Una etapa que le arrebatamos al invierno.
La Fe mueve montañas, pero también nubes.
Bogotá mayo 5 de 2013.
Qué vaina volver a referirnos al clima, pero en medio de este invierno no hay de otra. Ayer tuvimos en Bogotá un espectacular día de verano, pero la lluvia no la rebajó, cayó agüita hasta el amanecer. Los ciclistas que no asistieron hoy seguramente se amilanaron al ver a través de sus ventanas el piso mojado, asumieron que la lavada sería similar a la que nos pegamos el domingo 21 de abril y prefirieron, seguir entre las cobijas y colocarse en modo “arrunche”.
Igual le pasó al amigo Melquisedec quien descansaba en la Vega, quería venir a hacer la etapa, pero no confió en el mensaje que le enviamos y prefirió seguir entre las cobijas con su esposita y aprovechar que Camilito no se había despertado.
Pues les tenemos una mala noticia a todos ellos, por su falta de fe se perdieron de una espectacular “bicicleteada”. Amigos, les faltó ese positivismo que motivó a diez y siete (17) pedalistas () quienes si confiaron en que hoy el clima iba a ser favorable para la práctica de nuestro deporte favorito, pese a que en sus ventanas veían un día opaco y el piso mojado. Reiteramos el consejo, el clima en su barrio no es el mismo que encontraremos en el punto de encuentro, asistamos así sea a tomar tintico.
Por supuesto que la dosis de fe que tuvimos que poner fue grande, pues a las 7:45 a.m. llovía en La Caro. Confieso que yo pensé en retornar a Bogotá, pero justo en ese momento llegó Carlos Galindo nuestro conductor elegido, acompañado de William Bolaños. En los siguientes 15 minutos aparecieron 14 pedalistas más, gracias me salvaron.
Ya que estábamos alli...
decidimos tomar tintico y darle espera a San Pedro para que terminara su labor de riego al ecosistema vegetal. Todos se veían optimistas, bueno casi todos. Allí nos encontramos a Alfredito Santa Cruz y a su grupo de la Dian, por lo menos 15 ciclistas con un nuevo y elegante uniforme, andaban en las mismas.
Dicen que la fe mueve montañas, yo le agregaría que además mueve nubes, pues casi a las 8: 30 a.m. la lluvia había desaparecido y como por arte de magia la carretera se secó. El cielo estaba aún nublado pero eso no nos iba a detener. Unos minutos antes de partir llegó Mauricio Ordóñez, había sido víctima de la operación riego de san Peter y llegó empapado el pobre.
Carlos Galindo abrió el baúl de su automóvil y sacó una pesada canasta cargada de bananos, galletas y bocadillos para sus compañeros. Señor Galindo déjeme decirle que para ser su debut como acompañante la sacó del estadio, en nombre de todos sus amigos y amigas de CicloBR, le agradecemos de todo corazón ese detallazo, además por su colaboración en la asistencia a los ciclistas de la fecha y como reportero gráfico, ya verán su trabajo. Lamentamos que no haya conseguido un conductor sustituto y que se hubiera perdido tremendo recorrido, otra vez será.
Todo estaba listo, carretera seca, ciclistas en posición de salida, con sus impermeables puestos, por si las moscas, refrigerios en sus bolsillos y cuenta-kilómetros en ceros. Aunque el cielo seguía encapotado y se percibían ligeras gotas, la fe de este grupo era inquebrantable, solo Ana Niño no confió y decidió subir su bici al carro del conductor elegido y acompañarlo a ver qué pasaba.
El resto de optimistas partimos en busca de la población de Briceño, ubicada a solo 12 kmts. Un poco antes de pasar por la Hacienda Hato Grande, casa de campo de los presidentes, vimos y sentimos al astro Rey, seguramente le ordenó a su séquito de nubes que se apartaran y lo dejaran observar a este grupo de optimistas, que recorrían territorio de sus antepasados los Muiscas para llegar a Guatavita. Parece que nuestra fe lo conmovió y retiró al contingente de nubes negras que nos amenazaban, solo quedó acompañado de las más inofensivas, pero les advirtió que nos dejaran terminar la etapa, se nota que le obedecen al monito pues estas cumplieron las órdenes de su rey al pie de la letra.
Con el problema climático resuelto el resto fue solo disfrutar. Ibamos a paso moderado pero no lento, cuando vimos pasar a tres bellas damitas en tremendas bicis, qué ritmo, qué posición en la bici, cabeza cerca a los manubrios al mejor estilo contrarrelojero, cola levantada, qué bella forma de llenar una Lycra, hay Dios; decidí seguirlas con la esperanza de alcanzarlas e invitarlas a nuestro grupo, créanme es mi función en comunicaciones, no piensen mal, lamentablemente en Briceño giraron hacia Sopó y me quedé viendo un chispero, pero les confieso que me enamoré. Pilas si le cuentan a Gladys mi esposa los “casco”.
Allí mismo se devolvió Mauricio Ordóñez, ahora me queda la duda si siguió tras la estela de aquel perfume de mujer. No sé, de pronto no, el es un chico muy fiel.
Pasamos raudos Briceño, Tocancipá, y nos encaminamos a Ganchancipá. Antes de esta población nos encontramos con un puente nuevo, que seguramente será en el futuro la oreja para retorno. En el piso estaba señalizado a la izquierda Tunja y a la derecha el retorno a Bogotá. Nobile tomó la derecha y por poco termina en su casita, le tocó perseguir, pero como en el grupo lo que hay son caballeros la esperamos.
A pocos Kilómetros de la subida hacia Sesquilé, Ana se convenció y decidió bajar su bici y unirse al grupo, era pecado no aprovechar esta bella oportunidad, una pequeña primavera dentro del invierno.
Pulga detectó una leve falla en su máquina, pero pronto recibió ayuda de Eduardo y de Giacomo para reintegrarse al lote que pasó compacto la población de Sesquilé.
Al ver que no paramos en esa población William Trejos, el gourmet de los caldos de carretera puso el grito en el cielo, Giacomo logró tranquilizarlo al contarle que en Guatavita alguna vez se había tomado una sopita de conejo, así que el amigo Willy siguió con la ilusión del conejo. No supimos si al llegar pidió su sopita de Bugs Bunny o simplemente se dio cuenta que le metieron tremendo “conejazo”, menos mal se había despachado un caldo de costilla en La Caro.
Los tres capos, Miguel, Giacomo y Eduardo no estuvieron hoy en la pelea en ninguno de los puertos montañosos, pues decidieron gastar su energía excedentaria ayudando a Ana, a Nobile y a Camilo; vimos a William Duarte colaborando en la empujada como en sus viejos tiempos de los nacionales de ciclismo del Banco de la República. Vean pues, una buena forma de completar el entrenamiento y colaborar con sus compañeros.
Giacomo venía además disfrutando los hermosos paisajes, las calles adoquinadas de Sesquilé, sus muros de adobe, la vista del embalse de Tominé que persistía en acompañarnos, parecía jugar a las escondidas con los ciclistas, pues a veces se nos perdía y volvía aparecer. Alguno de los ciclistas, no recuerdo quien venía silbando la canción de Omar Geles y como a veces pasa se me metió en la cabeza, me acompañó hasta el inicio de la subida.
En la cuesta de El Lavadero para llegar a Guatavita, Molanito y William Duarte se dieron “cachucha”, llegaron con Bolaños pisándoles los talones. Esthercita quiso pasar de largo a Pulga y a Márquez, pero salió muy temprano y los vio a lo lejos batirse por coronar primero en Guatavita, al final Pulga ganó en el fotofinish.
Luego arribaron, Víctor, Esthercita, Miguel, Camilo, Nobile, Diego, Eduardo, Ana y Trejos escoltado por Giaco.
Finalmente llegamos a Guatavita la nueva, recuerden que la antigua reposa en el fondo del embalse, desde 1967, cuando para construirlo.
Ya necesitábamos descansar y reaprovisionar energía, por eso nos concentramos como siempre en la panadería a la entrada. Habíamos completado hasta allí 51 kmts, muy bien combinados, terreno plano, repechos, dos puerticos montañosos de 4a o 5ª categoría y poca bajada.
El cielo vuelve a nublarse, tenemos que retomar el camino, aún nos faltan 47 kmts para llegar a la meta en la Caro. No resistimos la tentación de tomarnos unas foticos frente al embalse en el camino hacia el cruce de Guasca, con nuestros caballitos de acero y con unos de verdad.
Antes de llegar al cruce, Nobile se detuvo, le preguntaron qué le pasaba y riendo comentó, me pinché, ¿tan de buenas yo cierto?. Siguió su camino como acompañante de Carlos; más adelante igualmente Trejos estaba todo “pinchado” y tuvo que resignarse a convertirse en pasajero No 2 de Carlos.
Desde la salida de Guatavita, Esthercita se puso al frente del lote. Mientras ella pisaba más a fondo el acelerador atrás Giaco, Miguel, Eduardo y Pulga luchaban por llevar a Ana y a Camilo al final del duro y largo repecho que nos lleva a la bajada para la Y de El Salitre. Abajo redujeron el ritmo para reagruparnos; los Molano continuaron el camino y solo los volvimos a ver cerca a la meta. Esthercita retomó el liderazgo, puso un paso fuerte y nos condujo hasta Briceño, buena esa “monita”.
En Briceño giramos hacia el sur y tomamos la autopista, de inmediato Miguel se puso al frente y por supuesto nos hizo saber quién manda en el plano. Por fortuna solo William “Duarte” lo “toreó” haciendo salidas intempestivas de las que al rato se arrepentía. Si Giaco y Eduardo no hubieran estado atrás ocupados para mantener a Ana y Camilo en el lote varios no habríamos podido aguantar el paso, pues esos tres juntos son energía atómica.
Una vez avistamos los Silos de Almaviva en la Caro, tronaron los piñones y salieron los embaladores, Pulga trató de cazar a Miguel, casi lo logra. Eduardo y Giaco soltaron a sus pupilos, pero se acordaron tarde, llegaron cerca a Pulga escoltados por William Bolaños, joven que andaba hoy en su día, siempre adelante bien ubicadito y peleando la primera posición en las lomitas.
Así completamos 98 kilómetros de una maravillosa etapa que le sacamos del sombrero al invierno; las nubes grises hoy nos dejaron disfrutar el recorrido en la ruta de los Muiscas. Lo dicho la fe no solo mueve montañas, también nubes.
Hoy vimos al conductor elegido subido en puentes, acostado en el piso, con cámara en mano, ¡qué profesionalismo de este reportero gráfico!. las excelentes fotografías que logró.
Me duelen todos los músculos, el cansancio aflora, pero afortunadamente pude terminar este breve recuento de otra de nuestras aventuras dominicales, la número 12 de este año, en todo caso perdonen la mala letra.
PD: El próximo domingo 12 de mayo, día de las madres, para ellas una flor y el saludo de los ciclistas de CicloBR. Según la programación ese día no tendremos salida ciclística, debemos dedicarlo a las mamitas, las abuelitas y las espositas.
En cambio el lunes 13 si podríamos desquitarnos, ¿que tal una subidita al Alto de Canicas?. Para los que quieran más, el alargue puede ser la bajada hasta Tabio. Si se le miden, 7:45 a.m. en los Kioskos, uniforme Negro Rojo.
Un feliz fin de semana |