San Pedro nos prestó tres horas de sol para la etapa

Domingo 11 de abril de 2010, son las siete y cincuenta  minutos cuando arribo al parqueadero de Los kioskos, allí están ya Anita Niño y Alberto Rivera con su nueva bicicleta y al poco rato llegan Pachito, Matíz  y Bedoya.
Es una fría mañana, el día algo encapotado y hace un frío tenaz que cala los huesos.

Por momentos pienso que de pronto debí quedarme en casita pues aparentemente no serán muchos los asistentes dado que en Bogotá  el día presagiaba lluvia. Lástima pues era un nuevo recorrido que seguramente iba a ser  del agrado del grupo.

Pero pronto mi pesimismo comienza a ser derrotado pues en pocos minutos el cielo abre un poco  y por sus ventanas de nubes grises   el sol comienza a calentar muy levemente el ambiente y a secar el pavimento que en algunas partes deja ver el rastro del tremendo aguacero que debió caer en la noche anterior. Al observar hacia el sur hacia donde debemos ir se aprecia que el cielo está algo despejado.
 
Como del sombrero de un mago simultáneamente con el repentino cambio en el clima comienzan a llegar ciclistas con el elegante uniforme Negro Rojo.  En un momento cuento ya más de quince y entonces pienso que valió la pena venir y que este entrenamiento se salvó.  



Muy puntual aparece el vehículo de Miguelito Granados a quien le correspondió el turno como conductor elegido, delegó la función en su hermanita Luisa Fernanda, demostrando así que esa función, totalmente voluntaria, casi todos la asumimos como un deber solidario con nuestros compañeros.

Mientras continúan llegando ciclistas, Luisa nos entrega a cada uno un delicioso queso pera y una jugosa ciruela. Hasta este momento 18 ciclistas preparados para emprender el nuevo reto. Aparecen Carlos Galindo, William Bolaños y Lucho Zapata con lo cual hacemos ya una veintiuna, cifra récord para una salida  en época invernal.

Todo listo para partir. Bicicletas en posición norte sur intentamos salir pero Miguel anuncia que Esther acaba de llamar y avisa que está apenas dando el giro abajo de Siberia, que la esperemos. Hay Esther Tulia, parece que volviste a tus fueros y dejaste  que nuevamente se acabara la batería a tu despertador. Finalmente alguien sugiere que el carro acompañante la espere y la conecte luego al lote, pues la gente no quiere perder esos minutos de sol . Dicho eso partimos hacia Funza.



El grupo entonces quedó conformado así: Alberto Rivera, Alberto Bernal, William Bolaños, Carlos Galindo, Carlos Reina , Rogelio Cortés, Melquisedec Reina, Esther Rueda, Ana Niño, Alfredo Santacruz, Alfredo Gálvis,  Miguel Granados, Orlando Márquez, Orlando Molano, Francisco Morales,  Luis E. Pulgarín, Luis E. Zapata,  Eduardo Matíz, Eduardo Bedoya, Álvaro Campo, Álvaro Cuervo  y   El profe Alejandro Lombana.

Avanzamos poco a poco y comenzamos a devorar los 10 primeros kilómetros que nos llevarán al cruce de Mosquera. Qué mamera la pasada de Funza, perdón con Alvarito Cuervo, pues es su patria chica, pero es un pueblo más largo que un gobierno con reelección.

Por teléfono nos reporta Esther que el carro de Miguelito se quedó con las luces prendidas y se bajó la carga de la batería,  le figuró empujar, vaya día monita!!.  Al rato pasan en el carro a 100 por hora y se ubican adelante para bajar la bici y conectarse al lote. Nos traen la noticia de que Matíz pinchó, no supimos que pasó parece que llegó hasta el peaje y regresó

Pasamos frente al Club de Golf Serrezuela, se me ocurre que esos manes que están adentro jugando a enchocolar la pelotita blanca  en 18 huequitos nunca  van a poder sentir la emoción que produce una subida en bicicleta como la del kilómetro nueve de la Mesa que en minutos se nos ofrece.  Claro que nosotros tampoco gozaremos tanto como lo hizo Tiger "poteando".

Bueno estamos en el pie de la montaña ya los duros: Bedoya, Gálvis, Reina, Granados, Santa Cruz  Molano están en la delantera. a lo lejos tengo la visual y veo como se alejan Pulga y Pacho a la pata de los duros, pienso que no es buena idea pero de pronto tienen gasolina suficiente, quien quita…que se vayan, en fin las uvas están verdes.

Galindo y Bolaños se emocionan y pasan raudos a mitad de la montaña,  pero al rato veo que algo aflojan y aprovecho la papaya. Por la izquierda me pasan los Alvaritos a buen paso . Un poco más atrás vienen  Esther, Anita, Rivera, Zapata, Bernalli, y el profe que se retrasa para ayudar.

Alberto Rivera a cada rato miraba hacia abajo, algo buscaba insistentemente en su nueva  bicicleta, alguien dijo que trataba de encontrar algún mecanismo que le ayudara a superar esa cuesta, imposible que una bici de ese precio no lo tuviera, finalmente parece que no lo encontró...

Huyy no puedo creer lo que veo adelante; esa chaqueta rosadita como de la Barby, sin mangas y ese pedaleo con la piernitas abiertas es el del pequeño e inconfundible Pachito, algo no anda bien pues va subiendo como un avión ... fallando. Pienso que sería bueno intentar cazarlo, lo logro justo antes de la cima y de paso alcanzo a ver a Pulga bajando pero ya sin la escolta de los duros.

Luego me enteraría al final que Miguelito les metió la mano en esta primera cuestica del nueve    y que a Pulguita lo reventaron.

Llegamos al peaje y luego del repecho giramos a la izquierda hacia Mondoñedo, allí el grupo nos estaba esperando, qué buenas papas. Llevamos apenas 23 kilómetros. Zapatica decide regresar a casita en ese punto.

Iniciamos la bajada y el clima cambia repentinamente, hay algo de niebla y un leve rocío que se siente en la cara. Ante el amague de lluvia Alvaro Campo se estaciona para colocarse su impermeable y decide regresar con su tocayo Cuervito. Pero unos kilómetros más abajo, antes de llegar a la Y, la llovizna ya ha desparecido. Tomamos el plano, son casi 12 kilómetros, el lote delantero aprieta el paso y pronto estamos marcando los  42 y 43 kmts hora, de tal manera que no pudimos disfrutar el plancito pues se acabó en minutos.

Al llegar al puente sobre el “esplend-oloroso” rio Bogotá giramos en U e iniciamos el regreso a nuestra base. Pronto nos damos cuenta que antes íbamos era en bajadita, pues ahora se aprecia el tendido suave pero casi constante, veo como Anita comienza a rezagarse en el repecho, me imagino que ahora ve la importancia de entrenar algo en la semana para enfrentar estos esfuerzos, sin riesgos. Recuerdo que no hace mucho tan pronto aparecía la montaña Anita nos pasaba con una facilidad pasmosa, bueno, era que entrenaba.

Animo Anny, ésta es una forma disimulada de invitarte a que utilices el cupito que te tenemos reservado hace rato para una horita en la ciclovía del CDCH, dos días a la semana, además te encimamos el tintico o la avenita helada y las galletas.

Ya estamos frente a la subidita final para llegar a la central de la vía  a la Mesa, son 1.5 kilómetros, que nos hacer exigirnos a fondo, pero que tienen una pendiente decente. Se me antoja que algunas curvas fueron rectificadas pues hace 15 o más años ese era uno de nuestros sitios de entrenamiento y nos hacía sufrir.
Al iniciar la subida nos sorprende una llovizna que curiosamente nos acompañó durante toda la cuesta.  Es la misma nube que nos amagó en la bajada y que ahora decidió refrescarnos en el tramo de subida, pues una vez acabó la cuesta cerró la ducha.Arriba reinaba otro clima, estaba totalmente seco.

Otra vez los duros nos dijeron "Te vi...", esta vez sin Miguel, quien se quedó para ayudar a los rezagados,  … La dupla Gálvis- Bedoya prendió los motores, Pulga y Pacho hacían esfuerzos por seguirlos. Atrás .  Subimos en fila con Bernalli, Esther, Melki, Bolaños, Galindo. Alberto Rivera seguía examinando su nueva bici buscando desesperadamente ese maldito botón que Gálvis oprime en su moderna bici cuando empieza la subida, no entendía porque a el si le funcionaba. Tal vez tendrá que revisar otra vez el manual de su Specialized .

En la subida del antiguo basurero otra vez avistamos la chaquetica rosadita, probablemente los 290 kmts que Pachito hizo durante la semana fueron un exceso, no veo otra explicación  al bajonazo.
Atrás Miguel y el profe se sacrificaron llevando a sus compañeros quedados, qué buen ejemplo de compañerismo!!.   

El Pulga que venía tocado por el palo recibido, se la jugó en la bajada y el plano con Molano y logró alcanzar a los duros y hasta trató de rematarlos en la llegada, pero Carlos Reina no dejó que prosperara el atrevimiento de este muchacho.

Poco a poco fuimos llegando a Siberia en pequeños grupos, completando así 69 kilómetros de un recorrido delicioso, pues tiene la mínima dosis de montaña y un  buen tramo de planito para que se diviertan los planeadores.



A la llegada Miguel y su hermanita Luisa nos tenían  otra sorpresita, sacaron del baúl medio bulto de naranjas que nos iban entregando debidamente tajaditas, qué delicia y qué premio para este esfuerzo.

Ahora pienso en la envidia y el remordimiento que sintieron al leer esta nota nuestros amigos Panesso, Alejo, Armando, Dimián, Marcolino, Otálora, Portela, Cuta, William y Gutiérrez quienes prefirieron quedarse arrunchaditos. Pero para que se alegren un poco les cuento que a los pocos minutos de iniciar la tertulia se desgajó tremendo aguacero que duró casi dos horas. Qué que vaina, nos tocó echar cháchara, picada   e hidratarnos por un buen rato hasta que amainó el agüita. Alberto Rivera invitó los refrescos, pues ciclista que estrena debe gastar.

Los esperamos el sábado 17 en el CDCH y el domingo 18 en los Kioskos para bajar al Chuscal.