En busca de Un famoso Alto que no se dejó ver
Vencimos al gigante, a la lluvia, al viento a la neblina y al barro.

Bogotá, agosto 4 de 2013.
El menú ciclístico en la programación de agosto señalaba que hoy tenemos visita al Alto de Guasca, la última vez que programamos esa etapa fue el 18 de septiembre de 2011, es decir hace casi dos años, pero allí está siempre en nuestra memoria ciclística debido a que siempre será un reto coronar esa montaña.
Hoy tenemos varios integrantes nuevos de CicloBR, Diana, Fernando, Jaime y Giacomo que no conocen esa subida, por lo cual seguramente tienen mucha expectativa, especialmente Giaco quien se saborea pues sabe que para él será un Bocatto Di Cardinali. Los que la conocemos la respetamos.
Lamentablemente el clima se opone a nuestro propósito de lograr esta odisea; al llegar al parqueadero, sitio habitual sitio de encuentro en La Caro, hace mucho frío y un viento helado con briznas de lluvia muy fina. No veo muy animados a mis compañeros, pero nadie se refiere a un cambio del recorrido. De pronto el sol aparece y la llovizna se esfuma, entonces nos animamos a armar las bicis y a prepararnos para partir en busca del ese destino, ubicado allá arriba a 3365 metros sobre el nivel del mar, esto es 785 metros más alto del punto donde nos encontramos.
Llega Nelson González, el conductor elegido para hoy, un tanto serio pues se enteró a las seis de la mañana que hoy era su turno, lamentablemente no entró al correo ni consultó esta semana la programación de agosto. Pero el deber es el deber y finalmente allí estaba con una bandeja llena de frescos bananos y galletas para todos sus compañeros. Mil gracias Nelson. Se le veía preocupado, acababa de tener un disgusto con una cajera en el peaje pues decía que le entregó un billete de $50 mil y le dio vueltas de $20 mil.

Pidió un portabicicletas prestado y Pablito le ofreció el suyo, hasta se lo instaló. Lejos estaba Nelson de imaginar que le seguirían pasando cosas extrañas, definitivamente, como verán más adelante no estaba en su día o se levantó con el pie izquierdo.
A las 8 y 20 a.m. partió el lote conformado por 22 pedalistas , en tres grupos, la vanguardia encabezada por Nobile y Ana, seguido de Diana, Fernando, Pedraza, Jaime y Gabriel. Más atrás el resto del pelotón verde.
No sabemos qué le contarían a San Pedro que le disgustó, pues apenas a dos kilómetros de la salida abrió las llaves, inicialmente con una ligera llovizna, que nos acompañó hasta Briceño, en donde ya el lote venía unificado. Al tomar la vía a Sopó cesó la llovizna, pero al paso por Alpina San Pedro giró un punto más la llave.

A pocos kilómetros de haber pasado Sopó Alvarito Cuervo decidió regresar, le preocupaba que fuéramos a tener lluvia intensa más adelante. La verdad se mantuvo el nivel de “refresh”, nunca tuvimos lluvia intensa. Pulga preguntó ¿hasta dónde vamos?, le respondimos que hasta Guasca, allí dependiendo del clima decidiríamos si tomábamos la ruta hacia la cuchilla de Guasca o tomábamos agua de panela.
Hasta el cruce del Salitre, el clima fue intermitente, tramos con llovizna ligera y otros con tiempo seco. Pronto llegó la primera prueba para las piernas, la subida al Salitre. El piso mojado y una buena cantidad de vehículos subiendo, nos obligó a subir prácticamente en fila india.
Nos agrupamos en el cruce frente a Guasca, allí el piso estaba seco, incluso las nubes dejaban pasar tímidos rayos de sol. Nos dimos cuenta que nuestro objetivo tenía una piyama de niebla que no lo dejaba ver a lo lejos.

Melquisedec, quien se vino expresamente de la Vega para este recorrido mencionó que ya llevábamos 32 kmts, es decir si regresábamos haríamos 64, una buena dosis. Seguramente que el y cada uno de nosotros mentalmente iba haciendo sus cálculos y trazando su meta para hoy.
Por ejemplo Alejandro informó que tenía en sus cuentas subir solo 5 kmts arrancó, Ana lo acompañaría para regresar juntos. Diana Fernando y Jaime no la tenían clara pues era su primera vez.Cada uno con un número en kilómetros a recorrer fue retomando el camino; al llegar a la Y, donde la vía se bifurca, izquierda Gachetá la cuchilla de Gasca y derecha ingreso al pueblo la llovizna reapareció de improvisto, pero como si nada la gente empezó a subir. De allí a la cima tendríamos que recorrer 11 kmts.
Para nuestra sorpresa, nos encontramos de repente con una vía desbaratada, parece que la van a pavimentar, pero inicialmente en varios tramos le retiraron la capa asfáltica y por supuesto el “barrial” producto de la lluvia era tenaz. Esta situación no prevista obligó a que varios recalcularan su objetivo.
Las bicicletas comenzaron a cambiar de color, ahora todas eran de tonalidades café igual que el color de los uniformes en la parte trasera, por el barro que salpicaban.
Traté de pasar rápidamente ese barrial, pensé que seguramente a pocas curvas reaparecería majestuoso el pavimento. Por ir concentrado en eso, perdí el contacto con mis compañeros, sabía que atrás venían, Jaime, Diana, Nobile, Ana, Fernando, Alejandro y Diego. Delante de mí a pocos metros Marcolino, Melquisedec, Pedraza y un poco más adelante Giacomo, William, Eduardo, Molano, Otálora, Miguel, Pablo y Pulga. A Gabriel lo habíamos visto bajar, para el esta película había terminado.
Al comienzo del tramo más largo sin pavimento y lleno de lodo sorpresivamente, Héctor el chico de la todo terreno, quien perfectamente nos había podido sacar ventaja pues su “tractorcito” era el preciso para la vía en mal estado, decidió parar. Miró el piso, luego a su máquina que aún era azulita y blanca y decidió regresar, seguramente no le gustan los tonos tierra para su nena, además ya llevaba un buen recorrido, para qué más..
Más adelante me encontré a Marcolino al inicio de otro tramo resbaloso y mojado, me invitó a que regresáramos, pero yo iba dispuesto a seguir, me parecía imposible que hubieran desbaratado toda la vía, abrigaba la esperanza de que un poco más adelante podría gritar pavimento a la vista!!.
Qué carajo, a esta altura ya le habíamos tocado los piececitos al Alto de Guasca y quería llegarle por lo menos el obligo y aún estábamos lejos. Parece que Marco se motivó y me pasó en busca de Melquisedec que marchaba más adelante.
Pasamos a Nelson se había detenido para tomar fotos, le alcancé a escuchar que se le cerró el carro con las llaves adentro. Pobre Nelson cerca a Gusca lo había parado la Policía pues alcanzaron a ver que no traía puesto el cinturón de seguridad, se salvó pues mencionó que venía escoltando al grupo. Allí descubrió con angustia que además el porta bicis de Pablito se había desaparecido, parece que se le soltó y cayó en algún punto de la carretera; lo dicho hoy se levantó con el pie izquierdo.

Afortunadamente Alejandro le colaboró, gracias al consejo de un taxista y a un gancho que armaron con un alambre pudieron abrir el vehículo. Parece que la mala racha de Nelson se estaba terminando.
Entre tanto seguía la lucha contra la naturaleza para llegar a la Cuchilla de Guasca. Jaime me alcanzó y me acompañó durante un buen rato. Adelante alcanzaba a divisar a Melquisedec y Marcolino, habían puesto pie en tierra pues consideraban que alcanzaron su meta para el día; tuve que rehusar la invitación que me cursaron para regresar, quería subir un poco más, es que le habíamos tocado el ombligo al gigante de Guasca que seguía cubierto con en su piyama de niebla.
Jaime Tavera también paró, faltaban un poco más de cinco kilómetros para coronar, pero el ya había superado sus propias expectativas y decidió plantar. Buena esa Jaime, habrá más oportunidades de dominar a ese gigante.
La lluvia había cesado pero en su lugar apareció el viento helado que calaba los huesos y algo de neblina. Según mis cálculos faltaban 4 kmts para coronar, pero recordaba que son los más duros. Molanito ya venía de regreso, me ilusioné, seguramente pronto aparecería el resto de los punteros descendiendo, ya era hora; pero pasaron varios minutos y nadie más bajó, ni modos me tocó seguir pedaleando.
El grupo de atrás decidió plantar entre el kilómetro 5 y el seis y regresaron. Diana decía que ya le dolía la cola, pues llevaban varias semanas de descanso de la bici y la bici cobra por ventanilla. Para ella, Nobile, Ana, Fernando, Alejo y Diego la meta se había cumplido, además faltaba mucho camino por recorrer al regreso. Muy bien excelente jovencitas y jovencitos.
Nobile y Ana se subieron al carro de Nelson, me pasaron faltando 3 kmts. Me alegró saber que se había podido abrir el carro.
El frío era cada vez más intenso y la visibilidad menor; a dos kmts de la cima yo ya no sentía cansancio, creo que mis piernas iban adormecidas por el frío y solo obedecían mecánicamente, ya no quería encontrar a mis amigos bajando, ojalá me esperaran allá arriba para poder llegar a la cabeza del gigante de Guasca. Recuerdo que en dos ocasiones salió el sol por algunos segundos, era energía pura que llegaba a nuestras adormecidas piernas, pero pronto volvía la normalidad, es decir el frío, viento y la niebla.
Al entrar en una curva tratando de cortarla en diagonal me encontré con una ráfaga de viento que por poco tumba a estos 90 kilitos. Entiendo que los punteros las sintieron. Me acordé de esas etapas del Giro de Italia, con lluvia, viento y neblina y pensé, si uno sufre en 11 kmts como serán esos tipos con etapas de 190.

En el lote de punteros la situación no era fácil, William se notaba cansado, trató de devolverse, con la disculpa de que Diego venía muy atrás, Alberto Otálora que encabezaba el lote con Giacomo también quería regresar, pero el italiano los conmovió, hacía años que tenía la ilusión de coronar Guasca y hoy no podía perder la oportunidad. A Eduardo le quedaba poca reserva, pero es un ciclista corajudo y ni por el chiras se bajaría de la bicicleta, además llevaba a un buen coequipero a su rueda, Pablito que también quería llevarle la buena noticia a su esposa Sandra. A Pulga se le veía que venía regulándose muy bien y Miguel pese a la falta de entrenamiento, sin problemas, sabemos es un viejo zorro y sabe administrar la energía.
Giaco arrancó en el último kilómetro y llegó a la cima en solitario, al rato apareció William con Alberto a su rueda, luego Miguel y Pulga y más atrás Eduardo y Pablito con quienes se completó el grupo de los siete valientes que venciendo las adversidades del clima y la vía lograron colocar la bandera de CicloBR justo en la cima del gigante de Guasca. Se le cumplió el deseo a Giacomo, seguro que subirá a en su Facebook esta foto con un mensaje para Italia: Papá, mamá estoy triunfando.

Mientras Nelson trataba de acomodar las bicis de Nobile, Pablo y Ana en las sillas y en el baúl, Pulga, Giacomo, Miguel, Eduardo, Alberto y William iniciaron el descenso. A 300 metros de la cima, en medio de la neblina con sorpresa alcanzaron a divisar una camiseta verdillo, se preguntaban qué otro loco los había seguido; yo abajo no los veía pero alcanzaba a oír sus voces cuando descendían. Orlando!! gritó Giaco cuando nos cruzamos, buena esa, no lo podía creer, la verdad yo tampoco. Se devolvieron para escoltarme, entonces me volvió el alma al cuerpo, pues alcancé a ver las luces del carro rojo de Nelson, ante mis ojos, algo borrosa por la neblina, estaba la cima, la cabeza del alto de Guasca esa misma que el gigante se negó a mostrarnos durante todo el camino. Entonces supe que había valido la pena regularme, que no fue en vano todo ese esfuerzo para superar el frío y el cansancio.

Pensamos en los amigos que se habían devuelto, Molano, Melqui, Marcolino, Jaime, Diana, Diego, Fernando, Gabriel, Pedraza, Alejandro, para ese momento ya irían en Sopó, qué vaina iban sin carro acompañante, solo deseábamos que luego de tremendo esfuerzo hubieran llegado bien a puerto, gracias a Dios así fue.
Mi felicidad se tornó en preocupación cuando vi que el carro estaba atestado, el conductor, tres pasajeros tres bicis y seis ruedas, todo en la cabina y el baúl pues recordemos que el porta se le perdió en el camino a Nelson, (esperamos que mañana no salga en la prensa la noticia de que un Objeto Volador no Identificado chocó contra la capota de algún vehículo).¿Cómo iba a caber esta humanidad y mi bici talla XL?. Pues no sé cómo pero nos acomodamos.
En la bajada encontramos a Pulga pinchado, le dimos una rueda y siguió. Los veíamos como hacían ejercicio para descansar las manos de tanto frenar, pues el piso estaba aún resbaloso en la parte si pavimento. De la que me salvé.
Paramos abajo en la Y a la entrada de Guasca. Qué embarrada, la ropa y las piernas ya pasaban del café al negro. Allí Diego esperaba a su padre William.

Mientras nos preparaban unas deliciosas aguadepanelas con quesito y pan, varios aprovecharon para lavar sus bicis y Giacomo para darse una ducha de pies con zapatillas y todo.
El sol ya había aparecido y el frío no se sentía. Emprendimos el viaje de regreso, Giacomo, Eduardo, Diego y William regresaron por la vía a Patios, mientras Miguel, Alberto, Pulga Pablito y yo seguimos hacia Sopó donde nos esperaba otro chapuzón.
Afortunadamente en la autopista reinaba un buen clima. A un buen paso fuimos consumiendo los 12 kmts que nos faltaban para llegar a La Caro. Alberto Otálora, empezó a sufrir de calambres, a dos kmilómetros de la meta, una prueba de lo duro del recorrido.
Por supuesto en el parqueadero ya no había nadie, eran las 2 y 15 minutos de la tarde, llegamos cansados pero felices pues en la bolsa traíamos cada uno 98 kmts y el recuerdo de la más traumática subida al mítico Alto de Guasca (la Cuchilla).
Por este año queda chuliada esa subida, mientras no terminen las obras en la vía no se justifica volver. Lo curioso es que no vimos maquinaria, ¿será que el contratista era uno de esos que casi acaba con Bogotá?
Esperamos que todos hayan regresado a casita sin novedad y los esperamos el próximo domingo. No olviden que los que no descansan tienen menú para el miércoles 7 festivo.
El domingo 11 un recorrido que no hemos efectuado con el grupo: la Vuelta a la Sabana (Siberia- Zipaquirá- Siberia) planito para descansar un poco de la cuesta.
Una feliz semana
PD: Nelson, Pablo no se preocupen por el porta bicicletas que se perdió en batalla, se le planteará al Comité Directivo para reponerlo total o parcialmente, siempre y cuando no nos llegue la cuenta por el OVNI. Vaya regalo que le dimos a Pablito quien cumplió sus 57 el pasado dos de agosto, ni tiempo tuvimos de celebrarle.
Como siempre las foticos para recordar, en |