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Bogotá, Colombia


UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN


Reynaldo recibe de manos del Doctor Francisco Ortega (QEPD) el trofeo que lo acredita como subcampeón de la categoría B en 1989

 

Reynaldo Trigueros Barrera nació el ocho de noviembre de 1952 en el Huila. Laboró en el Banco de donde salió pensionado como mensajero del Director Departamento de Protección y Seguridad.

Cuando se inició oficialmente el grupo de ciclismo en el BR Reynaldo ya llevaba once (11) años practicando ese deporte destacándose como buen trepador. Participó en los primeros dos nacionales de ciclismo y en ambos fue subcampeón de la categoría B, en 1989 y en 1990.

Años antes de pensionarse sufrió una rara enfermedad en los músculos de los brazos que le atrofió una de sus manos. Finalmente los médicos lograron detener el avance del mal, que sus amigos le atribuían a "un maleficio".

Luego de varios años de soltería, que confiesa disfrutó al máximo, decidió casarse, pero no fue una buena experiencia y su matrimonio duró unos pocos años. No tuvieron hijos. La separación lo obligó a vender su casa para repartir el producto con su ex esposa.

Como ya tenía tiempo para solicitar una pensión temprana decidió retirarse y emprender una nueva vida en otra ciudad. Escogió a Villavicencio pues prácticamente había sido su patria chica dado que allí vivió con su familia. Su madre falleció y Cone decidió vivir solo.

Así que se instaló allí, compró un lote y decidió construir una casita, que fue levantando poco a poco, en la cual invirtió todos sus ahorros y un préstamo que tomó con una corporación.

Llevó su bicicleta con la esperanza de continuar con las prácticas diarias como lo hacía en Bogotá.

Cuando casi tenía concluida la casa conoció a un vecino a quien apodaban “el ganadero”. También el estaba construyendo su casa cerca a la de Reynaldo, con la diferencia que el contaba con muy buenos recursos económicos.

El “ganadero” y El Coné, como le dicen cariñosamente sus amigos se volvieron buenos amigos. Como le gustaba tomarse sus traguitos, pronto se convirtió en su acompañante y lamentablemente lo llevó a una vida disipada pues no tenía a quien rendirle cuentas.

Al parecer el negocio principal de El ganadero era la compra y venta de ganado. Un día decidió comentarle a Reynaldo que quería ayudarlo y hacerlo socio en sus negocios. Invertía una baja cantidad y él se la duplicaba o triplicaba.

Esto le representó ingresos de varios millones que le permitieron continuar con la vida bohemia y exagerar en el consumo de bebidas alcohólicas y gastar grandes sumas en una noche en bares y cantinas de Villabo.

Su amigo el ganadero le solicitó el favor de acompañar un transporte de ganado en el cual se ganaría una buena cantidad de dinero. Terminó así montado en un camión en el cual recogieron un lote de ganado para llevarlo de una ciudad a otra, acompañando al conductor y al ayudante, sin saber que pronto le cambiaría la vida.

En un retén encontraron un operativo de policía que los detuvo. Para sorpresa de Reynaldo no solo el ganado resultó robado según las autoridades, si no que en el camión muy bien camuflada llevaban pasta de coca. Así, sin saber cómo terminó acusado de graves delitos. El ganadero no apareció

Afortunadamente, el ganadero al parecer se conmovió y decidió ayudarlo y le contrató un abogado que logró aclarar la situación y probar que Reynaldo era totalmente inocente.

Agobiado por los problemas se dedicó a ingerir licor en mayores cantidades hasta el punto que no podía conciliar el sueño si no se tomaba 10 o más cervezas.

En un momento de lucidez decidió acudir al médico, pues le salieron unas extrañas ulceraciones en la espalda y en el cuello.
Le ordenaron exámenes con especialistas, le detectaron inflamación en los ganglios en la parte frontal del cuello.

Para acabarla de completar lo llamaron de la corporación a decirle que habían iniciado un proceso de  expropiación de su casa pues se había atrasado en el pago del crédito.

Uno de esos amargos días que transcurrían lentos el médico le confirmó que tenía cáncer y debía internarse en el hospital. Justo ese mismo día lo desalojaron de la casa que había sido rematada por el banco. Pensó entonces muy en serio en suicidarse.

Gracias a los consejos de la doctora, a la cual había acudido, ingresó a un programa de tratamiento de la enfermedad con quimioterapia y se aferró entonces a la vida.

Recuerda que los tratamientos y los efectos colaterales eran terribles. Su deseo de vivir lo obligó a acudir a otras opciones.

Por recomendación de alguien que decía haberse sanado fue a donde un tipo que decía tener comunicación con José Gregorio y con la virgen y los santos. En las sesiones decía que se desdoblaba y parecía hablar en otros idiomas con santos que según él lo curarían.

Pese a que una hermana que lo estaba ayudando le advirtió, seguía creyendo y le dio dinero al tipo con la esperanza de que lo sanara. Como decía que retrocedía en el tiempo para contactar a los santos, le dijo que su verdadero nombre en el pasado no era Reynaldo si no Pedro y que la virgen le anunciaba que debía darle unos "denarios" adicionales. Así, por la desesperación cayó redondito y el charlatán le sacó sus últimos ahorros.

Afortunadamente el tratamiento médico logró controlar el avance del cáncer y con mucho esfuerzo decidió controlar totalmente la bebida. Compró nuevamente una bicicleta y poco a poco se fue integrando a un  grupo de ciclistas en Villavicencio.

Reynaldo y su nuevo look, muy parecido al famoso ciclista Pantani. Luce la nueva camiseta que le obsequió CicloBR

El deporte lo ayudó a consolidar la fuerza de voluntad y definitivamente se alejó completamente del licor.

Hoy vive tranquilo, dedicado a la lectura y su deporte, alejado completamente de los vicios y malas amistades que casi destrozan su vida. La enfermedad la tiene controlada y pese a que ha tenido otras complicaciones considera que salió adelante. Vive en una casita en arriendo y espera con su pensión volver a tener pronto una vivienda propia.

Al ganadero afortunadamente nunca más lo volvió a ver. Alguna vez le contaron que vivía en otra ciudad y que estaba muy enfermo, el Cone solo desea que ojalá también salga adelante pues a estas alturas de su vida, pese al mal que le hizo, no le guarda rencor.

El Ciclopaseo a los llanos fue una disculpa para ir a visitar a ese amigo que pasó muchas penurias, para felicitarlo por su valentía y para darle ánimo. ¿Cuántos de nosotros hubiéramos soportado lo que le ocurrió?

No conocimos a Paquita la compañera con quien vive, su gran amiga del alma, una lora que canta discos de salsa y que le muerde la cola a las amigas de El Cone, ni al perro callejero que adoptó y que cada día lo espera en la calle para acompañarlo cuando sale.

Lo vimos muy contento, muy repuesto, con una buena cicla y metido de lleno en su deporte que se ha convertido en el aliciente para seguir viviendo.

Un abrazo de todos sus amigos coné y seguiremos viéndonos pues como le dijimos está invitado a los próximos ciclopaseos.

Villavicencio, abril 27 de 2008.

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MENSAJES RECIBIDOS SOBRE EL ARTÍCULO:

"Gracias al redactor de este articulo tan especial, pues les cuento que se me aguaron los ojos, para mi este compañero Reinaldo Ha sido un compañero especial y se que es una muy buena persona.
lamento que hubiera tenido este transe en su vida pero a Dios gracias, pudo salir de las dos cosas.

Por favor si pueden darme el número del teléfono de Reinaldo les quedo muy agradecido y de nuevo gracias por esa historia que nos da nuevas enseñanzas un saludito para todo el grupo y adelanteeeeeeeeee ."

Publio Octavio Melo
publiooctavio@hotmail.com

 

Nombre: Demetrio Álvarez Aya

ciudad: Bogotá

telefono: 3167356925

correo: dalvaray@gmail.com

"Felicitaciones por la página, igual por el reencuentro con Reynaldo T. Qué gesto grandioso de ustedes con nuestro amigo y compañero.
Me ingresan en la lista de correo para recibir información.

Un fuerte abrazo y felicitaciones. D.A.A.

 

 


 







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