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La amistad es el sentimiento que une a las personas con un lazo incondicional.

Bogotá febrero 6 de 2022

Cabalgata a Sesquilé y Guatavita

Otro amanecer helado en Bogotá, luego de una noche con intensas lluvias, salimos de casa preocupados pues la alcaldesa decretó ayer la “alerta amarilla ambiental generalizada” en la ciudad, según la Secretaria de Ambiente, debido a los altos niveles de material contaminado en el aire, por causa de incendios en la región del Guaviare y la Orinoquía. La "mandataria" recomendó a los bogotanos usar de forma permanente y obligatoria el tapabocas en todos los espacios de la ciudad y no realizar actividad física al aire libre.

Tenía mis dudas sobre la medida en plena época de invierno, entendía que las lluvias limpian el aire, consulté a ese gran sabio Mr. Google y encontré este concepto:

“La lluvia es como una lavadora, si es cierto que limpia la ropa, en este caso, el cielo, pero también tiene un efecto centrifugador, es decir, empuja todas las partículas contaminantes hacia el suelo. Así podría explicarse gráficamente el efecto que tiene la lluvia en Madrid después de 51 días consecutivos sin agua. "Hay que entender que la lluvia dispersa la contaminación, es decir, cada vez que llueve, el agua arrastra las partículas en suspensión -que son las que realmente provocan la 'boina' de contaminación- por las alcantarillas", nos explica Paco Segura experto en contaminación de Ecologistas en Acción.”

Todo parece indicar que es otra medida efectista como el “pico y placa ambiental” declarado recientemente, para evitar que aquellos privilegiados que tenemos vehículo, sigamos contaminando el aire de la ciudad, medida sana y entendible, pero paradójicamente exonerable para quienes tienen cómo pagar cuatro millones de pesos al año para circular libremente todos los dias, seguramente su dinero al igual que la lluvia, lavará la contaminación y precipitará al piso las partículas contaminantes.

De todas maneras, eso nos motivó a salir de Bogotá pese a que el clima no tenía hoy cara de buenos amigos para ciclistas. En el horizonte solo apreciaba nubes grises cargadas de agua, ojalá mis colegas no se desanimaran por el clima y la tal alerta amarilla y asistieran a la convocatoria.

Siete y diez de la mañana, en el parqueadero del Asadero Don José solo estaban Héctor y Guillermo. Me cuentan que vino Marcolino pero que hacía 15 minutos había decidido adelantarse, aún no está en buena forma “yo me voy adelante a mi pasito si no, Uds. me dejan botado”, les dijo.

Nuestro buen amigo, llanero de corazón el pasado domingo igual hizo la etapa íngrimo, ya no cree en promesas como “tranquilo, nosotros lo esperamos”. Así pues, se ha convertido en el Llanero solitario.

Héctor y Guillermo me invitaron a tinto, mientras esperábamos unos minutos a ver quién más llegaba, si no, ni modos nos tocaría a los tres, que carajo, como dice el refrán, el día de gastar se gasta!!.

Pero entonces aparecieron uno tras otro, William Duarte, Ricardo, Fernando, Alberto Rivera, Pablito y Manuel Panesso; qué bueno ya contábamos con un buen grupito, para afrontar la larga etapa programada para hoy. Cuando nos disponíamos a partir Alberto Rivera me presentó a Camilo Hernández, comentó que era un hijo de pensionado del Banco de la República y nos quería acompañar; en efecto su padre es Hernando Hernández, abogado y amigo quien fue Subdirector del Departamento de Protección y Seguridad, se pensionó como Gerente de la sucursal de Ibagué, bienvenido al Grupo Camilo, al igual que su amigo, (por lamentable omisión no tomamos su nombre, mil disculpas).

Al momento de la consabida foto, que tanto gusta al Chinazo, se nos unieron tres ciclistas: Orlando Carrillo, Javier Fernández y Wilfran Díaz, con ellos completamos un combo respetable de 15 pedalistas.

Partimos con dirección al primer objetivo, Sesquilé, ubicado a 36 kmts, nuestro grupo viajaba intercalado con cientos de pedalistas que hoy ocupaban un carril completo de la autonorte. Mucho joven y especialmente jovencitas, en su gran mayoría enfundados en camisetas negro o vino oscuro, que pasaban de largo dado que el ritmo nuestro aún era para romper el hielo, es decir de calentamiento. En el cruce hacia Sopó giraban una buena cantidad y cada vez eran menos los grupos que nos sobrepasaban de tal forma que a la altura de Gachancipá ya íbamos los 15 en grupo.

Como de costumbre cerraba el lote, admirando por la regularidad que llevaban, digamos que “paso decente”. Entonces nos adelantó una chica, como la describiría Poncho Rentería: joven, bonita, alta, buena moza… Por tomarles el pelo me fui en pos de la niña y quien dijo miedo, se prendió la leña, el primero en alcanzarme fue Fernando Flores que de inmediato se puso a su lado y le entabló conversación, la gente es envidiosa, no pueden ver a un viejito bien acompañado. Fernando se enteró de que iba para el Sisga, pero no andaba solita, la colega venía acelerada pues su grupo la había dejado atrás, vaya coincidencia, ¿dónde he escuchado eso?.

Una vez pasamos el peaje, Fernando le dijo a la amiga de ocasión: “bueno te dejo, voy a acelerar en la subida pues no quiero que me ganen.”, dicho eso puso el turbo y aceleró al Grupo, afortunadamente logré llegarles para minimizar el daño, Héctor si pagó el pato, pero nada de qué preocuparse, disminuimos el ritmo y en el cruce a Sesquilé conectó.

Pablito reportó que Guillermo había parado algunos kmts antes del peaje para “esperar a Orlando”, qué pena él no se dio cuenta cuando pasé adelante tras la jovencita. “Yo le dije que el iba adelante, pero no me creyó” adujo Pablito. Se le abona Don Guillo. Finalmente, en el pueblo nos alcanzó.

Pasamos Sesquilé, y ajustamos coordenadas y dígitos de distancia (17 kmts) para el siguiente rumbo: Guatavita la nueva, la réplica del famoso pueblito inundado y que yace bajo las aguas del embalse de Tominé desde 1967, como lo recuerdan estos dos videos que recogieron esa historia, los cuales publicamos en una crónica de mayo de 2013 donde recordamos el precio de contar con energía para Bogotá.

Despues de este receso para evocar la historia, sigamos con el cuento de hoy.

Luego de pasar los largos, pero pedaleables repechos a la salida de Sesquilé, cuando íbamos disfrutando esa excelente cinta nueva con la que vistieron la vía Sesquilé - cruce de Guasca, un verdadero tapete de asfalto, a Javier, uno de los invitados se le reventó un radio de la rueda trasera, sonó como la cuerda de una guitarra, Guillermo, paró para ayudarle, como pudo le enroscó el radio roto sobre uno bueno y de esta manera pudo continuar el camino. Quienes veníamos atrás paramos para esperarlos (Pablo, Manuel, Alberto y yo).

Adelante Fernando, al percibir el aroma de la cuesta apretó el paso y en el “Lavadero”, se enfrascó en una pelea con un joven, a quien cursó esta curiosa invitación: “vamos a darle a ver quién que llega primero a Guatavita, ¿vale? . Por supuesto, el “joven veterano” Fernando coronó primero y como de costumbre inició el conteo para saber cuánto nos sacaba. A quienes paramos atrás con Guillermo nos costó 4 minutos según contó en Guatavita.

Alberto estaba empeñado en llegar primero a Guatavita y nos hizo tres enviones, que perdió en franca lid, al final Guillermo aprovechó y logró clavar primero su estandarte en la cima de Guatavita, nadie sabe para quien trabaja.

Por supuesto tuvimos parada técnica en Guatavita, para recargar líquido y como imaginarán hablar un rato del único tema en común. seguramente nos perdimos detalles para la crónica por el retraso, pero ya se imaginarán de que se habló. Y a propósito de nuestro llanero solitario, ni el rastro.

Al iniciar la bajada les pedí el favor de que tomáramos una foto frente a una manada de caballos ensillados de alquiler que pastaban en un corral a orillas de la carretera, imagen que seleccionamos como portada de este relato.

Continuamos con el descenso hacia el cruce de Guasca, y luego llegó la travesía hasta el alto del Salitre, un falso plano exigente que el Grupo tomó con fuerza, cuánto extrañé a Marcolino me hubiera acompañado, para no llegar con retraso abajo al cruce hacia Sopó, como en efecto ocurrió, Guillermo había parado y me acompañó en la bajada. Afortunadamente luego de la reciente levantada de ceja de Pulga por no esperar al final de los descensos, nuestros colegas se han tornado consecuentes y allí estaban esperando juiciosos.

Pablito tomó la vía a la Calera, se devolvería por la vía al Codito. Nos quedaban 12 kmts para llegar a Briceño, Alberto tenía un almuerzo con su familia cerca a Sopó, así que anunció que se devolvería en esa población. En el camino, veníamos regulados, guardando para lo que nos esperaba en los kmts finales de la autopista, Alberto pasó adelante, previo guiño vean ni más ni menos a quien, “Entonces que Fercho, ¿armamos un alboroto o qué?, ese alboroto nos forzó a utilizar parte de del ahorrito en reservas para tratar de alcanzarlos, afortunadamente pararon en Briceño. Luego entendí, Alberto quería agotar sus ahorros no los necesitaría, no iba a dar pelea en la autonorte, el problema era nuestro.

Héctor ya presentía que la autopista sería un tormento, así que no se detuvo y tomó alguna pequeña ventaja. No había transcurrido un kilómetro y ya la caballería se ubicó en formación de combate, mi general Fernando y el coronel Guillermo no querían ceder la vanguardia a los invitados que se asomaban por los flancos. El grupo de los 15, cada uno en su posición de combate o defensa sintió el rigor de la batalla final que habría de durar 11 efímeros kmts para conquistar Almaviva territorio de honor, cual Malvinas para los argentinos.

Fernando Flores y Guillermo vieron como Camilo, su amigo y Javier concursaban para comandantes del pelotón, entonces Flores enfundó el piñón cercano al eje y elevó la temperatura a 50 kmts hora, ojalá el calor generado por los piñones y bielas no llegue al Guaviare y al Orinoco.

Parecería una frase de cajón pero es cierto, dos kmts antes de los silos, "los tuve cerca", pero mi cuenta kilómetros se negó rotundamente a subir a esa cifra, pese a las órdenes que mis piernas impartían solo mostró un 43. Justo cuando ya se aplanaba el repecho final teniendo a la vista los silos, me pasaron Manuel, Héctor y Camilo; entre tanto, los oficiales de caballería, mi general Fernando, el coronel Guillermo y Javier ascendido a oficial, ya estaban en el separador esperándonos con sus caballitos de acero recostados sobre la escasa yerba con la cara de satisfacción que ponen los victoriosos y que a los vencidos generalmente no nos hace gracia.

Willy Duarte, fue la víctima de hoy, el parón por pandemia aún le pasa factura, llegó en la retaguardia acompañado de dos de los invitados; pero esperemos a que tome forma, entonces volveremos a verlo con su uniforme de gala como oficial de la reserva de CicloBR. Mi consuelo fue la frase motivante de Fernando: “pero muy bien Sr. Márquez, solo le cogimos dos minutos, muy bien”, en dos kilómetros pensé para mis adentros.

Ese fue, a grandes rasgos el resumen de la cabalgata de hoy, extensamente comentada en la agradable tertulia que montamos en el restaurante, donde hacía 45 minutos esperaba paciente nuestro apreciado amigo el “llanero solitario”, contó que a su paso hizo todo el recorrido y no paró en Guatavita por la angustia de que los alcanzaran. Se detuvo un par de minutos en el cruce de Guasca para tomarse un pequeño salpicón por el cual dice le arrancaron cinco mil pesos; no se preocupe Marco, a mi en Guatavita por una empanadita y una avena me tocó desembolsillar 8 mil pesos.

Solo al levantar la sesión y dirigirnos al parqueadero, sentí que 98 kmts duelen en las piernas, pero el dolor se mitiga al saber que aún sin el entrenamiento necesario lo logramos, y que ese esfuerzo se reflejará positivamente en la siguiente etapa, mi meta no es entrenar para llegar con los oficiales, simplemente es llegar cerca, o no tan lejos, así sea en buseta.

Nota: Gracias a Camilo, a Javier, a Orlando y a Wilfran por su compañía, fue muy agradable conocerlos y haber tenido la oportunidad de compartir con Uds. desde ya los invitamos a que hagan parte de esta cofradía de amigos del ciclismo.

Se acordó el recorrido para el domigo próximo:

Domingo 13 de febrero

Cita: parqueadero Estación Terpel Siberia

Ruta: Siberia- calle 80- Resbalón-Faca Zipacón. Regreso por el mismo camino

Hora encuentro 7:15 am

Camiseta: Blanca 25 años

Porfa lleve su propuesta para la siguiente salida.


Feliz semana.

 

 

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