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De Carlos Galindo

Mi deseo es no dejar pasar por alto el inmenso agradecimiento a la señora Vicky Velásquez, ya que ese estudio de fotos ha magnificado la etapa de cierre de la Clásica de la Amistad, esas bonitas imágenes perdurarán en nuestras mentes.
Me parece que ha quedado contratada, así como Sandra y las demás señoras y familiares que han tenido tan lindo (no GALI NDO) gesto de acompañarnos en esa gesta lograda.

MIL ABRAZOS PARA TODOS ELLOS

Carlos Arturo Galindo Cadena

 

Un saludo para los que nunca paran

Foto Pablito Torres.Click acá para ampliarla

Mientras la mayoria aprovechamos para hacer una pausa en el quehacer ciclístico, por Whatsapp nos enteramos de que varios colegas tenían cita para ir a Choachí. Efectivamente hicieron el recorrido, 22,6 kmts.

Si alguien sabe dónde queda el botoncito de apagar de Eduardo, Nidia, Javier, Fabio, Pablo, y otros tantos por favor nos cuentan.

El descanso en el ciclismo.

Cuando llega el fin de la temporada una de las preguntas más recurrentes hacia los preparadores físicos por parte de los ciclistas es ¿Y ahora cuanto tiempo tengo que parar? Además, resulta curioso comprobar como muchos de estos deportistas esperan una respuesta universal, inamovible, como si de la solución a una operación matemática se tratase.

Sin embargo, al margen de lo que esté escrito en manuales de entrenamiento de dudoso fundamento científico, la respuesta a esa pregunta es siempre muy relativa y depende de más factores de los que podamos imaginar. Es obvio que para alguien que siga un calendario de competiciones, marchas cicloturistas o cualquier otro tipo de pruebas de manera regular, tomarse un periodo de descanso tiene más beneficios que perjuicios.

Beneficios fisiológicos, en lo que respecta por ejemplo a la capacidad de adaptación del organismo al entrenamiento (parece obvio que no podemos seguir incrementando o ni siquiera mantener un determinado nivel de rendimiento ininterrumpidamente en el tiempo) pero también beneficios a nivel psicológico o mental. Nos referimos a que descansar puede ser interesante también desde el punto de vista de la motivación.

No para que el ciclista siga teniendo ganas de montar en bicicleta, sino que las continue teniendo para entrenar y exigirse a nivel físico con regularidad una temporada más. Para comprobar el sentido de esta reflexión, sólo hay que hacerse una sencilla pregunta ¿Qué ciclista no ha sentido que algo le hace falta después de varios días sin salir a pedalear?.

Una vez dicho esto, el tiempo de descanso y lo que hagamos durante ese periodo es otro cantar. Depende mucho de cuestiones como por ejemplo, la edad. Un ciclista veterano que esté mucho tiempo inactivo y por tanto pierda un alto porcentaje de su nivel de forma, tardará más en volver a alcanzar el tono físico que uno muy joven. También dependerá del perfil deportivo del ciclista. Uno con un calendario de competiciones muy denso o un elevadísimo volumen de entrenamiento puede permitirse el "lujo" de alargar un poco más su descanso pues su cuerpo -y su mente- necesitará más margen para descansar tras la larga temporada frente a un ciclista que, sin embargo, entrene y compita de manera más discontínua durante el año.

El nivel de forma con el que se acabe la temporada o el grado de experiencia y de años que llevemos entrenando, entre otros, deberán acabar por marcar la pauta a la hora de decidir cuanto tenemos que descansar.

Y para los que piensan que nunca se debe parar, que tambien los hay, recomendamos siempre optar por realizar, en esta época del año, otras actividades deportivas que permitan mantener un mínimo de actividad y condicion física sin necesidad de tener que pedalear para ello. El objetivo es que cuando el ciclista retome sus entrenamientos tenga "hambre" de bicicleta, esa es la auténtica clave para seguir progresando.

Reproducido de Biketraining.



 

Bogotá diciembre 7 de 2014

Ecos de una visita a Villa de Leyva y sus alrededores
Una manera diferente de narrar ciclismo.


Cada semana,  a través de las crónicas,  tratamos de narrarles en esta página web nuestras aventuras ciclísticas dominicales. La semana pasada les contamos detalles sobre la final de la Clásica de la Amistad disputada en la ruta Villa de Leyva – Alto de Samacá y el Ciclopaseo que hicimos ese mismo día pasando por Sáchica, Sutamarchán, Tinjacá, Ráquira, La Candelaria y Villa de Leyva.

Nuestros objetivos con las crónicas semanales son:
a) Lograr que los pedalistas que participaron en la aventura ciclística revivan lo acontecido,
b) Informarles a los colegas que no pudieron asistir  y
c) tratar de que los lectores que no pertenecen al grupo, o no son ciclistas, se entretengan unos minutos con nuestros relatos.

Por cierto no es una tarea fácil lograr esos tres objetivos,   el hecho de repicar y andar en la procesión, hace que perdamos detalles especialmente cuando el grupo se subdivide en un recorrido, pero tratamos de reconstruir los hechos lo más fielmente posible. Tampoco es fácil evitar la repetición, pero lo intentamos.

En la crónica de nuestra visita a tierras del bello departamento de Boyacá describimos de manera sucinta el paisaje de los alrededores de Villa de Leyva  y dijimos que allí contrastan las montañas desérticas con pinceladas en varios tonos que pasan del café al ocre y montañas con bosques de verdes intensos.

Dicen los estudiosos que ni el clima ni la fauna ni la flora que se aprecian hoy en día en Villa de Leyva y sus alrededores fue la misma hace millones de años. Parece que allí el mar cubría gran parte de ese territorio, en ese mar habitaban organismos que luego se extinguieron; estos organismos morían y caían al fondo del mar, los cubría el sedimento, para luego fosilizarse y ser preservados a lo largo del tiempo. Contrario a lo que muchos piensan, en Villa de Leyva no ha sido encontrados fósiles de dinosaurios. Estos fósiles enormes que han visto exhibidos en el municipio son de reptiles marinos.

Con el levantamiento de la Cordillera de Los Andes y el descenso del nivel del mar en el planeta debido a algunos cambios climáticos, este mar interno que cubría parte de Colombia retrocedió, dejando al descubierto las rocas que fueron formadas a partir de los sedimentos**. Todos esos antecedentes explican la belleza y contrastes del paisaje en esa zona.

Generalmente para describir los alrededores de los sitios que visitamos en nuestras bicicletas, nos apoyamos en las fotografías, las cuales nos ayudan mucho en la redacción de la crónica, allí encontramos a veces detalles que escaparon a nuestra observación

A esa aventura por Villa de Leyva y poblaciones circunvecinas nos acompañaron familiares de los ciclistas quienes nos colaboraron con las imágenes fotográficas. Por ejemplo Sandra Figueroa Forero la esposa de Pablito tomó magníficas imágenes y videos que subió  a su sitio de Facebook, algunas de las cuales utilizamos en la crónica junto con las excelentes  que logró captar Miguel Granados.

Nuestro colega y amigo Reinaldo Pulido subió a Google+ una selección de 322 fotografías y me compartió el enlace el lunes pasado; lamentablemente ya habíamos publicado la crónica y no alcanzamos a divulgarlas. El miércoles  me puse en la tarea de apreciarlas y les cuento que me sorprendió la calidad de las imágenes, de haberlas tenido el domingo creo que de pronto hubiera sobrado la crónica.

Todos llevamos un fotógrafo en nuestro corazoncito y ahora con las cámaras de los celulares, de vez en cuando nos suena la flauta y tomamos una que otra buena foto. No soy experto en fotografía pero las imágenes  que nos compartió Reinaldo tienen esas cualidades que deben tener las buenas fotografías: contar una historia secuencialmente y  hacernos evocar un  momento vivido.

Al observar las fotos a las que hacemos alusión, especialmente las captadas durante el ascenso al alto de Samacá, encontramos que son una verdadera crónica, hablan por sí solas, describen los bellos paisajes que recorrimos en bicicleta, esas agrestes y áridas montañas cubiertas con una tímida vegetación que parece recién podada, cuyos picos tratan de rozar el cielo azul y las blancas nubes interponiéndose; la amplia carretera, las líneas blanca y doble amarrilla que marcaban nuestro espacio, las caras de emoción, angustia y hasta frescura de los pedalistas en plena subida el sábado 29 de noviembre. Observarlas es traer a la memoria las emociones que sentimos en tierras boyacenses y repetir el agradable ascenso a Samacá.


Vamos a compartirles a continuación el vínculo de Google+ pero antes déjenme  contarles que las bellas imágenes fueron logradas por una adelantada estudiante de fotografía, Vicky Velásquez la esposa de Reinaldo. Agradecemos a Vicky y la felicitamos por su excelente trabajo, que sin más dilaciones dejamos en el siguiente enlace para que lo disfruten, las fotos como dije no requieren texto, ellas mismas son una crónica, una manera diferente de narrar ciclismo.

Por favor, tomen asiento, sírvanse un cafecito caliente y disfruten:

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