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Un bello recorrido por el Tequendama
Domingo 25 de julio de 2010
Son las 11 y 30 de la mañana, estamos en el parqueadero de la planta de ALFA, ubicada a unos tres kilómetros de Soacha, acomodando las bicicletas y tratando de deshacernos del casco las zapatillas, guantes y otros implementos que utilizamos hoy, para tomar camino de regreso a Bogotá, luego de concluir en este punto una maravillosa etapa por carreteras de la provincia del Tequendama, al suroccidente de la sabana de Bogotá.
El uso de este parqueadero es un privilegio que dicho sea de paso agradecemos a nuestro compañero Alfredo Gálvis y los directivos de ALFA, pues nos permite quedar cerca de Chusacá para tomar más rápidamente la vía al Salto de Tequendama.
Estamos satisfechos y algo cansados, pues fueron 2 horas y 30 minutos aproximadamente de recorrido y más de una hora y media de subida.
El recorrido de hoy fue: Chusacá- Salto del Tequendama- corregimiento de Santandercito-corregimiento de Pradilla- Chusacá- Alfa, para una distancia total de casi 58 kilómetros.
A las 8:17 de la mañana, en un día totalmente despejado con la temperatura ideal para la práctica de ciclismo (como lo predijo Paul), partimos 23 ciclistas, un récord para julio que fue un mes de locha. Les dije que eso iba a mejorar!!
Incluimos en esa cifra a Alfredito Santacruz, que muy acucioso se presentó temprano para cumplir con el sagrado deber como conductor elegido, portando una bolsa con jugosas manzanas y galletas. Tuvimos además la presencia de Hortensia, o Florencia como prefiere que la llamen cariñosamente, nuestra apreciada amiga que desde hace años sacrifica algunos de sus domingos para acompañar al grupo.
Tomaron la salida: William Bolaños, Luis E. Zapata, Jesús Reyes, Anita Niño, Eduardo Matíz, Jacinto Cuta, Alberto Pineda, Carlos Galindo, William Trejos, el profe Alejandro, Alberto Rivera, Eduardo Bedoya, Alfredo Gálvis, Miguel Granados, Alberto Bernal, Anilsa Gómez, Frank Munar, Orlando Márquez, Luis Munar , Mauricio Ordoñez y un sardino familiar de Bedoya. Igualmente nuestro invitado de hoy Andrés Ocampo, quien reside en la Florida EE.UU y aprovechó una breve estadía en Colombia para probar sus piernas en las montañas colombianas, tan escasas en su sitio de residencia, pues allí la pendiente más alta es la de los puentes.
Una vez tomamos el desvío hacia el salto, iniciamos la bajada por la carretera que circunda paralela al “rio” Bogotá. No sé porque aún llamamos rio a eso. Si mal no recuerdo río es una corriente natural de agua y eso que baja por ese cauce desde la Sabana es un líquido negruzco más parecido al petróleo, rebosante de espuma blanca, del cual emana un penetrante olor con el cual uno puede deducir la cantidad y la clase de desechos que los capitalinos y las industrias y especialmente las curtiembres le depositan al cauce (del que fue el rio Bogotá o Funza) en su tránsito por la sabana desde su nacimiento en Villapinzón hasta su embalse en la represa del Muña. Allí sueltan, a través de compuertas el “precioso líquido” para generar energía.
En la gráfica de hoy queda claro en lo que se convirtió el otrora límpido caudal de agua.
Al pasar por el viejo Hotel del Salto, hoy en ruinas, me sorprendió ver una gran cantidad de gente en el mirador observando la cascada que hoy se puede apreciar. Desde lejos parece agua cristalina cierto?
Bueno, pero dejemos ese problemilla ecológico a Sandra Bessudo la próxima Minambiente y sigamos con el ciclismo.
Pasando el salto se inicia la parte más inclinada de la bajada, hasta acá hemos recorrido once kmts y comenzamos a bajar los otros once hasta llegar a Santandercito. Ah, el rio afortunadamente coge otro camino pues no lo volvemos a ver.
Pasamos ese par de enormes tubos del acueducto enclavados en la montaña, que serán luego en la subida nuestra referencia para el premio de montaña. Pasado ese tramo la pendiente se suaviza y un viento cálido abraza nuestras mejillas, señal inequívoca del cambio de piso térmico que se aprecia en la vegetación y ese agradable olor característico e indescriptible de la tierra templada.
Es absolutamente impresionante la cantidad de ciclistas que hoy han salido por esta vía, nos encontramos con una buena cantidad de grupos de 12 y 15 pedalistas que han madrugado y ya vienen de subida. Otros cientos están aprovisionándose con caldo, aguapanela y quesito en las fondas a la orilla de la carretera. Me pregunto qué sería de esas zonas sin el aporte turístico de los ciclistas que cada domingo dejan sus pesitos por esos lares.
Pasamos por el denominado Palacio del “amor” cilla, parador famoso por la “pelanga”. En ese punto ya Chucho Pedro y Matíz han decidido tomar el camino de regreso que antes tomó Luis Munar.
En el Zoológico las tres damitas Anita, Anilsa y William (el pisco es toda una dama) también deciden regresar de una. Oí que dijeron en broma que ellos no llegaron al zoológico porque hoy no había admisiones.
En Santandercito paramos otros siete ciclistas al completar 22 kmts de bajada. Rivera, Galindo, Bolaños, Márquez, Bernalli, Ordoñez y Zapata. Paramos a “tanquear”, para afrontar los 22 de loma. Una deliciosa aguadepanela, quesito y arepa, carga energética que quemaremos en la subida.
Miguel Granados que tiene sus propias estaciones de “tanqueo” pasa camino a Pradilla, pero parece que optó por bajar un poco más de la mitad del recorrido y emprender el regreso en solitario.
Mientras, los restantes 8 pedalistas dell Grupo han decidido bajar a Paradilla, población distante a 6 kmts de Santandercito. Llegan a Pradilla: Pineda, Lombana, Bedoya, Gálvis, Munar, Cuta, Ocampo nuestro valiente visitante de los Unites y el sardino familiar de Bedoya.
En Pradilla deciden llevarse puesto un caldito con costilla. Jacinto se conforma con un banano, más adelante reconocería que le faltó el caldito.
El grupo del Zoológico, encabezado por Anita que no paró y se ganó 3 kmts de subida por supuesto ascienden primero a Tubos. Pedro, Chucho y Matíz van más arriba y al coronar, continúan su regreso a casa por la vía a Mondoñedo.
Las damitas se aprovecharon del pobre William y le sacaron más de 4 minutos, pero de buenas papas lo esperaron en el salto para subir en grupo el camino restante, que incluye un kilómetro durísimo antes del peaje.
Entretanto, el lote dos con los 7 pedalistas que salimos de Santandercito inicia la quema de calorías. Bernalli sigue demostrando que está en su año, comanda el grupo, pronto Zapata lo adelanta y saca una luz que mantendría hasta la meta. El grupito se va estirando poco a poco en la medida en que el terreno se empina y las fuerzas se van mermando.
Márquez no quiere perder de vista a Bernalli y a su vez Ordoñez trata de seguirles el paso. Un poco más atrás, Bolaños, Galindo y Rivera regulan el paso. Al final llegarían en ese orden.
Pasando el salto nos pasó Miguel Granados que hoy hizo el papel del llanero solitario, definitivamente le hace falta su compadre Pulga.
El lote de Pradilla parte y se enfrentan a la salida del pueblo a esa hondonada en adoquín o pavé, que se tiene que tomar parado en los pedales pues es bien inclinada. Pronto Pineda impone su paso endemoniado. Llegó a colocar un ritmo de 17 kmts por hora en una subida que se conoce como la palma de su mano pues es su sitio preferido para entrenar entre semana.
El lotecito se fracciona y le sacan una luz a Andrés a Frank y a Cuta que parece no estar en su día. Al final el profe Lombana impone su juventud y supera a Pineda y a Bedoya en la llegada. En cuarto lugar arribó Andrés Ocampo que sorprendió por su preparación, seguido por Alfredo Gálvis quien le sacó buena distancia a Frank y por supuesto a Jacintico que llegó portando el avisito de FIN.
Buenos mis amigas y amigos, nos vemos el próximo sábado en el CDCH y el domingo en Siberia, vamos a ir hasta la Vega, pues se nos vino encima el ciclopaseo al Quindío y necesitamos hacer montañita para atacar La Línea.
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