Nota: Texto adaptado al ciclismo, basado en una de Arturo Argüello Ospina, columnista de El Tiempo, publicada el 10 de febrero de 2013.
Monto en bicicleta porque no hay nada como despertar con un objetivo, con un reto. Porque mi cuerpo me lo pide, porque se resiente y me reprocha cuando no lo hago. Monto en bicicleta porque si no lo hago me arrepiento. Porque mis piernas lo necesitan, porque mi mente me lo pide, porque subiendo una montaña, mis piernas son mi cerebro, me alientan para que no desfallezca.
Monto en bicicleta, porque así puedo dejar atrás todos los problemas, las preocupaciones, las deudas, los odios la frustración y todas esas sensaciones negativas que me consumen, que me hacen daño, así sea por un momento. Porque sé que en bicicleta puedo llegar más lejos, a donde otros no han llegado. Lo hago porque nunca alcanzo la meta, porque siempre que la cruzo se aleja miles de metros más y nunca logro llegar realmente a ella. Porque si una curva me lleva a una cumbre, la siguiente me llevará a otra más elevada pero sé que una de ellas siempre me conducirá a un descenso, al descanso. Monto en bicicleta porque cuando desciendo o deshago el camino recorrido me siento un súper héroe.
Monto en bicicleta porque los kilómetros que recorro o deje de recorrer son mi ganancia o mi pérdida y no la de otros.
Monto en bicicleta porque luego de una larga salida siento algo de dolor en los músculos y eso me recuerda cómo es el mundo en realidad, el mundo a veces duele. Porque el mundo se hizo para recorrerlo, porque no soporto quedarme quieto, como los muertos, porque cuando voy en bicicleta siento que estoy vivo, siento que no moriré, porque así el tiempo pasa rápido y se esfuma, si voy despacio, si camino se me hace eterno.
Monto en bicicleta porque sobre ella siento que soy más veloz que el viento, que los árboles y el paisaje y aunque se multipliquen siempre los dejo atrás.
Monto en bicicleta porque me motivan todos los que son más rápidos, más veloces, más capaces y yo quiero superarlos. Porque no consigo llegar al nivel que espero. Porque tengo un sueño al que me acerco cada vez que mis piernas se ponen en movimiento y porque todo, es indescriptiblemente bello a la velocidad de una bicicleta.
Monto en bicicleta porque el mundo mismo se mueve, porque nacimos para movernos. Porque la bicicleta me da libertad y me recuerda que bastaría que cada ser humano tuviera una para poder alcanzar la libertad. Porque quiero escapar de la guerra, de la violencia, de la política y de los políticos, mejor dicho de la corrupción, de lo superficial, de lo que es supuestamente relevante, de esta realidad cruel que es una mentira irreal.
Monto en bicicleta porque acompañado de mis colegas ciclistas puedo estar solo y porque con ellos puedo montar acompañado. Monto en bicicleta porque ya logré coronar esa montaña y sé que la próxima vez voy a mejorar mí tiempo.
Monto en bicicleta porque finalmente no importan las razones, Monto en bicicleta porque se me da la gana, porque lo único que necesito es mi bicicleta, mis piernas. Porque cada gota de sudor me representa un triunfo; cada curva una victoria, porque qué otra cosa puedo hacer, porque no hay otra cosa que quiera hacer.
Seguiré montando en bicicleta hasta el último día, hasta el último aliento hasta el suspiro final y después continuaré en el más allá, o acá cuando reencarne pues aún me faltará mucho mundo por recorrer en mis ruedas.
En resumen monto en bicicleta para ser feliz, o mejor dicho monto en bicicleta porque soy feliz
Bogotá, febrero 17 de 2013
Mensaje de David Argüello O.
Hola Orlando:
Reciba mi más cordial saludo. En primer lugar le quiero extender mis disculpas, pues este correo no lo revisaba hacía más de seis meses. Es más, creía que ya estaba inactivo y hoy que entré, me encontré con más de 900 correos, de los cuales, afortunadamente, sólo unos pocos, como el suyo, eran importantes.
Le agradezco profundamente que me haya escrito. Me alegra mucho que la columna lo motivara a escribir sobre sus razones para montar en bicicleta, las cuales, debo decirle, me gustaron mucho.
Personalmente admiro muchísimo a los que montan. En el grupo en el que entreno, una gran parte son triatletas. Yo quisiera algún día seguir esos pasos, aunque debo ser sincero, me da un poco de miedo la bicicleta, aunque espero irlo perdiendo poco a poco.
Espero que no sea tarde, pero me siento muy honrado con lo que escribió. Muchas gracias por reconocer la fuente original y adelante, su texto es muy motivante y está muy bien escrito.
Un gran abrazo y que siga montando para ser feliz, por ser feliz.
Por si acaso, mi correo es: arturo.arguello82@gmail.com Estamos en contacto y lamento nuevamente, la demora en responder.
Arturo Argüello Ospina
Abril 5 de 2013 |
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