Hubo examen en los cursos de ruta y todoterreno

Bogotá, mayo 1o de 2011.

Es la una de la tarde, a  esta hora seguramente ya todos estamos de regreso en casa, reportando a nuestra familia detalles de nuestro desempeño, luego de haber concluido sin contratiempos un nuevo recorrido ciclístico.

Hay algo de cansancio, pero es más grande la sensación de optimismo y serenidad por este nuevo regalo que nos hemos dado: compartir otra mañana de domingo con ese maravilloso grupo de amigos a quienes “enfrentamos” en una dura batalla sobre dos ruedas.

El invierno y el receso de semana santa nos había separado, pues la última salida en grupo ocurrió el 3 de abril, hace casi un mes, pero un receso providencial en el duro  invierno nos permitió hoy congregarnos para otro ritual dominical, el décimo del año2011 (pocos no?) que ya hacen parte de nuestras vidas, pues esperamos largos días para que sucedan.

Anoche cayó uno de los aguaceros más fuertes que recordemos. El cielo amaneció oscuro y por supuesto el piso mojado. Varios ciclistas se amilanaron y decidieron colocarse en modo de arrunche y continuar durmiendo. Pero 27 optimistas pusieron su sistema en modo de optimismo y arrancaron hacia la población de Briceño ubicada al norte de Bogotá (ver listado de asistentes).

Hoy fue una salida muy particular pues había un ingrediente adicional de motivación, introducíamos un cambio para evitar la rutina. Lo habíamos anunciado en esta nota de  enero de 2011: . "Una propuesta para salir de la rutina" en donde se mencionó: “Cambiar cuando se cree que todo funciona bien, es anticiparnos y evitar ser atrapados por la rutina y para escapar de ella es necesario innovar. Alguien dijo sabiamente: Vivir es cambiar y si no cambias te extingues.”

Por primera vez en 24 años el grupo se dividiría en dos para una salida dominical. Hoy podíamos escoger entre la tradicional bicicleta de ruta  y la bicicleta para todo terreno. Dentro de ese albedrío 16 optaron por su bici de ruta y 11 aparecieron con una más pesadita y de ruedas más anchas, la todoterreno.



Pues bien, valió la pena el sacrificio y salir pues en Briceño encontramos un oasis, piso seco, cielo semidespejado y un sol que apenas calentaba levemente. Todo propicio para una buena montadita en bicicleta, nuestra pasión.

Allí en el parqueadero nos esperaba la familia Gutiérrez, Alba Azucena, su esposo Hugo y Claudia su hija, quienes no dudaron en sacrificar un domingo de descanso para trabajar en beneficio de la seguridad del grupo de ciclismo, cumpliendo de manera desinteresada la convocatoria que hacemos cada mes a todos los integrantes de CicloBR. No nos cansaremos de resaltar la forma como todos cumplen con este “compromiso”, que ya se ha convertido en una de las principales fortalezas del grupo. Qué lindo además integrar a la familia a estos acompañamientos,  como lo hacen varios ciclistas cuando les corresponde el turno; la amistad y el compañerismo,  como debe ser,  priman sobre los intereses particulares. Este, un poderoso eslabón de la cadena que nos une como grupo.

Sabemos del esfuerzo que significa para  Albita y por eso resaltamos su presencia y por supuesto la de Claudia. Para Hugo y su familia un abrazo de agradecimiento, por su presencia, compañía y asistencia en carretera  y por el haberse tomado la molestia además de llevarnos un delicioso refrigerio; finalmente por su trabajo de fotografía.

Otra sorpresa nos aguardaba en Briceño, la presencia de Henry Gómez Reina, el apreciado “sobrino”, quien desde febrero del 2010 se radicó en Otawa Canadá y está de vacaciones en Colombia. No dudó en salir a compartir hoy con sus amigos. Afortunadamente había decidido guardar su bici por si llegaba este día y se cumplió, pues hoy pudo demostrar además que se mantiene en forma. Bienvenido Henry y esperamos que pueda robarle tiempito a sus compromisos para que nos acompañe por lo menos otro par de domingos.


Antes de de la partida, un breve espectáculo de dominio de la bicicleta a cargo de Andrés Ricardo Pedraza, hijo de Héctor.

A las 8 y 25 minutos partió compacto el lote naranja integrado por 27 pedalistas en busca del desvío hacia Sopó. Hoy escuchábamos un sonido poco común, algunas ruedas “rumbaban” y generaban un particular ruido adormecedor, eran las anchas de las todoterreno. Así en grupo recorrimos quince kilómetros, hasta llegar al cruce conocido como la Y, donde el lote se partió en dos, 14 tomaron la vía a El salitre. Los trece restantes,  11 que llevaron todo terreno más Nobile y Nelson continuaron hacia las arepas. Alli comenzaba realmente el examen de hoy,

El grupo de ruta inició el ascenso al Salitre y como de costumbre se fue atomizando pues cada uno presenta su examen de montaña y va tras las mejores calificaciones; nadie quiere perder rueda en esta primera pasada al tablero, nadie se copia, pero no dejan ver su hoja. Allí es donde se aprecia qué tanto ha repasado cada uno durante la semana. Atrás quedan los que deben nivelar por no hacer tareas, mientras los que se las saben todas y hacen juiciosos sus tareas semanales, como los alumnos adelantados Bedoya, Reina, Granados, Gálvis como siempre coronan el alto en menos tiempo y entregan su primer parcial de primeros (muchos chupas no?).

En la bajada varios recuperaron nota, pues esa respuesta si la saben y algunos logran conectarse. Luego del cruce de Guasca se encontraron con una carretera que refleja la dureza del invierno, mucha piedrecita y bastante charco, pues la laguna alcanzó a rebosar. Miguel parece que repasó muy bien pues logró sacarle unas décimas en la nota a sus rivales.

En general nadie se rajó, algunos se demoraron un poco más, pero finalmente todos los 18 entregaron su cuestionario completo en Guatavita, después de 35 duros kilómetros. Buenas notas de Henry, Mauricio, Alberto, Orlando Molano, Armando, Víctor, Duro el examen para Melki Anita, William, y Pachito, quienes pasaron pero prometen estudiar más para el próximo examen.


Luego de esta prueba de montaña, un breve descanso para comentarios y alimentación en la panadería del pueblo.

Como ocurría en el colegio, antes del examen todos los que decían que  no habían estudiado fijo  sacaban las mejores notas. Acá nadie entrenó, que   el invierno, que la semana santa, que la gripa, pero…las notas no mienten.

Entre tanto, los de todo terreno, luego de superar la primera subida antes del peaje, acordaron esperar y llegar unidos al inicio de  la cuesta de Las Arepas. No fue fácil convencer a Anilsa y a Esthercita, a quienes les encanta ubicarse en los pupitres de adelante, pero esta vez se sacrificaron por su reducido pero entusiasmado grupo.


Pronto les llegó también la hora de pasar al tablero. Al comienzo de la subida al alto de las Arepas cada uno empezó a llenar el  cuestionario de montaña. Esther, quien venía estrenando poderosa bici de todoterreno tomó la delantera acompañada por Andrés Ricardo Pedraza a quien le conversaba y le conversaba para que no la dejara; ojo Esthercita en los exámenes no se puede hablar. La seguía Anilsa, estas chicas  venían dispuestas a sacar mejor nota que los varones, casi lo logran, pero de todas formas su promedio fue sobresaliente.

Excelentes notas las de los Pedraza padre e hijo, se aprecia que repasan en la semana. Otálora bien, se notó que sabía, pues es experto con la todoterreno. Bernal y Gutiérrez titubearon un poco en las respuestas  de montaña pero al final repuntaron. Buen examen de Nelson.


Pulga tuvo en Dimián su mejor apoyo para soplarle las respuestas a Nobile y lograron colaborarle para que completara el examen. Vimos a Marcolino sufrir con las respuestas al examen de montaña; él, que otrora se las sabía esta vez lucía lento y un tris demorado para entregar la hoja en el puerto de la Arepas.

En la bajada a la Calera, otra señal de los estragos del invierno, nos encontramos con un derrumbe pero afortunadamente estaban dando paso. Descanso corto en Calera para tinto y arepita, al completar 32.5 kmts. Las del pupitre de adelante querían seguir subiendo otros kilómetros, pero sus compañeros no le pararon bolas.

Curiosamente los dos grupos tomaron el descanso casi a la misma hora e igualmente retomaron el camino de regreso en simultánea, unos desde Guatavita y otros desde la Calera. Carlos Reina pinchó al regreso y gracias a la ayuda de Miguel y del carro acompañante logró volver a conectar.

En la vía de la Y a Sopó nos fuimos encontrando los grupos de cada modalidad y a la meta en Briceño llegaron casi en el mismo orden tradicional de otras etapas. Unos segundos logró tomarle Dimián a los ruteros.

Dos  horas y 45 minutos de entrenamiento, setenta kilómetros de recorrido para los ruteros y 65 para los todoterreno. En general el experimento salió bien, en mi caso me tocó integrar el grupo de todo terreno y debo decirles que fue una experiencia nueva para mí, pero muy agradable subir una montaña  en este tipo de bici, es diferente el tipo de esfuerzo, pero valió la pena intentarlo.


Esperamos repetirlo en otra oportunidad este año, ojalá combinando con algo de terreno destapado.

Al final una agradable tertulia en medio de un sol bravo. Bromas, chistes y los infaltables comentarios sobre la prueba y el desempeño individual. Algunos presentaron la propuesta de aplazar o recortar la salida del domingo a Santandercito, por ser el día de la madre, pero por mayoría se decidió seguir adelante con la programación.

Como es una etapa larga, recomendamos llegar a las 7 y 30 pues partiremos a las 8 a.m. en punto, quien llegue tarde que persiga. La tarde para dedicarla a las mamacitas.

Nos vemos en el colegio para el próximo examen.Esperamos que asistan los alumnos destacados que hoy se quedaron en modo de arrunche y pereza.

Un abrazo para todos nuestros lectores y feliz semana.