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>>Regresar a la primera parte>>

Bogotá, junio 11 y12 de 2016

Regresamos a la Cuna de la Libertd- Segunda parte.

No todo fue ciclismo

Dígame Ud. amigo Hermes ¿cierto que se siente bien terminar una etapa,  especialmente cuando todo ha salido como se había planificado?,. Es que realmente todo salió a pedir de boca, hasta hubo un solo pinchazo en el camino, se lo ganó Marcolino, pero tuvo una pronta asistencia del carro acompañante que le entregó la rueda de repuesto en el camino a Corrales. Si, caro amico Fabio, es como lo está pensando, las ruedas de repuesto tiene corazas Pulgarini calidad y resistencia en la via a toda prueba.
 
Ud. lo sabe por sus años de experiencia Alvarito, el cansancio se diluye con la alegría de llegar bien al punto de partida y saber que se cumplió con la meta que cada uno se fijó.

Para que le de envidia Manuel, le cuento que ahora nos correspondía llevar a nuestra compañera de batallas al cuarto, me refiero por supuesto a la bici, no sea malpensado Melqui, después a quitarnos el aún húmedo disfraz de ciclista y tomar un reconfortante baño para descansar los músculos.

Laurita vea Ud. cómo trabaja nuestra gente,  Armandito seguía con su planilla y esfero anotando, no terminaba su labor, aún debía coordinar el almuerzo, así que se fue a cambiar y nos invitó  a estar listos a las 2 pm para desplazarnos luego al restaurante a 17 kmts de Belencito en la vía a Duitama, por favor tome nota para el ciclopaseo al Tolima.

Luciendo  la mejor pinta de la maleta nos encontramos todos a la entrada del edificio y  en menos de 25 minutos estábamos ingresando al Restaurante “El manicomio”, buen nombre ¿sabe Ud. Pablito  que nos quiso decir Armandito?.

Amigo Galindo viera Ud. la delicia de polita fría la que nos trajeron como aperitivo, nos la tomamos a su nombre. Estaba como a Ud. le gusta, gratis. Cervecita fría, refajo, coca-cola o colombiana, eran la sopciones para mitigar la sed y a degustar la espectacular picada que nos tenían preparada los Boyacenses. Giaco  se la voy a describir para que le de hambre:

La entrada, un suculento “cuchuco” en cazuela, tenía de todo, alverja, papa, habas, la cuchara casi se paraba; El plato principal, una picada que tenía, papita salada, carne pulpita de cerdo con algo de piel tostada y crocante, longaniza, morcilla, chicharrón tostadito y un plátano maduro que se desleía y por supuesto ajicito boyacense. Lo lamentamos mucho Ud. no podrá probar algo parecido en Raguzza Italia, pero no se preocupe, el Capo Di Capos quedó tan felíz que seguro va a proponer que repitamos esto al final del año .

Bolañitos le cuento que esta vez los que no teníamos que manejar  repetimos polita helada, vea Ud. de la que se  perdió, le quedamos debiendo las “agrias”.

Mauro, esto sí que le va a gustar, imagínese que cuando pidieron la cuenta y estábamos alistando la billetera, Molanito anunció que ese tremendo almuerzo iba por cuenta de la colonia Boyacense, es decir,  la picada fue al “Gratin”.

Rei, qué pecado, mire que habrían podido llevar a  “Pichis”, no había ningún riesgo, nada tenía huesos, lo que hubiera gozado su perrita con trocitos de carne pulpita.

Concluído el almuerzo, para hacer la digestión hicimos un improvisado concurso de “veintiuna” con balón de fútbol en el prado, les cuento que hay madera en CicloBR, como futbolistas somos excelentes ciclistas.

Allí Javier soltó una mala noticia para nosotros, muy buena para él, en julio viaja a Inglaterra, el Banco de la República le otorgó una beca para su maestría en Economía, algo muy merecido, nos abandona durante año y medio. Aprovechamos para desearle éxitos, agradecerle por su contribución para la organización del ciclopaseo y pedirle que regrese pronto.

En el programa Armandito nos incluyó una visita al pueblito Boyacense ubicado en Duitama, Los Molano, William Trejos y El Chinazo habían cazado un chico de billar y se regresaron a Belencito, los demás nos fuimos a conocer el pueblito; confieso que no tenía ganas de ir, pensaba que no valía la pena, pero la verdad es espectacular. El Pueblito Boyacense es un barrio  de la ciudad de Duitama, cuenta con casas distribuidas en siete mini cuadras, cada una de las cuales representa un municipio de Boyacá, Villa de Leyva, Tibasosa, Tenza,  El Cocuy,  Sáchica,   Monguí  y  Ráquira.,


Esta es su historia:

 “En el año 1992 el maestro Ricardo Bautista Pamplona tuvo la idea de formar un pueblo con vida propia donde habitaran  los artistas, músicos, compositores, escritores, pintores, artesanos y creativos en general.
La idea se fue madurando  a través del tiempo y en 1995 fue expuesta desde el instituto de cultura a la administración municipal que desde entonces respaldo el proyecto desde el fondo de vivienda.
Posteriormente se hizo la selección de los habitantes que vivirían en el pueblo, esto se realizó a través de  entrevistas orientadas por representantes de cada área, de esta forma, el maestro Jorge Villamil selecciono a los músicos, el maestro Fernando Soto Aparicio selecciono al gremio de los Poetas y de esta manera finalizo la selección de los personajes del quehacer cultural.”

Se lo recomiendo cuando visiten Boyacá; dice Jorgito Peña que en navidad lo iluminan espectacularmente.

Como todo lo bueno se acaba, regresamos al Belencito, en Duitama compramos maíz para palomitas y cervecita en lata pues nos tenían el salón arreglado para ver el partido de Colombia contra Costarica, estaba todo prearado para la celebración, incluso hicimos una polla y como se imaginarán nadie acertó, todo por la genial idea de Peckermán que nos hizo quedar como un zapato, mejor ni hablemos del tema para no amargarnos.

La derrota de la selección nos dejó frustrados pero qué carajo, el muerto al hoyo y el vivo al baile, teníamos varias botellitas de vino listas para una nueva sesión de cata, pero como no habíamos contratado el salón, lo cerraron a las 9 y 30 p.m. Dicen que los colombianos podemos perder un partido, pero no nos varamos, así que nos fuimos al bloque de los apartamentos donde estábamos alojados; los cuartos son pequeños entonces nos ubicamos en el pasillo de entrada y en las escaleras, eso que estábamos en confianza sumercé.


Afortunadamente el “guachimán” del edificio, nos acompañó ni tomaba ni nos molestó, eso sí ponía un cuidado el macho para que nadie se le desordenara en su edificio. Parece que trataron de sobornarlo para que probara el vino o la cerveza, pero luego se dieron por vencidos, era una misión imposible, ese señor no toma una gota de alcohol, es muy responsable.

Les digo la verdad, no supimos cuántas botellas de vinos chilenos, franceses  y alemanes desocupamos, pero no muchas, solo las suficientes para animar la tertulia que se prolongó varias horas, nadie se movió hasta que extrajimos la última gota de la última botella de vino. Hasta el descorchador estaba cansado y se partió así que en el proceso de apertura de la última botella salieron a relucir las técnicas para sacar un corcho, como la toalla y la pared,  al final alguien sugirió  la más fácil, “eso hundan ese corcho”, funcionó.

Marcolino se animó a cantar llaneras a capela. Nunca había visto tan felices a los ciclistas, estábamos tan contentos  que se nos olvidó que el domingo teníamos la segunda etapa, nos esperaban dos duras cuestas, así que a dormir aunque fuera unas horitas.

La improvisada y agradable velada de los "vecinos del edificio" se terminó, sin que el vino afectara el equilibrio de los ciclistas, aunque por ahí vi a uno que otro con la cara un poquitín borrosa.

Eso es todo, por ahora, en la siguiente y última entrega les contaremos  si hubo o no segunda etapa.

Tercera Parte

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