a alargar. Anita fue olvidada por sus mecenas y optó por subírsele a John Anderson, es decir, al carro acompañante, sabia decisión, pues lo que quedaba era tierrita por recorrer. Al coronar nuevamente los amigos de la A Bedoya, Gálvis y Cuta, ni se despidieron y salieron a coger silla en la tertulia de Briceño, donde los volvimos a saludar.
Miguel dio media vuelta para ver cómo podía ayudar a sus pupilos. En la bajada, otra vez fue la fiesta de los cohetes que gozan haciendo subir la “aguja” de sus velocímetros a 75 kmts hora. Uno de ellos perdió toda la ventaja ganada por culpa de un pinchazo que afortunadamente para él lo sorprendió ya en el plano cerca al puente de Sesquilé.
Finalmente el trayecto plano antes de la última subida pasando Sesquilé, fue reuniendo al grupo que trató de recomponerse. Pedro y Chucho lograron sacar buena distancia que a la postre fue imposible recortarles.
Anilsa marchaba un poco más atrás feliz con su propio mecenas, Pineda y con Molano, la perseguía el lote, en el que no lograron conectar, Hugo Gutiérrez, Alberto Rivera, Luis Alberto Bernal, William Trejos ni Alfredo Santacruz, pero finalmente pudieron formar su propio equipo para aguantar el terreno restante.
A diez kilómetros de la meta Anilsa y su grupo fueron absorbidos por el lote que marchaba bajo el comando de Miguel.
Pasadas las 12 del día llegamos a Briceño para la tertulia y sesión de comentarios. Los que fueron solo a Chocontá lograron llegar en solitario a la meta. Pachito nos esperaba con Sandra para contarnos su propia odisea.
Hoy vi a la gente muy satisfecha con la etapa, algo cansados, pero felices por haber logrado cumplir con su objetivo. Sin novedades.
El domingo próximo tendremos la primera prueba contrarreloj individual en terreno plano. En el curso de la semana les estaremos informando sobre el sitio de salida, pues hoy hubo una propuesta para que la analizaremos, dado que el retorno bajo el puente en la Caro tiene problemas.
Les rogamos estar atentos al correo. Un abrazo para todos.
Como ven, finalmente un par de tintos evitaron que me durmiera...zz.., yo creo que ya no me... domina el sueño...z. Se me olvidaba comentarles que en la subida …….zzzzz |