El sol no siempre se observa por nuestra ventana.


Bogotá, febrero 10 de 2013

Ayer en la tarde y durante parte de la noche llovió torrencialmente en Bogotá y hoy el día amaneció frío y gris. Pero una cosa que hemos aprendido los ciclistas, no todos, es que el clima en la ciudad por lo general no es el mismo con el que nos encontraremos fuera de la ciudad en el recorrido. Si solo nos guiamos por el clima que vemos frente a nuestra ventana, terminaremos por quedarnos en casa soportando durante el día el cargo de conciencia  por no  haber tomado la decisión correcta y haber perdido un domingo de ejercicio en bici, que nunca se recuperará, pues amigos los domingos del año son contaditos y no los repiten.

Si Ud. fue de los que se guió por el microclima de su ventana y está consultando esta crónica dominical para saber si nos tocó regresar por la lluvia o si nos empapamos, le tenemos pésimas noticias, para que su cargo de conciencia sea mayor, le contamos que tuvimos un excelente día, el ideal para montar en bicicleta, soleado pero algo toldado. Si no le da envidia por favor continúe leyendo.

El parqueadero que usualmente utilizamos en la Caro, hoy estaba repleto de tracto mulas cargadas con trigo programadas para descargue el día de mañana en los silos de Almaviva. Afortunadamente dejaron espacios  que copamos.

Nos alegró ver a Nelson y a Pablito llegar antes de las 8:00 a.m. lo que significa que probablemente leyeron el artículo “cómo llegar a ser puntual”, publicado el domingo anterior. El que dudo que lo haya leído fue el Chinazo Eduardito que como cosa rara hoy le tocó perseguir; para su cumpleaños ya saben qué regalarle.


A las 8:20 a.m. partimos quince ciclistas más nuestro flamante conductor elegido Héctor Pedraza (ver listado de asistentes), fue el primero en llegar. Hacía sus primeros pinitos en la tarea de acompañamiento y podemos dar fe de que cumplió con su deber con lujo de detalles. Buena esa “Hétor” por su compañía, las galleticas y bocadillos, que Dios le pague, porque CicloBR solo le puede reconocer dos peajes.

Alguien vio en la autopista a Pedro Gómez, nuestro apreciado “monchis”; no supimos qué ruta hizo, pero va jugando Peter…

Definitivamente volvimos por nuestros fueros, el trayecto de ida hasta Briceño fue la verdadera forma de disfrutar en grupo una salida ciclística, un lote compacto, el ritmo moderado para permitir el calentamiento, sin nadie escapado desde la salida y todos pendientes de que no se quedara nadie y de hecho nadie lo hizo.

Normalmente entramos a Sopó girando enseguida del puente de Briceño, pero esta vez pasamos de largo y ingresamos por la Vereda Canavita, que nos lleva directamente a la glorieta de Alpina, una vía amplia, de poco tráfico y con pavimento en buen estado. Hoy lamentablemente nos topamos con un  gigantesco grupo, que marchaba algo desorganizado, unas bestias completas, superarlo fue toda una odisea, afortunadamente a los pocos minutos decidieron detenerse a un lado de la vía. Se trataba de un hato de vacas lecheras que estaban siendo conducidas a pastar, cuando nos vieron aceleraron el paso, tal vez pensaban que les íbamos a disputar su jugosa hierba.

Pasamos al grupo “churrientas”, lo digo por la marca verde que dejaron en la vía  y llegamos a la vereda Canavita, por supuesto hicimos bromas con el  nombre; la vereda debió llamarse Cilantrica, pues realmente eso es lo que cultivan por allí, no lo otro, lo supimos por los cultivos que vimos a la orilla del camino y por el olor a Changua, perdonen pero es que yo relaciono changua con cilantro.

Pasamos por Alpina y atravesamos Sopó, directo a el Salitre. Al llegar a inicio de la subida al Alto de las Arepas  el lote seguía compacto, solo Nelson se había retrasado unos metros. Alvarito Cuervo retornó al superar el primer repecho, no lo volvimos a ver. Nelson y Nobile hicieron una buena parte de la cuesta y el resto del grupo coronó. Media vuelta y de nuevo el camino hacia Sopó.

En la bajada vimos a Carlos Reina que subía, seguramente hacia Patios, un saludo para este amigo que por problemas de trabajo no nos ha vuelto a acompañar, fresco Charles lo estamos esperando.

Pablito y Eduardo, siguieron hacia Guasca, parece que tenían previsto subir al Salitre y luego regresar por Patios, estos muchachos no se traman con un recorrido corto pues tienen bastante cuerda.

Miguelito prendió la moto y nos llevó de regreso a toda máquina, afortunadamente habíamos convenido hacer la parada de alimentación en el parque de Sopó, en un cafetería donde hace unas semanas habíamos probado una deliciosa aguadepanela con queso y arepitas. Hoy no nos fue muy bien allí, la atención regulimbis, la aguadepanela redulce y el quesito se  esfumó, lástima sitio chuleado.


Nuevamente motores encendidos y coordenadas rumbo a La Caro. Nobile había quedado impresionada con lo de las “churrientas” y como iba encabezando el lote en Sopó decidió tomar la otra vía hacia Briceño, dado el tráfico intenso y lo estrecho de la vía yo prefiero la vía por Cilantrica, es decir Canavita.

En la autopista vi muy bien al grupo, valga la redundancia, agrupado, concentrado y a buen ritmo. Cuando avistamos los Silos de Almaviva ahí fue Troya, Marcolino nos sorprendió y tomó la delantera, solo Hermes lo pudo sobrepasar a metros de la meta. Este embalaje permite quemar la adrenalina y energía sobrante.

Total setenta y cinco (75) kilómetros que agregamos a nuestra cuenta. ¿Realmente no sienten envidia?
La cámara fotográfica le ganó la partida a "Hétor", por eso de foticos regular gracias, pero mejor porque así Uds. pueden desarrollar su imaginación.

Les deseamos una feliz semana.